Nos hemos visto envueltos, durante los últimos meses, en medio de la mayor crisis sanitaria, económica y social que hasta el día de hoy hayamos enfrentado en el mundo y la región, lo que obligó a nuestros gobiernos a tomar medidas extremas de contención para evitar la propagación del SARS CoV2. Como respuesta a las recomendaciones de las autoridades y con gran sentido de responsabilidad, fueron cerradas fronteras y así canceladas muchas de las actividades de toda índole, incluyendo las actividades académicas y científicas programadas alrededor del mundo.
Pero también con la pandemia llegó la oportunidad de aquello que quizás no veíamos tan cercano: la virtualidad, y con ella, la esperanza de la reactivación de muchas de estas actividades, que, durante años, nos han permitido compartir conocimientos e intercambiar experiencias profesionales en Salud Ocupacional y que han organizado con gran esfuerzo distintas organizaciones, sociedades científicas y asociaciones profesionales, entre otras entidades de la región. Conocemos y sabemos de los esfuerzos y el tiempo que se invierte en la preparación y organización de estos eventos.
Hoy más que nunca apreciamos y reconocemos lo importancia del contacto cercano y posibilidad de intercambio que estos espacios nos brindaban y lo difícil que fue el tomar estas decisiones en un momento en donde la formación y actualización eran indispensables. Entendimos las recomendaciones de las autoridades sanitarias alrededor del mundo en base a las recomendaciones de los organismos internacionales expertos, apoyando y reconociendo que fue la medida más prudente en favor de eliminar la propagación y salvaguardar la salud de todas y todos. Pero a pesar de todo, el compromiso siguió latente y así han transcurrido nuestros días en la virtualidad, un gran reto sin duda con sus limitaciones, pero con infinitas oportunidades.
Nos vimos obligados a recurrir poco a poco a los diferentes recursos y medios disponibles, exploramos y experimentamos con todas las plataformas que se pusieron a nuestra disposición con el fin de mantenernos enlazados y así evidenciar la situación de cada uno de nuestros países y debatir sobre las mejores prácticas para la prevención y mitigación basadas en recomendaciones expertas, con el fin de evitar la propagación del virus entre nuestros profesionales, del sector empresarial y los trabajadores que son nuestra razón de ser. Así se han desarrollado ya en el mundo y en nuestra región, múltiples actividades académicas y científicas durante los últimos meses, mostrándonos que podemos estar a la altura de las circunstancias y llevando conocimiento cuando más y donde más se necesita ante la situación que vivimos.
La Salud Ocupacional ha tomado un rol principal
Ha sido además un tiempo, en donde la Salud Ocupacional ha tomado un rol que ha requerido del concurso y activa participación de todos los profesionales de las ciencias de la Salud Ocupacional (Medicina del Trabajo, Higiene, Seguridad, Ergonomía, Toxicología) de las Ciencias Sociales (Psicología, Antropología, Derecho, Trabajo Social) y todas las demás disciplinas que desarrollan la Salud Ocupacional, en la que todos sus miembros que las practican debemos tener claro el objetivo común que es: garantizar la salud de las y los trabajadores eliminando así, las rivalidades innecesarias y por el contrario, uniéndonos, en pro de este objetivo común.
Esta crisis nos ha obligado a detenernos, replantearnos el rumbo y de poner al trabajador con el centro de toda acción, garantizando así su salud y seguridad frente a todo riesgo inminente. Cuidar la fuerza de trabajo entendiendo que son los trabajadores quienes nos dan a los profesionales en Salud Ocupacional, la razón de ser para servir cumpliendo los preceptos deontológicos y éticos que nos rigen.
Es momento de asumir nuestro liderazgo, unidos y empoderados como profesionales de las ciencias de la Salud Ocupacional para contribuir mancomunadamente con los Gobiernos-como-un-todo y la Sociedad-como-un-todo, con el fin de definir y ejecutar acciones concretas en pro de la Salud de los Trabajadores en todos los sectores económicos de América.
Sea este el momento para hacer un alto en el camino para recordar que salvaguardar, proteger y cuidar la salud y la vida son deberes colectivos. Pero además el momento para reafirmar nuestro compromiso, hoy más que nunca, para fortalecer la formación continua en todos los niveles y áreas del conocimiento para la adecuada atención e intervención de los determinantes de la Salud de los Trabajadores. Solo entre todos podemos detener esta pandemia evitando consecuencias mayores para la vida humana y la economía de nuestros países.