Formación de Seguridad Laboral 188

/ Marzo-Abril 2023 86 artículo técnico C uando hablamos de “sala- rio” la inmensa mayoría de nosotros suele echar mano de nómina y calculadora para extraer cantidades brutas, netas, retenciones fiscales, etc. En definitiva, conceptos todos ellos muy ligados a lo económico e idénticamente alejados del campo de lo emocional. Pero el año 2020, y su tan recordado confinamiento pandémico, trajeron con- sigo una especie de “despertar” colec- tivo que en el ámbito laboral supuso el cuestionamiento de una serie de rutinas y prioridades laborales que hasta ese momento habíamos considerado como inherentes a nuestros preciados em- pleos: presentismos, escasa conciliación laboral, beneficios sociales simbólicos… Y es que, aunque “poderoso caballero sigue siendo Don Dinero” (según el in- forme “Employer Brand Research 2021” de Randstad, éste sigue siendo el primer factor en el listado de prioridades a la hora de elegir un empleo en España), a partir de esos momentos empezamos a prestar un poco más de atención a nues- tro “bolsillo” emocional. Aquel del que depende nuestra salud personal, familiar y, en consecuencia, también laboral. ¿Qué es el salario emocional? El salario emocional podría definirse como el conjunto de beneficios no eco- nómicos que hacen sentirse cómodos a los empleados de una empresa y que, además, contribuyen a mejorar su ca- lidad de vida haciéndoles crecer tanto personal como profesionalmente. Se tra- ta, en definitiva, de lograr un equilibrio emocional entre vida personal y trabajo que repercuta en un beneficio mutuo y compartido entre empresa y trabajador. Algunos de estos beneficios son la reducción de los índices de absentismo en la organización, mejora del compro- miso, menores porcentajes de rotación de personal y, en consecuencia, una reducción de la inversión destinada a la selección, formación y administración del personal o una mayor competitividad externa e interna de los empleados. 5 medidas y acciones Para conseguir los beneficios detallados en el párrafo anterior es necesario fijar una estrategia a corto y medio plazo que ponga el eje en el bienestar físico y mental del empleado, humanizando su trabajo y consiguiendo un ambiente laboral positivo. Con todo ello, existen diferentes medidas para mejorar el bien- estar emocional del empleado, entre las que destacan: 1. Realizar actividades en equipo que ayuden a socializar y liberar tensiones. 2. Llevar a cabo programas que fomen- ten el buen ambiente laboral. 3. Ofrecer beneficios sociales y emocio- nales al trabajador. 4. Mostrar ayuda, en equipo, ante posi- bles contratiempos laborales. 5. Fomentar y normalizar el acceso a apli- caciones y servicios profesionales con foco en la salud mental y emocional. El salario emocional, uno de los beneficios más valorados por los trabajadores De la Fuente Comunicación/Opensalud

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