La Higiene Industrial es la ciencia no médica destinada a la aplicación de técnicas para la identificación, análisis y control de agentes de riesgos a fin de evitar enfermedades profesionales en el ámbito netamente laboral. Sus ramas son: la Higiene Teórica, la Higiene de Campo, la Higiene Analítica y la Higiene Operativa.
La Higiene Teórica analiza todos los contaminantes, sus efectos sobre los organismos vivos y en particular las vías de ingreso al organismo. Debemos tener en cuenta que al analizar las presencias de contaminantes químicos en el aire existen límites ya que no se pueden eliminar por completo. En la República Argentina el Decreto Reglamentario N° 351/79 de la Ley de Higiene y Seguridad en el Trabajo establece en su Anexo III las ‘Concentraciones máximas permisibles ponderadas en el tiempo’ (CMP) o TLV (Threshold Limit Value), para cortos períodos de tiempo (CMP-CPT) y valores ‘cielo o techo’ (CMP-C). Es interesante tener en cuenta como la legislación describe a estos: “representan condiciones por debajo de las cuales se cree que casi todos los trabajadores pueden estar expuestos repetidamente día tras día a la acción de tales concentraciones sin sufrir efectos adversos para la salud”.
La Higiene de Campo consiste en realizar un análisis de riesgo completo del lugar donde se está trabajando. De ese análisis se identificarán los peligros, se estimarán los riesgos con el personal expuesto, se obtendrá un listado de agentes de riesgos presentes y se establecerán las prioridades para actuar. Siempre que hay contaminantes se necesita conocer sus concentraciones, es por ello que se deben realizar mediciones.
La Higiene Analítica es la encargada de realizar las mediciones de los contaminantes. Entregará al profesional de Higiene y Seguridad Laboral los resultados y su análisis permitirá determinar el nivel de exposición de los trabajadores. Dada las características de los agentes de riesgo será muy importante definir la cantidad de mediciones a realizar, el lugar donde se ejecutarán, en qué momento de la jornada, etc. Se debe conocer perfectamente el proceso para definir las etapas de muestreo y que las mediciones expresen el real nivel del contaminante. Para ello se podrán utilizar equipos de lectura directa o aquellos que requieren la captura y el posterior análisis en laboratorio. La Higiene Industrial tiene diferentes premisas y una de ellas dice que “los efectos perjudiciales pueden ser evaluados cuantitativamente y permiten establecer criterios de daño sobre los sistemas biológicos”. Por ello es importante determinar “los criterios de daño, mediante la aplicación de factores de seguridad, permitiendo establecer niveles de tolerancia (límites de exposición)”.
La Higiene Operativa es la encargada de tomar las medidas organizativas (turnos, descansos, pausas, tiempos de exposición o rotación del personal), materiales (necesidad de mantenimiento preventivo, correctivo, cambios de materias primas, equipamiento, etc.) o humanas (capacitación, entrenamiento, planes de emergencias, etc.) sobre el foco, el medio y el trabajador a fin de eliminar, controlar, minimizar los efectos del contaminante o agente de riesgo y evitar que se produzcan accidentes de trabajo o enfermos profesionales. Las medidas básicas que podemos implementar son: la ventilación general o localizada el etiquetado de envases de sustancias peligrosas, el uso de elementos de protección personal y la capacitación de todos trabajadores de acuerdo al mapa de riesgos elaborado.
Respecto a la ventilación general se debe considerar que se podrá controlar la calidad del aire (frío, calor, humedad, oxígeno, olores, contaminantes de baja toxicidad). En cambio, la ventilación localizada como técnica de ingeniería sobre el foco del agente de riesgo debe considerar las características del contaminante para que los cálculos de diseño permitan una adecuada captura sin riesgos para los trabajadores. La renovación de los filtros al final del sistema es elemental para mantener los riesgos controlados.
Libro Púrpura
La evolución del comercio internacional y la provisión de insumos requerían normalizar la cartelería, señalética y las hojas de datos o seguridad de los productos químicos. Las Naciones Unidas presentaron el Libro Púrpura donde se unifican criterios para la seguridad en el transporte, almacenamiento y uso de esos productos. En la República Argentina la Superintendencia de Riesgos del Trabajo preparó y puso en aplicación el Sistema Globalmente Armonizado (SGA) a través de la Resolución SRT N° 801/2015.
El haber aceptado el Libro Púrpura y la aplicación del SGA ha dado a las empresas argentinas las herramientas necesarias para cumplir con uno de los requisitos imprescindibles al momento de manejar los productos químicos, que es el conocimiento de todas las medidas de seguridad de los mismos.
Para su estudio y análisis debemos clasificar a los contaminantes. Los contaminantes se pueden clasificar en físicos, químicos, biológicos y radiológicos. En la actualidad se consideran también los ergonómicos y los psicosociales. En ellos tenemos un agente de riesgo definido que puede generar una enfermedad profesional (intoxicación crónica) o un accidente de trabajo (intoxicación aguda) si el trabajador se encuentra expuesto a un cierto nivel.
Elementos comunes
El Preámbulo del Decreto N° 658/96 Listado de enfermedades profesionales establece que “para atribuir el carácter de profesional a una enfermedad es necesario tomar en cuenta algunos elementos básicos que permiten diferenciarlas de las enfermedades comunes”:
– Agente: debe existir un agente en el ambiente de trabajo que por sus propiedades puede producir un daño a la salud; la noción del agente se extiende a la existencia de condiciones de trabajo que implican una sobrecarga al organismo en su conjunto o a parte del mismo.
– Exposición: debe existir la demostración que el contacto entre el trabajador afectado y el agente o condiciones de trabajo nocivas sea capaz provocar un daño a la salud.
– Enfermedad: debe haber una enfermedad claramente definida en todos sus elementos clínicos, anátomo-patológicos y terapéuticos o un daño al organismo de los trabajadores expuestos a los agentes o condiciones señalados antes.
– Relación de causalidad: deben existir pruebas de orden clínico, patológico, experimental o epidemiológico, consideradas aislada o concurrentemente, que permitan establecer una asociación de causa-efecto, entre la patología definida y la presencia en el trabajo, de los agentes o condiciones señaladas más arriba.
La conjunción de estos cuatro elementos permite distinguir cuando una enfermedad es o no profesional y establecer las listas de las que serán reconocidas como tales y las condiciones de su reconocimiento. Al considerar estos elementos se puede poner en claro cuáles son las condiciones de generación de las enfermedades profesionales y en consecuencia cómo se pueden evitar.
Cuando analizamos los agentes de riesgo debemos tener en cuenta que cada uno tiene una vía de ingreso al organismo que puede ser respiratoria, digestiva, dérmica, parenteral y por las mucosas. ¿Los productos químicos que se utilizan de manera habitual en los hogares poseen estas vías de ingreso? Claro que sí. Por eso es importante que en todo lugar donde haya contaminantes se conozcan las normas básicas de seguridad para su manipulación, almacenamiento y disposición final.
Capacitación
Una de las primeras medidas de prevención en seguridad para los agentes de riesgo es capacitar a toda la planta de una empresa. Exponer los distintos etiquetados y saber interpretar las hojas de seguridad como los pictogramas resulta un factor esencial al momento de evitar accidentes de trabajo y enfermedades profesionales.
¿Y las normas de prevención sobre los productos químicos también son aplicativas en el hogar?: sí, lisa y llanamente. Recibimos permanentemente noticias sobre casos de intoxicaciones agudas en viviendas donde se ha utilizado por ejemplo un envase de cualquier bebida para fraccionar un producto de limpieza o desinfección. Se debe tener en cuenta que en la actualidad existen bebidas de distintos colores, lo que hace difícil su identificación a simple vista. Es por ello que resulta necesario: un conocimiento acabado de los riesgos de cada producto, utilizar envases con etiquetas claras y concisas, eliminar cualquier identificación que genere dudas sobre el producto, tener un lugar de almacenamiento que solo los adultos puedan alcanzar, tener elementos auxiliares para su manipulación (por ej., embudos), utilizar elementos de protección como guantes de nitrilo, etc.
Podemos adoptar tanto en las industrias como en los hogares una serie de medidas de prevención y control en el uso de contaminantes químicos. Las mismas pueden ser: materiales, organizativas y humanas. Y estas se pueden aplicar sobre el foco o fuente, sobre el ambiente y/o sobre el trabajador.
Necesitamos informar y capacitar a la población en general sobre los riesgos de los elementos de limpieza, su uso correcto, elementos de protección y disposición final de envases y/o residuos. En la industria la Higiene Operativa se encarga de estos temas. ¿Pero en la comunidad en general? Se pueden utilizar etiquetas más llamativas, colocar banner o afiches en las góndolas y sectores donde se encuentran estos productos. Aprovechar la expansión de las redes sociales, televisión, radio, etc. Es decir, que existen múltiples vías de comunicación y deben tener un manejo semejante al que se da a la contaminación ambiental ya que afecta a toda la población, las 24 horas del día y en todos los lugares.
Como conclusión podemos decir que los productos químicos en general tanto en la industria como en los hogares deben tener un tratamiento semejante respecto a capacitación, entrenamiento, preparación y almacenamiento para evitar cualquier tipo de intoxicaciones.