Seguridad Laboral Latam 009

que aquellas lesiones florezcan y es quién en últimas tendría la responsabilidad de mejorar esa relación exis- tente entre el trabajo y el trabajador. ¿Qué tan cierto es lo anterior expresado? ¿Es el pre- vencionista responsable de todo ello? Existe una concepción, muy común, de ver al preven- cionista como aquel “salvador” capaz de cuidar de for- ma omnipresente a todos y cada uno de los trabajado- res frente a cualquier peligro inminente, un prevencio- nista policivo frente al uso adecuado de los elementos de protección individual o maternal frente al cuidado de cualquier comportamiento riesgoso. Sin embargo, tal pensamiento desaparece en cuanto ocurre una le- sión en un turno nocturno o en ho- ras de la madrugada en los que la “omnipresencia” acaba, en cuanto un trabajador retira sus gafas de se- guridad mientras aquel “policía” da la espalda o cuando se corre por las escaleras de la oficina mientras “mamá” no se encuentra atenta. Es claro, como se indicó al inicio, que como prevencionista se jue- ga un papel importante en la me- jora de bienestar físico y mental de los trabajadores. Sin embargo, ello deberá estar siempre acompañado de una cultura hacia el autocuida- do que permita que la “omnipre- sencia”, el “policía” o “mamá” no sean necesarios y que el compromi- so por el bienestar (que es de cada uno, al fin y al cabo) sea de todos. El prevencionista , entonces, antes de ser visto como un “salvador” de- bería ser considerado un facilitador –utilizando el término en sentido de su origen etimológico, el cual se en- cuentra en el latín, del vocablo facilis que traduce “fácil” y que emana del verbo facere sinónimo de “hacer”– es decir, aquel que facilita las cosas en el trabajo, agregando a ello que la efectividad en el resultado de la ecuación para obtener bienestar se dará si los trabajadores se encuen- tran comprometidos con su auto- cuidado, puesto que el compromiso no es solo del facilitador sino que el compromiso es de todos . colombia

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