137 Enero-Febrero 2020 Más información:
[email protected] Articulo Tecnico Tras 15 años en labores de coordinación de seguridad y salud, coordinación de actividades empresariales y tareas de apoyo como técnico de prevención en obras, instalaciones y mante- nimientos, un día mi singladura se desvía y me embarco en una autoridad portuaria. En los primeros meses me voy dando cuenta de que si bien puedes gestionar la PRL en tu centro de trabajo mediante un sistema de gestión ya implantado, sería muy complicado gestio- nar la CAE adecuadamente en la “comunidad portuaria” sin co- nocer de primera mano cómo funciona. Tras observar, participar, analizar las situaciones que van sur- giendo y, sobre todo, aprender de las personas que procesan, supervisan, gestionan y resuelven la problemática del día a día, entonces es cuando te sientes en la posición privilegiada de ges- tionar la CAE y poder tomar decisiones para mejorarla. Bajo un brazo, agarrando con fuerza el R.D. 171 /2004 de 30 de enero –que desarrolla el artículo 24 de la Ley de PRL– y bajo el otro una plataforma ya implantada que canaliza toda la infor- mación de CAE, comienzo mi aventura. Centro de trabajo Me oriento en el R.D. Identifico mi comunidad portuaria como el centro de trabajo, desde los límites terrestres a los límites marítimos. Paro en el camino y observo como concurren figurantes in- terminables, personas, transportes, equipos, cargas…, que en ocasiones dejan sus raíces en el centro de trabajo. Grandes con- tenedores, que transportan el día a día de cada ciudadano. Lo- cales dimensionados, que son usados para sueños, para anto- jos, para servicios a una comunidad, para alimentar a trabajado- res que no paran, alimentar sus sueños, pequeños negocios que prueban a suerte la visita de millones de turistas que concurren por zonas habilitadas, llenas de miradas presenciales que día a día tientan a la envidia de unas vacaciones de ensueño, desfiles de corazones vivos en busca de nuevas emociones. Concesio- nes constituidas para convivir por muchos años, autorizaciones discretas que pasan desapercibidas y autorizaciones que pro- vocan movimientos tempestuosos en la comunidad portuaria. Obras para ampliar las infraestructuras del puerto, para mejo- rar la comunidad portuaria, pequeñas, grandes, otras que inter- fieren en nuestra comunidad portuaria pero no son promovi- das en ella: son ajenas, pero involucradas y posibles generado- ras de riesgos a la comunidad portuaria. Servicios generales , que mantienen las instalaciones de la comunidad, las instala- ciones de las concesiones, las instalaciones de las autorizacio- nes, que salen del árbol de la comunidad portuaria y que los ha de cuidar porque son de su titularidad. Buques de diversas dimensiones y funcionalidad , embarcaciones, diques, platafor- mas, que necesitan refugio, suministros, paseo, turismo, traba- jos..., y que se alojan en la comunidad Portuaria solicitando au- torización y descanso. Y al frente de la comunidad portuaria , un empresario titu- lar del centro de trabajo , la Autoridad Portuaria, una peque- ña parte de un estado mayor con puertos marítimos, comercia- les y puertos de interés general que, además, ejerce de empre- sa principal para sus contratas y servicios. Inquietudes en la coordinación de actividades empresariales en mi comunidad portuaria Elisa Carmen Montesdeoca García Responsable de PRL de la Autoridad Portuaria de S.C. de Tenerife