Intentar dar solución a problemas del presente teniendo como base planteamientos que funcionaron en el pasado, es un recurso que debe ser revisado cuando se quieren obtener resultados acordes con las necesidades actuales; que haya funcionado a un colectivo en una época, no es garantía de que se obtendrán efectos similares para aquello que deseamos en la actualidad.
En artículo publicado en edición del primer semestre del año 2021, titulado “Un simple descuido”, mencionaba que algunos críticos del presente se permitieron desmontar teorías del pasado como las de W. Heinrich, alegando que la conclusión de limitar a los actos inseguros como factor determinante del dominó, estuvo asentada en cientos y miles de informes imparciales de accidentes de trabajo que contenían en su mayoría versiones de supervisores de la época a quienes se les hacía más fácil culpabilizar al trabajador sin destacar que las condiciones también podrían ser determinantes en la identificación de causas.
Así, como aquel planteamiento de W. Heinrich del año 1931, ha sido objeto de controversia o discusión en la actualidad, también existen otras teorías en seguridad y salud en el trabajo que han intentado ser reevaluadas respecto a lo que hoy se considera necesario para lograr una reducción en las lesiones de los trabajadores.
Pirámide de control de riesgos
Para la década de los años 50s y 60s, Frank E. Bird (quien trabajaba para una Compañía de Seguros en América del Norte y seguía lo planteado por Heinrich) analizó un grupo de accidentes reportados por empresas colaboradoras de la época y generó a través de estadísticas lo que hoy conocemos como la pirámide de control de riesgos, desde donde se representa de forma gráfica la proporcionalidad existente entre los incidentes (eventos sin lesión) y los accidentes con afectación para la salud del trabajador.
La pirámide ilustrada, desde ese entonces, invita a dar valor a la investigación de los incidentes para así lograr interrumpir la ocurrencia de accidentes mayores y, en consecuencia, la generación de sucesos graves y/o fatalidades; sin embargo, en la actualidad los factores causales de cualquier evento (con o sin lesión) pueden variar sin depender necesariamente de una estadística que le anteceda. Ejemplo, en industrias con riesgo alto, bastaría con tomar una decisión errónea, ejercer presión desde niveles superiores o presentar una condición subestándar, para que se genere la lesión mayor o grave.
De hecho, la premisa de la multicausalidad a la que hoy se asocia a la accidentalidad permite complicar aún más lo indicado por Bird, contradiciendo que los factores que causan los incidentes y accidentes no serían, de forma obligatoria, proporcionales en 1-10-30-600; en algunos casos, las causas atribuidas a los incidentes podrían estar relacionadas con un número inferior de barreras de seguridad respecto a los accidentes con lesión, además, mientras que los primeros podrían estar relacionados con comportamientos riesgosos del individuo, los segundos podrían generarse solo con la existencia de una condición subestándar.
Forma de la pirámide
Casi un siglo después, los enfoques de Heinrich y de Bird se siguen utilizando para justificar orientaciones de seguridad basada en el comportamiento, reduciendo el valor que pueden tener las condiciones o la importancia que merecen los sistemas de trabajo sobre las lesiones. De igual forma, se debe tener presente que la “forma” de la pirámide depende de factores como el tipo de actividad y los riesgos asociados en cada empresa; al centrarnos en la idea de la forma piramidal y detenernos en la base de esta, podría conducir a empresas de riesgo alto a concentrarse de forma excesiva en los actos inseguros, dejando de lado factores de trabajo que repercuten de igual forma en la generación de una lesión.
Por su parte, pensemos en una compañía que no cuente con una adecuada cultura del reporte de incidentes, ¿se interferiría con ello el control sobre la “mágica” estadística, al no recibir la información de forma clara, precisa y oportuna?, la respuesta sería afirmativa, pues al no contar con los reportes de todos los incidentes, resultaría complicado manejar el control sobre la eliminación de las causas básicas de posibles o potenciales accidentes laborales.
Cambio en el presente
Resulta entonces válido expresar que antes de viajar al pasado para obtener respuestas a problemáticas actuales, se deberían contemplar en primera instancia todas las circunstancias del presente para asegurar que no se divague en querer introducir ideas ambiguas a situaciones que merecen un tipo de tratamiento especial o diferente, en concordancia con las necesidades actuales. El presente ha cambiado respecto al pasado y el futuro lo será aún más, se hace por ello necesario dar una mirada hacia nuevos estudios que generen resultados conformes a las distintas problemáticas existentes y no confundirse adentrándose en un pasado que no se ajuste a la realidad habida.