Formación de Seguridad Laboral 183
/ Mayo-Junio 2022 16 prl en la industria energética E l sector eléctrico se ha caracterizado, desde sus orígenes, por un alto com- promiso hacia, y por, la se- guridad y salud laboral. Las antiguas nor- mas «AMYS», redactadas por la Comisión Técnica Permanente de la Asociación de Medicina y Seguridad en el Trabajo, cons- tituida en los años 60 en el seno de la extinta UNESA (Patronal del sector Eléctri- co Español), marcaron un criterio técnico y de seguridad para todas las empresas del sector, además de ser un ejemplo de colaboración sectorial y transmisión del conocimiento colectivo. En el actual marco de la Ley 31/1995 de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales, el Real Decreto 614/2001 de 8 de junio, que establece las disposiciones mínimas para la pro- tección de la salud y seguridad de los trabajadores frente al riesgo eléctrico, pone el foco en preservar la seguridad de los trabajadores en un sector que convive con un peligroso compañero, invisible y sigiloso, que da pocas pistas sobre su presencia: el riesgo eléctrico. Riesgo prevalente El riesgo eléctrico es un riesgo preva- lente en las actividades del sector, si bien en ocasiones puede ser concu- rrente con otros de especial relevancia, como el riesgo de caída en altura por trabajos en torres de alta tensión o en transformadores de potencia. Riesgos físicos que han sido ampliamente eva- luados y analizados con los modelos de gestión de la prevención más “tra- dicionales”, a través del diseño y evolu- ción de procedimientos de trabajo “se- guros” y consolidados en el sector, que requieren de un conocimiento especiali- zado de las personas que los ejecutan. Su alta formación y cualificación permite una mayor capacidad para actuar de forma reflexiva, facilitando el análisis y la toma de decisión en momentos de- cisivos, en los que un error puede tener graves consecuencias. Pero no siempre hay que considerar que el error debe estar asociado a una mala planificación, o descripción del pro- cedimiento de trabajo. Su origen puede estar los riesgos psicosociales, de contor- no y transversales a cualquier actividad, asociados a unos factores que pueden llegar a determinar el comportamiento de las personas e influir sobre su percepción del riesgo, al afectar a su bienestar físico y psicológico. Pueden llegar a ser causa de accidentes de trabajo, o afectar a la seguridad integral de las infraestructuras eléctricas, que son críticas en nuestra so- ciedad electrificada. Entorno psicosocial Actuar sobre el entorno psicosocial ha sido una preocupación histórica del sector, pero se refuerza como conse- cuencia de la COVID-19, en el que la falta de contacto social y el aislamien- to, así como la incertidumbre genera- da, ha influido de manera notoria en nuestra salud mental. Se ha vuelto, por tanto, imprescindible trabajar en la gestión de las emociones a través de la interiorización de recursos que ayu- den a manejar las tensiones del día a día, como fundamento del bienestar individual y del funcionamiento eficaz colectivo. La COVID-19 ha servido también de catalizador de la digitalización, im- Tecnología y personas en el sector eléctrico: hacia un nuevo horizonte en seguridad y salud R afael M esía L ópez T écnico de S eguridad y S alud del S ervicio de P revención M ancomunado del G rupo R ed E léctrica
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