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Primer semestre 2017

En noviembre se cumplieron 21 años de

la entrada en vigor de la Ley de Preven-

ción de Riesgos Laborales. 21 años en

los que hemos visto cómo han disminui-

do de manera significativa las alarmantes

cifras de accidentalidad laboral en Espa-

ña. 21 años en los que hemos presencia-

do como la conciencia social sobre la ne-

cesidad de la prevención de riesgos labora-

les en cada puesto de trabajo, ha aumen-

tado de manera significativa. No obstante

a lo anterior, la mayoría de esfuerzos y re-

cursos han ido encaminados a cubrir un re-

quisito normativo más que a fomentar ac-

titudes proactivas en la cadena de mando

y los trabajadores.

A lo largo de los años la Ley (31/95) ha

ido evolucionando con la aparición de R.D.

y regulaciones específicas que la han hecho

cada vez más exigente, pero echo en falta

medidas que animen, impulsen o motiven a cumplirla.

Por mi actividad diaria como asesor de directores generales y

directores de RR. HH. enseñándoles a rentabilizar su inversión

preventiva, puedo contrastar que cada vez más los empresarios

salen de la histórica visión “la PRL es un impuesto revolucio-

nario” pasando gradual y evolutivamente a invertir más recur-

sos en políticas preventivas y planes de prevención, pero toda-

vía hoy son muy pocos los que emplean sus recursos a diseñar

metodologías o herramientas que garanticen la eficacia de las

medidas que se adoptan en la “la trinchera”, que a la postre es

“donde se cuecen las habas”. Es decir, que mucha norma, se-

guimiento y control pero poco sistema que garantice que todos

los trabajadores de la organización desarrollen su actividad de

manera consciente en cada momento de acuerdo con los ries-

gos existentes.

En los 27 años que llevo en el sector de la PRL y con más de

850 juicios a mi espalda, os puedo decir que no he visto un solo

accidente que pase por una sola causa, siempre son un cúmulo

de circunstancias que se dan en el mismo momento y en el mis-

mo lugar, incurriendo en más del 85% de los casos estas tres ti-

pos de causas:

La prisas, a veces no por qué el mando le achuche, simple-

mente para arañarle tiempo al tiempo y tomarse un café

con el compañero o fumarse un cigarro en el patio de la

empresa.

El exceso de confianza. Cuántas veces hemos oído la famosa

frase “llevo 20 años trabajando de lo mismo y nunca me ha

pasado nada, qué me va a pasar…”.

La falta de método, o si lo hay, el trabajador se lo ha saltado

Cada una de estas tres situaciones denota

una clara e insufi-

ciente percepción del riesgo

por parte del trabajador y mando

que lo consiente, así como una falta de incentivo de estas polí-

ticas preventivas orientadas al logro, la motivación y la genera-

ción de buenos hábitos. Mi experiencia en la gestión del cam-

bio de la cultura preventiva de más de 500 organizaciones me

dice que o trabajamos muy de cerca este tema de la percepción

del riesgo en las organizaciones y los buenos hábitos o por más

normas y procedimientos que pongamos, los accidentes no ba-

jarán. Prueba de ello es el alarmante repunte al alza de la acci-

dentabilidad de nuestro país en los cuatro últimos años, donde

año a año la accidentabilidad se incrementa respecto al año an-

terior de manera significativa.

De trabajar bien este parámetro de la mejora de la percep-

ción del riesgo, conseguiremos disminuir los índices de inciden-

cia, un aumento de la productividad y calidad de nuestros pro-

ductos/ servicios y una mayor satisfacción/motivación de los tra-

bajadores para con su trabajo y la compañía.

En este contexto echo en falta programas que actúen sobre

las áreas del comportamiento, que tiendan a estimular a la uti-

lización eficiente de los programas y medidas de PRL, estable-

Cómo el

coaching

ayudará a cambiar la cultura

preventiva de su empresa

Xavier Pladevall

Gerente Acció Preventiva y Fahrenheit Consultors

formacion en prl y coaching preventivo