

66 S
egundo semestre 2016
Emergencias, desastres y emergencistas.
La cantidad de desas-
tres y catástrofes ocurridas en el mundo no son pocas. Las es-
tadísticas del
Centre for Research on the Epidemiology of Disas-
ters
CRED (Guha-Sapir, Hoyois, & Below, 2014) señalan que
aun cuando durante el año 2013 hubo una disminución de es-
tos eventos, la tendencia de los últimos 16 años claramente vie-
ne en aumento. Por ejemplo, y según esta misma fuente, du-
rante el año 2013 fueron registrados mundialmente 330 desas-
tres de origen natural, los cuales afectaron a 108 países, causa-
ron más de 21.610 muertes y dejaron heridas a 96,5 millones de
personas. Las pérdidas económicas se estimaron en cerca de
US$ 118,6 billones.
Para responder ante este tipo de eventos adversos, el hom-
bre a lo largo de su historia ha creado diversas organizaciones
y equipos humanos que intervienen en ellos, ya sea a distancia
o con presencia física. A estos grupos, que en la literatura se les
conoce como
intervinientes, equipos de respuesta, emergencistas,
first responders, primeros en escena, equipos de emergencia,
etc.,
los definimos como “todo aquel que voluntariamente –ya sea
por mandato laboral o altruista– asiste en una situación disrup-
tiva, tal como una emergencia, desastre o catástrofe” (Marín &
Pereira, 2006). Los mismos autores describen que estos equi-
pos cubren tres funciones básicas presentes en toda sociedad
y necesarias para la adecuada resolución de un evento de estas
características, como son: A) las emergencias relacionadas con
salvamento y guardia de propiedades (bomberos), B) las emer-
gencias relacionadas con la intervención pre-hospitalaria (ambu-
lancias) y C) las emergencias relacionadas con el orden público
(policías). Aun cuando en Latinoamérica no existe un censo de
emergencistas, podríamos argumentar que su cantidad supe-
ra con creces las siete cifras. Por ejemplo, únicamente en Chile
hay 41.266 bomberos voluntarios, de los cuales 4.848 son muje-
res y 37.018 son hombres (Junta Nacional de Cuerpos de Bom-
beros de Chile, 2012). Si a esos números sumamos una canti-
dad aproximada de 70.000 policías –entre carabineros e inves-
tigaciones– (Centro de Estudios del Desarrollo, 2011), y de los
profesionales que entregan servicios de atención prehospitala-
ria (SAMU y servicios privados), llegaremos –solo en Chile– a
un número importante de personas que conforman un enor-
me equipo humano con gran responsabilidad sobre el éxito en
la resolución de emergencias y desastres y que, por tanto, re-
quiere de gran apoyo en la protección de su salud tanto física
como psicológica.
Las emergencias y las consecuencias en la salud de
los emergencistas
El nivel de exposición de estos equipos humanos ante emergen-
cias y desastres, sumado a una alta exigencia en su desempeño,
genera determinadas consecuencias en su salud. Por ejemplo, y
únicamente en relación a lo físico, diversos estudios muestran
que son los equipos de bomberos los más expuestos a esfuer-
zos musculares y estrés térmico que, vinculado a condiciones
cardiovasculares pre existentes, generan un factor de riesgo es-
pecífico (Guidotti, 1995); (Kahn, Woods, & Rae, 2015). Es por
ello que son varias las organizaciones de bomberos en Latino-
américa que han iniciado programas de prevención para sus
bomberos. Algunos ejemplos de ello son los programas
Héroes
*Psicólogo, Doctor en Psicología Social y Magíster “Salud mental en catástrofes”. Fundador de la
Sociedad Chilena de Psicología en Emergencias y
Desastres
(www.sochped.cl), actualmente se desempeña como consultor senior del
Centro de Intervención en Trauma, Estrés y Desastres
(www.
cited.cl) e investigador del
Centro Nacional de Investigación para la Gestión Integrada de Desastres Naturales
(www.cigiden.cl). Correspondencia a:
[email protected]Prevención de riesgos laborales: la psicología
aplicada al trabajo de emergencistas
Humberto Marín Uribe
PhD*
SEGURIDAD EN CATASTROFES Y EMERGENCIAS