Formación de Seguridad Laboral 184

“Aquel que prevé, es dueño de sus actos”. Johann Wolfgang Goethe / Julio-Agosto 2022 5 opinión El calor, un riesgo laboral que precisa de una regulación normativa explícita S i hay algo que caracteriza al verano español es sin duda alguna sus olas de calor. Cada año, las altas tempera- turas se suceden de forma consecutiva a lo largo de días y semanas, sin dar respiro. Esas masas de aire cálido suponen un claro riesgo laboral, sobre todo en algunos trabajos y sectores profesionales determinados, con desenlace fatal en algunas ocasiones. Por citar un ejemplo, el pasado mes de julio José Antonio González, empleado de limpieza del Ayuntamiento de Madrid de 60 años, murió a causa de un golpe de calor ocasionado por las altas temperaturas en la capital, tras desplomarse mientras desarrollaba su trabajo en el distrito de Puente de Vallecas. Los servicios de Samur-Protección Civil explicaron que el hombre presentaba una temperatura corporal de 41,6 grados en el momento de atenderle. Tras este luctuoso hecho, CCOO volvió a exigir en un comunicado un protocolo para el trabajo con altas temperaturas. Manuel Menéndez, responsable sectorial de limpieza viaria de CCOO del hábitat Madrid, resaltó, tras el fallecimiento del tra- bajador en plena calle, “que probablemente este accidente se podía haber evitado si existiera un protocolo para el trabajo con altas temperaturas, tal como viene exi- giendo el sindicato a través de los diferentes comités de empresa y con campañas de concienciación pública y laboral sobre los golpes de calor y cómo protegerse ante ellos”. Construcción, agricultura, limpieza de exteriores o jardinería son solamente al- gunos de los sectores más expuestos al calor. Por ello, más allá de las recomenda- ciones que algunos convenios recogen, es preciso actualizar la Ley de Prevención de Riesgos Laborales para que se regule y se obligue a proteger a los trabajadores frente a las altas temperaturas. El evidente cambio climático de las últimas déca- das y las singularidades del clima español -con ciudades cuyo verano supone un “horno infernal”, en un sentido literal- hacen precisa una normativa explícita que proteja frente al estrés térmico. Además, las empresas deben proporcionar a sus trabajadores los equipos de protección individual (vestuario, calzado, etc.) y las soluciones oportunas (gorras, cremas solares, líquidos para hidratarse correctamente) para salvaguardar su salud durante las horas de trabajo. La adaptación de los horarios y el establecimiento de pausas frente a las altas temperaturas evitarán accidentes labo- rales y fallecimientos derivados de los temidos golpes de calor. Si este se produce, hay que “avisar inmediatamente a los servicios de urgencias (112) y mientras se espera su llegada, trasladar a la persona afectada a un área fresca y con som- bra, tumbarla boca arriba, con la cabeza ligeramente elevada, retirarle la ropa y refrescarle el cuerpo con agua fría; si está consciente, hay que darle de beber líquidos que, a ser posible, contengan sal y azúcar”, tal y como explica Umivale Activa. Como recomendaciones esenciales esta mutua apunta “realiza pausas, descansando el jugares frescos y a la sombra; beber con frecuencia agua o bebidas isotónicas, evitando el alcohol o la cafeína; evitar la exposición directa de la piel al sol; proteger la cabeza con un casco, gorra o sombrero; utilizar ropa amplia y ligera; evitar las comidas calientes y pesadas; y utilizar cremas de protección solar con un factor de protección elevado”. Por todo esto, esperamos que en el verano de 2023 ya contemos con un protocolo legislado aplicable a todos los traba- jadores expuestos a las altas temperaturas que de forma expresa proteja de manera eficaz frente al riesgo de insolación. Desde ‘Formación de Seguridad Laboral’ hacemos un llamamiento a las autoridades para que esta petición sea una realidad. Construcción, agricultura, limpieza de exteriores o jardinería son solamente algunos de los sectores más expuestos al calor

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