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Segundo semestre 2016

prevención) o por organismos exper tos externos (PAIME),

pero bajo la forma de un

Programa de Atención a los Em-

pleados (PAE) ,

formado entre otros por

psicólogos clíni-

cos

que dará apoyo en situaciones estresantes ocasiona-

das por la siniestralidad laboral de los accidentes de trabajo,

las enfermedades profesionales, así como los daños y lesio-

nes físicas y psíquicas producidas por efecto del trabajo de-

sarrollado por los profesionales y situaciones de acoso, que

actúen en la salud de los trabajadores antes, durante y des-

pués de la relación laboral.

Con todo, a pesar de las evidencias y de las obligaciones le-

gales, las políticas y prácticas de prevención se han caracteri-

zado por no contemplar los riesgos psicosociales, ni en el plan

de prevención, ni en las evaluaciones de riesgo, ni en la plani-

ficación de las actividades preventivas.

El papel de la Psicosociología es fundamental tanto para el

estudio de la relación entre las organizaciones, el trabajo, y la

salud física, psíquica, y social de los individuos, como para el di-

seño de las estrategias preventivas necesarias para la protec-

ción y la promoción de la salud. Debido a la amplitud de las

actividades preventivas a realizar por

los servicios de preven-

ción, dentro de la vigilancia de la salud, para cumplir sus fun-

ciones de manera eficaz deberán realmente cumplir la ley y

contar con ellos.

Parece ser que la Psicología y la seguridad laboral son dos

disciplinas que no terminan de encontrarse.

El estrés de los profesionales sanitarios no va a “mejorar”

porque se modifique únicamente un programa. Su prevención

mejorará en el hospital, y en atención primaria, cuando todos

los que participan en ella tengan claros los objetivos a conse-

guir y, especialmente, cuando la “valoración” hacia la materia

la convierta en algo “importante”, evitando que se convierta

en una enfermedad profesional más.

La gestión del estrés y los riesgos psicosociales en el tra-

bajo evidencian, hoy más que nunca, que pueden ser la he-

rramienta que modere una situación de crisis sanitaria.

Trabajo saludable

Investigadores han determinado una serie de criterios para de-

finir el

“trabajo saludable”

(Frankenhaeuser y Johansson 1986;

Karasek y Theorell 1990). En ellos se hace hincapié en la ne-

cesidad de que se dé a los trabajadores la oportunidad de: a)

influir en su trabajo y controlarlo; b) comprender su contri-

bución en un contexto más amplio; c) experimentar un senti-

miento de comunidad y pertenencia en su lugar de trabajo, y

d) desarrollar sus capacidades personales y aptitudes profesio-

nales mediante un aprendizaje continuo.

Es necesario modificar el concepto de trabajo para incluir en

él la idea de

carga de trabajo total

, que comprende el

empleo

ordinario y las horas extras

en el trabajo y, asimismo, las la-

bores domésticas, el cuidado de los hijos, la atención a familia-

res de edad avanzada y enfermos y la colaboración con orga-

nizaciones de voluntariado o sindicatos. Según esta definición,

las mujeres empleadas tienen una carga de trabajo superior

a la de los hombres, en todas las edades y en todos los ni-

veles profesionales

(Frankenhaeuser 1993 y 1996; Kahn 1991).

Hasta que se comprendan mejor las implicaciones y las re-

laciones causales que existen entre la

carga de trabajo, el es-

trés y la salud

seguirá siendo necesario considerar las respues-

tas prolongadas de estrés, en particular las que muestran las

mujeres de nivel directivo, como

señales de alarma de posi-

bles riesgos para la salud a largo plazo

(Frankenhaeuser, Lun-

dberg y Chesney 1991).

El presentismo laboral

, es decir, acudir al trabajo aun estan-

do enfermo, es una de las características de la profesión mé-

dica. Parece que la presión laboral no solamente implica sen-

timiento de presión en el trabajo, sino de presión para asistir:

se trata de una cuestión de

no sobrecargar a los compañe-

ros

, a causa del sistema burocrático, que dificulta la distribu-

ción de las tareas.

Mejora de las condiciones laborales

Para reducir el

estrés ocupacional

, y dentro de un aborda-

je multifactorial, se debería dar prioridad al

cambio organi-

zacional

para mejorar las condiciones de trabajo. La forma-

ción sobre gestión del estrés, las actividades de promoción

de la salud y los servicios de asesoramiento resultan útiles

para aumentar los recursos físicos y psicológicos de la per-

sona y ayudarla a modificar su valoración de la situación es-

tresora y a afrontar mejor la angustia

.

Estos servicios pue-

den ser proporcionados por asesores internos (servicios de

Desde hace tiempo, el estrés ocupacional

ha sido un problema preocupante para el

sector de los cuidados de la salud

PRL EN el sector sanitario