Fsl-LATAM 005

32 Primer semestre 2018 Las primeras medidas preventivas a implantar son las colec- tivas destinadas a la eliminación o, en su defecto, la reducción del riesgo: estamos hablando de la limpieza y desinfección de las instalaciones. Todo el mundo tiene claro que hay que tra- tar los sistemas de ventilación y aire acondicionado, pero no hay que circunscribir todos los procesos de desinfección ahí, dado que las superficies son una fuente de infecciones continua. Por ejemplo, en temporada de resfriados y gripes, con gente estor- nudando y tosiendo en una oficina, el nivel de contaminación de las superficies será muy elevado porque la presencia de patóge- nos en el ambiente por los aerosoles generados será elevada y acabarán depositándose en las superficies, que luego serán to- cadas por el personal. Y con las manos contaminadas, el proce- so de infección es cuestión de tiempo: frotarse un ojo o sonar- se entre otros actos reflejos inconscientes, comer sin lavarse las manos, etc., facilitarán una infección a un trabajador sano. Entre el 30% y el 40% de las gripes se transmiten por contacto indi- recto con superficies contaminadas. Otra fuente de riesgo es la generada directamente por los agentes biológicos. Por ejemplo, la presencia de ácaros en gran- des cantidades en unas instalaciones conllevará problemas res- piratorios a la larga: sus excrementos son agentes altamente sensibilizantes que son respirados fácilmente en cualquier ope- ración que levante polvo. El resultado, asma laboral. Por lo tan- to, un proceso en que mantenga controladas estas poblacio- nes de organismos y, en consecuencia, reduzca la presencia de sus heces en el ambiente será necesario. Ocurre lo mismo con mico toxinas que pueden generar especies de hongos. Si bien su presencia acostumbra a estar limitada a ciertos ambientes como almacenes de grano o madera, eso no significa que no se tengan que implementar medidas higiénicas para controlar los hongos en los ambientes de trabajo. El disponer de un plan de higiene proporciona una herra- mienta eficaz para reducir y minimizar las enfermedades en el trabajo y no hay que esperar a una pandemia como la que ocu- rrió en 2009 con la gripe A. Es una medida útil siempre y que promueve la salud de los trabajadores reduciendo su exposi- ción a patógenos. Para ello se precisará de una correcta evaluación de los ries- gos (sin olvidar los puestos de trabajo ocupados por perso- nal sensible) y determinar mediante la ayuda de expertos en el tema qué productos químicos son adecuados para la limpieza y la desinfección de las superficies, determinar la frecuencia y el método de aplicación. Riesgos químicos Los riesgos químicos, en este caso, serán una consecuencia de los riesgos biológicos. En el fondo “cambiamos” una exposición a agentes lesivos complicada de detectar por otro riesgo más controlable: las bacterias no se ven, no se notan al tacto, no se oyen… Asimismo, se puede estar en una fase de la enferme- dad que sea infectiva pero asintomática. Además, hay un factor personal incontrolable de respuesta inmunitaria (no sabemos “a priori” la capacidad de resistir una enfermedad, aunque la ha- yamos sufrido). Por ejemplo, la gripe estacional cada año pro- voca víctimas mortales por el empeoramiento del cuadro mé- dico y no siempre el perfil es el de personas inmunodeprimi- das o ancianas. Los detergentes mismos ya acostumbran a representar un potencial riesgo químico: muchos productos comerciales con- tienen perfumes y componentes potencialmente peligrosos, aunque, actualmente, cada vez las tendencias impulsan el dise- ño de productos menos nocivos, con menos perfumes y co- lorantes. Pero cuando evaluamos el riesgo potencial de los desinfectan- tes, de los biocidas, hay que prestar más atención dado que hay productos muy peligrosos pensados para entornos de alto nivel infectivo donde el riesgo biológico es muy elevado y son, por lo tanto, necesarios, mientras que los hay que tienen un poten- cial lesivo mucho menor, diseñados para entornos menos agre- sivos. Por lo tanto, a resultas de la evaluación, se podrán buscar los productos que den las mejores prestaciones para las necesi- dades de limpieza y desinfección que resulten de la evaluación y tengan el menor impacto posible en las personas. En conclusión, una evaluación de riesgos biológicos siem- pre es necesaria, aunque no se esté trabajando en instalacio- nes médicas o de tratamiento de residuos, dado que prote- ger la salud del trabajador aunque sea de una enfermedad co- mún presente en el puesto de trabajo es un deber rentable para el empresario. Para más información: [email protected]

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