Aprovechando que el pasado 8 de marzo fue el Día Internacional de la Mujer –día destinado a la lucha por la igualdad, la participación y el empoderamiento de la mujer en todos los ámbitos de la sociedad– queremos resaltar el papel que hoy en día está desempeñando en la PRL.
En Bureau Veritas Formación trabajamos para que la igualdad de género sea un hecho: la formación es esencial para impulsar y fomentar la igualdad, lo vemos cada día en las empresas, en la comunidad científica, etc. La diversidad es la clave del éxito.
Es de sobra conocido que la incorporación de la mujer en el mundo laboral ha sido lenta y paulatina: aún hay una gran cantidad de sectores en los que predominan los hombres. Durante mucho tiempo una gran parte de la legislación –tanto a nivel nacional como internacional, en lo que a prevención de riesgos se refiere– trataba la salud laboral de las mujeres teniendo en cuenta únicamente aspectos centrados en el embarazo y la maternidad, sin otorgar importancia a otros aspectos de las condiciones laborales que también afectan a su seguridad y salud en el trabajo.
Hombres y mujeres, todavía hoy, se emplean en ocupaciones y sectores diferentes por lo que se encuentran en condiciones y posiciones sociales y económicas diferentes y es por ello que también están expuestos a problemas de salud diferentes. Los trabajos ocupados predominantemente por mujeres suelen presentar sobre todo riesgos ergonómicos, psicosociales y organizativos claramente diferenciados, sobre todo en aspectos tan concretos como la violencia, acoso y discriminación en el trabajo.
Datos
Según datos de la 6ª EWCS, Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo para España 2015, del INSST, publicado en 2017, “…la proporción de mujeres que trabajan en un ambiente de trabajo predominantemente masculino es de apenas el 9% y la de hombres que trabajan en un entorno femenino es tan sólo del 8%”.
Incorporar la perspectiva de género, avanzando hacia la eficiencia de las medidas de prevención de riesgo, permitirá dar pasos significativos hacia la mejora en las condiciones laborales, alcanzar la igualdad de oportunidades de todas las trabajadoras, así como desarrollar la competitividad de nuestra sociedad y empresas
La mayor ocupación de la mujer destaca en sectores como el docente, sanitario, limpieza, alimentario o atención telefónica, con riesgos concretos como elevadas demandas emocionales, trabajo a turnos o nocturno, violencia o trabajos repetitivos, monótonos o en cadena, debido a la diferente gestión del estrés y de los aspectos extralaborales, asociados a la doble presencia (laboral y familiar), mientras que, por las actividades desarrolladas fundamentalmente por hombres, se exponen más a riesgos de seguridad.
Tampoco hay que olvidar la importancia de la perspectiva de género en la exposición de la mujer a contaminantes químicos por sus condiciones biológicas, capaces de alterar el sistema hormonal del organismo humano y generar su disfunción, lo que puede llegar a causar diferentes enfermedades relacionadas con la salud reproductiva de la mujer (cáncer de mama, útero u ovarios, infertilidad, etc.), alterar el curso de su proceso gestacional o inducir efectos sobre las glándulas sexuales.
Condiciones laborales
Por otro lado, las condiciones laborales de las mujeres en cuanto a calidad e igualdad de oportunidades son aún hoy en día más precarias, siendo más frecuente entre las mujeres la contratación temporal o a tiempo parcial, tanto en España como en el resto de Europa. Las mujeres a menudo utilizan el trabajo a tiempo parcial para conciliar la vida laboral y familiar, pero otras como única opción disponible en el mercado laboral.
Asimismo, aunque ha ido mejorando lentamente en los últimos años, los puestos de responsabilidad en las empresas están desigualmente repartidos entre géneros. Según la 6ª EWCS, “si un 18% del total de trabajadores tenían algún tipo de cargo de supervisión sobre otros trabajadores, este porcentaje subía hasta el 22% entre los hombres y bajaba hasta un 14% entre las mujeres”; “…sólo el 16% de los hombres asalariados tenían una mujer como supervisora, mientras que el 49% de las mujeres tenían a un hombre como jefe”, lejos aún del reparto equilibrado por género de los puestos de responsabilidad en los centros de trabajo.
Por tanto, incorporar la perspectiva de género, avanzando hacia la eficiencia de las medidas de prevención de riesgo, permitirá dar pasos significativos hacia la mejora en las condiciones laborales, alcanzar la igualdad de oportunidades de todas las trabajadoras, así como desarrollar la competitividad de nuestra sociedad y empresas.