Formación de Seguridad Laboral 186

/ Noviembre-Diciembre 2022 44 ecosistema de la industria de la seguridad laboral trabajo de los profesionales. En general, el entorno amigable, sustentado por la tutela de los convenios colectivos de aplicación, solo puede verse alterada por los vaivenes de un sector orientado a dar servicio a los clientes. ¿Y en la pequeña o mediana empresa? El ecosistema no es tan uniforme como en los casos anteriormente descritos: puede ser muy diferente dependiendo del sector y del tamaño de empresa. En empresas medianas, suelen tener todas las exigencias legales cumplidas en lo referente a información, formación y evaluación de los riesgos de los dife- rentes puestos de trabajo: la mayoría de ellas tienen SGPRL establecidos, pero en algunos casos no demasiado eficientes en lo que respecta a su integración en la empresa y en su proactividad. El TPRL o trabajador designado se encuentra en un entorno neutro, soportable, aunque en algunos casos tienen cierta dificul- tad en alcanzar requisitos más allá de los establecidos por la Ley 31/95 y su legislación de desarrollo. Con una situa- ción similar he tenido que convivir per- sonalmente: trabajé en una empresa del sector ‘retail’ del automóvil en la que me pedían una presencia en cada taller de 4 horas al año, dado los más de 140 cen- tros que tenía a nivel nacional. Conclu- sión: imposible integrar y crear cualquier cultura preventiva. En las empresas más pequeñas nor- malmente hay un factor que todo lo puede: el económico. El trabajador de- signado, en caso de existir, convive con el SPA que le apoya en las actividades concertadas, que arrastran las limita- ciones marcadas en sus ofertas. En este tipo de empresas, normalmente solo se busca el cumplimiento legal, el trabaja- dor designado tiene difícil, sino imposi- ble, hacer cualquier iniciativa en aras de una integración eficaz de la PRL. Y en la Administración Pública, ¿qué? En la Administración hay un gran pro- blema que dificulta su avance, no solo en temas de prevención: las restriccio- nes económicas y la Ley de Contrata- ción Pública, que establece un proceso complicado para contratar cualquier servicio. No obstante, a pesar de estas dificultades, desde los profesionales que desarrollan funciones preventivas dentro de la Administración, cada vez es más frecuente el desarrollo de iniciativas y campañas innovadoras, tendentes a mejorar el nivel preventivo de las admi- nistraciones públicas. No obstante, hay algunos aspectos no tan positivos: hay innumerables incum- plimientos de la normativa básica de prevención en su seno; centros educati- vos, que disponen de talleres, en los que las máquinas no tienen mantenimiento y frecuentemente, no cumplen con los re- quisitos básicos de la normativa de ma- quinaría; lugares de trabajo que no cum- plen al cien por cien, con los requisitos marcados por el RD-486/97; ausencia de evaluaciones psicosociales… La lista puede ser larga. El TPRL tiene que convi- vir con ello, siendo consciente de estos incumplimientos y en muchos casos con las manos atadas. No sé si todos los lectores comparti- rán mis reflexiones, pero mis vivencias como prevencionista durante más de 28 años me han dibujado este ecosistema en mi cabeza. En el horizonte, con los acontecimientos que tenemos encima, provocarán un entorno cambiante y muy posiblemente a peor, en los que figuras emergentes como el teletrabajo, la rece- sión económica y la precariedad laboral no ayudarán a nuestra bendita y amada profesión.

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