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Segundo semestre 2016

Son miles de millones de dólares anuales que los gobiernos y

empresas invierten en este ítem, si bien es cierto, las estadísti-

cas muestran a través de los años una disminución de la tasa de

accidentabilidad, la gravedad de las lesiones se ha incrementado.

Donde no hemos avanzado casi nada es en la protección de la

salud laboral: las enfermedades profesionales crónicas generan

millonarias pérdidas en días no trabajados, rehabilitación y

reinserción laboral. Es alarmante la visión de clínicas y hospitales

colapsados por estas prestaciones médicas, pero basta de

estos análisis y estadísticas que todos conocemos. Ha llegado el

momento de actuar, no podemos seguir perdiendo más tiempo,

dinero y el costo más alto la salud de la población trabajadora.

La seguridad y la salud laboral no pasan por asignar más recursos

o mejoras en infraestructura, el nuevo impulso se debe centrar

en la educación, la adopción de una nueva forma de actuar, una

nueva

cultura

basada en la

prevención

(cultura preventiva).

Lecciones

La naturaleza nos entrega las mejores lecciones a lo largo de la

historia de nuestro planeta y de todo el universo. A la naturale-

za no la podemos predecir, la podemos entender, pero siempre

nos sobrepasa, en cualquier momento nos sorprende con una

violencia inusitada. En la actualidad, el efecto antrópico, hace

que la naturaleza intensifique su accionar y nos deja como siem-

pre sin capacidad de respuesta.

Todos nosotros sabemos las consecuencias del calentamiento

global, el hombre común, los empresarios, los gobiernos, los

líderes mundiales… Todos y cada uno de nosotros. Solo

esperamos lo inevitable, la destrucción, la pérdida de vidas

(toda forma de vida). No nos queda más que aceptar que las

leyes naturales se cumplirán, no podemos predecirla… Solo

nos queda prepararnos.

Los principios universales de muchos países a nivel mundial

se fundamentan en “el derecho de todo ciudadano a vivir en un

medio ambiente libre de contaminación”. Desgraciadamente,

este derecho no es respetado por ninguna nación. Los recursos

económicos están, la tecnología está. ¿Qué nos falta entonces?

La voluntad política de todas las organizaciones mundiales que

asuman que el

derecho a la vida

es el valor más importante

que existe.

No podemos aceptar que las consecuencias de la actividad

laboral sean la muerte o el deterioro de la salud, no podemos

seguir exponiendo a los trabajadores a ambientes laborales

contaminados o con riesgos de exposición a estos agentes. La

subevaluación de los contaminantes o la inapropiada medición

de los contaminantes o los errores de los métodos de control

muestran una falta de competencias profesionales.

Los trabajadores a su vez, no debieran aceptar condiciones

laborales que atenten contra su salud, pero, ¿cómo logramos

estos cambios de paradigma sin caer en el caos o la anarquía? De

una manera muy simple: adquiriendo una “

cultura preventiva

para la vida

”. Ésta debe comenzar a muy temprana edad

(desgraciadamente vemos como día a día, nuestros jóvenes se

destruyen por el consumo de drogas y otras sustancias tóxicas

de muy variado origen).

Necesitamos que los empleadores cumplan con su deber de

proteger la integridad de sus trabajadores (para esto, deben

cumplir a cabalidad con las leyes laborales de cada país o

promover altos estándares de protección laboral).

Finalmente, necesitamos que cada trabajador cumpla con

los procedimientos y reglamentos de higiene y seguridad

propuestos y participar en su elaboración y discusión

permanente que no hacen otra cosa que resguardar el

autocuidado

. ¿Les parecen objetivos difíciles de lograr?

Sólo

requieren de tu voluntad… Es la única manera de preservar

la vida.

Dirigir esclavos es fácil. Gobernar hombres es más difícil pero

más satisfactorio y duradero (Aristóteles).

¿Por qué razón las empresas y las organizaciones

públicas no logran capitalizar la inversión que

realizan en seguridad y salud laboral?

Luis Hernández Donaire

Director académico diplomado de Higiene Industrial e Instrumental en la Universidad Santo Tomás, Chile.

Director académico KSL Chile-Pacífico, Expertos en Desastres Naturales y Emergencias. Chile