Seguridad Laboral Latam 10

63 Segundo semestre 2020 A pesar de los antecedentes citados, el surgimiento de la Medicina del Trabajo se inscribe con la publicación de la pri- mera edición del Tratado de las enfermedades de los artesanos ( De morbis artificum diatriba ) en 1700, obra del italiano Bernar- dino Ramazzini (1633-1714). Además de revisar casi 100 oficios distintos, analizó los ries- gos derivados de su práctica y determinó medidas para pre- venirlos. A las preguntas recomendadas por Hipócrates para el interrogatorio de los enfermos, añadió la conocida “¿cuál es su ocupación?”, interpelación que fue incorporada a la prácti- ca médica hasta la actualidad. Ramazzini concibió la salud de los trabajadores como eje fundamental para el desarrollo económico y el progreso de la civilización. Por su legado, es considerado el padre de la Me- dicina del Trabajo. La mejora en las condiciones y la organización del trabajo fueron destacadas en el Tratado de Versalles, firmado en 1919, sentando las bases de la Declaración que adoptaría en el año 1998 la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en rela- ción a los principios y derechos laborales. En nuestro país, el Dr. Bialet Massé (1876-1907) –médico, abogado, constructor y agrónomo– fue designado en el año 1904 para relevar a la población trabajadora y sus condiciones laborales. Redactó el informe “El Estado de las Clases Obre- ras en el interior de la República”, una de las obras nacionales más destacadas en la materia. En el año 1947, la Declaración de los Derechos del Trabaja- dor, proclamada por el general Juan D. Perón, fue incorporada al artículo 37 de nuestra Constitución. La misma sintetiza los 10 derechos básicos del colectivo entre los que se encuentran el derecho a la salud y a condiciones dignas de trabajo. La Ley de Higiene y Seguridad en el Trabajo Nº 19.587, san- cionada en el año 1972, crea los Servicios de Medicina del Tra- bajo y les otorga carácter esencialmente preventivo y asisten- cial. Su reglamentación, mediante el Decreto 351/79, resalta la misión de los mismos: “promover y mantener el más alto nivel de salud de los trabajadores, ubicándolos en tareas de acuer- do a sus aptitudes psicofísicas, adaptando el trabajo al hombre y este a su trabajo”. Es en este marco en donde la Medicina del Trabajo –defini- da por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como aque- lla “especialidad médica que, actuando aislada o comunitaria- mente, estudia los medios preventivos para conseguir el más alto grado de bienestar físico, psíquico y social de los trabaja- dores”– se despliega y desarrolla formando parte de la estruc- tura de las organizaciones. Debido a los cambios coyunturales que ha atravesado nues- tro país, los médicos del trabajo se han insertado en forma he- terogénea en organismos públicos y privados, en instituciones y empresas formando parte de su estructura interna, prove- yendo apoyo externo mediante la tercerización de sus servi- cios, actuando como médico independiente que visita perió- dicamente un organismo a fin de realizar sus intervenciones, trabajando para las aseguradoras de riesgos de trabajo o en la Superintendencia de riesgos de trabajo. El médico del trabajo y su relación con la atención primaria de la salud El modelo, bajo el cual se establece la Medicina del Trabajo, encuentra su correspondencia con la Medicina Familiar. Debido a que las personas asisten a su lugar de trabajo un promedio de ocho horas diarias durante al menos cinco días a la semana, en muchas ocasiones es el médico del trabajo el único contacto que posee el empleado con el sistema de sa- lud. Esta figura se constituye como referente, a veces inclusi- ve confidente, ocupa un lugar de respeto y confianza debido a que ha acompañado el tránsito por la historia personal y fa- miliar del trabajador, lo ha orientado en situaciones de enfer- medad, lo ha asistido en sus crisis vitales, ha vivenciado el naci- miento de sus hijos y lo ha escoltado en su proceso jubilatorio. De lo actuado lleva el registro ante cada consulta. Por la contribución a la mejora en la salud y calidad de vida de los trabajadores, a sus familias y al entorno en donde ha- bitan, podría considerarse como una intervención costo-efec- tiva el hecho de incentivar a las organizaciones a establecer servicios de Salud Ocupacional internos que cuenten con un equipo de especialistas cuyas acciones se proyecten a pobla- ciones relativamente estables, planificando intervenciones adaptadas a sus necesidades y su seguimiento a lo largo de un periodo de tiempo representativo. La implementación de sistemas de información en salud en- tre estos servicios y su incorporación a estructuras más com- plejas permitirá elaborar mapas de riesgo laborales, conocer las enfermedades crónicas que afectan a los trabajadores y a su medioambiente, realizar estudios epidemiológicos y pro- gramas acordes, facilitando la toma de decisiones y la articula- ción entre los distintos sistemas. ¿Cuáles son los objetivos que persigue la especialidad? Para avanzar en la generación de propuestas es indispensable el conocimiento universal de los objetivos de la Medicina del Trabajo, hoy renombrada como Salud Ocupacional, por ser una definición de mayor alcance. Los mismos son: a) La prevención de los riesgos que pueden afectar a la sa- lud como consecuencia de las condiciones y el medioam- biente de trabajo. b) El estudio de las patologías derivadas del trabajo y las me- didas que, con fines preventivos, diagnósticos, terapéuti- cos, de rehabilitación y/o de recalificación, deben tomarse para prevenirlas, evitarlas o minimizarlas. c) La investigación de los agentes de riesgo a los cuales po- drá verse expuesto el trabajador, la cultura organizacional en la cual se encuentra inserto, los procesos y caracterís- argentina

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