Formación de Seguridad Laboral 184

/ Julio-Agosto 2022 84 prl en la industria química C uando hablamos de los riesgos laborales para el personal de un servicio de emergencias extrahospi- talarias nos referimos frecuentemente al riesgo biológico pensando que es el más habitual por el peligro que puede entra- ñar el contagio de alguna enfermedad terrible. La realidad es otra, ya que el prin- cipal problema para la salud lo genera la manipulación de cargas debido al gran peso que, entre equipos de trabajo, cami- llas y pacientes han de manipular y, unido a las posturas inadecuadas, minan todo el aparato locomotor de este personal. Sin embargo, hay otros riesgos que pasan más desapercibidos como son los riesgos químicos y en particular, los gases. Hace mucho tiempo que estos servicios han incorporado detectores de gases, ya sea en las mochilas o bien aportados “a posteriori” de la llegada al incidente por equipos especiales, pero se ha comprobado la necesidad de do- tar de medidores personales a todos los empleados ya que cada vez es más fre- cuente acceder a pacientes entrando a lugares cerrados como domicilios, espa- cios incendiados, sótanos, garajes túne- les u otros recintos confinados como el subsuelo, donde uno de los problemas es la presencia de monóxido de carbono (CO), el llamado asesino silencioso que, sin darnos cuenta, puede matarnos por asfixia. CO, el asesino silencioso El monóxido de carbono (CO) es un gas presente en la atmósfera a unas con- centraciones normalmente no tóxicas, pero muy abundante como resultado de una combustión incompleta, siendo altamente peligroso cuando lo respi- ramos en condiciones de poca o nula ventilación. La peligrosidad del CO se basa en la mayor afinidad que dicho gas tiene por la hemoglobina de la sangre. Cuando respiramos un ambiente cargado de Protección contra CO (el asesino silencioso) para los empleados de un servicio de emergencias extrahospitalarias A gustín S an J aime J efe de E quipo SG. SAMUR-PC El CO es más de 200 veces más afín a la hemoglobina de la sangre que el O2.