PRL EN la industria del automovil y auxiliar Más información:
[email protected] 33 Noviembre-Diciembre 2019 necesidades de formaciones o desviaciones a todos los niveles de prevención. Para esto debe haber una comunicación fluida entre el responsable y su equipo, en ambas direcciones, de for- ma que a través de charlas, reuniones y formaciones -de forma colectiva y de forma individual- y a través de entrevistas se sepa cómo se siente esa persona, qué necesidades o carencias tiene, qué aspiraciones tiene en la empresa, si está motivado en el tra- bajo, si está a gusto con el trabajo que realiza o, por el contra- rio, tiene algún tipo de malestar a nivel psicosocial. Es importan- te, por tanto, el contacto físico con el trabajador y su responsa- ble, lo cual a veces no es fácil en empresas grandes que existen en el sector automovilístico, con un gran número de trabajado- res y a nivel nacional y/ o internacional. Una vez que el responsable detecta algún tipo de desviación, debe saber el procedimiento a seguir en este caso para tratar el tema de forma individual o colectiva y establecer las medidas necesarias, asesorándose a través del servicio de prevención. La formación, factor fundamental Para estar alerta ante cualquier riesgo, la formación es funda- mental: todos los trabajadores, deben recibir una formación de riesgos en su puesto, unas normas e instrucciones para trabajar con prevención y unas herramientas para trasladar las anoma- lías que detecten y se les debe trasmitir que su comportamien- to es básico para evitar accidentes porque tienen una responsa- bilidad a nivel de prevención. Una vez trasladadas estas anoma- lías a sus responsables inmediatos, debe haber un procedimien- to implantado en la empresa, de forma que cada responsable sepa cómo resolver estos riesgos detectados. Los mandos intermedios deben por tanto tener una forma- ción más amplia que la específica de su puesto de manera que sepan qué hacer con los diversos tipos de riesgos y poder elimi- narlos, disminuirlos o controlarlos. El producto final, del cual son responsables, debe ser obtenido con unas condiciones adecua- das de la zona de trabajo, con unas máquinas seguras y ergonó- micas, con una organización del trabajo óptima y con personas motivadas e implicadas, para hacer su trabajo lo mejor posible. Y es que no hay que olvidar que la herramienta más importan- te que existe en la empresa es el trabajador y todos los traba- jadores tienen un papel fundamental en la prevención, desde su propia responsabilidad hasta la de un equipo, si tienen trabaja- dores a su cargo. El responsable de un grupo de trabajadores tiene que tener contacto con ellos, conocer cómo se sienten a nivel físico y mental y cuidarlos. Cuando el trabajador, esa per- sona, se siente cuidado por su responsable directo, confía en él, siente que le escucha y que su participación es tenida en cuenta y, por tanto, va a dar lo mejor de sí mismo y va a sentir a la em- presa como algo suyo propio y comprenderá y creerá que to- das las medidas preventivas y correctoras que se hacen serán para cuidar de él: creerá en ellas y será más fácil que las cumpla. Los mandos intermedios en este sector suelen ser numero- sos y tienen un doble papel: como responsables de un equipo de trabajadores, pero también a su vez, como trabajadores con un responsable jerárquico por encima de ellos y se tienen que sentir queridos a su vez, para también dar lo mejor de sí mismos y disfrutar de su trabajo. Para ello, es necesario que la empre- sa, defina claramente las responsabilidades en materia de pre- vención de cada uno de los trabajadores -tanto de los opera- rios, como de los mandos intermedios y a todos los niveles je- rárquicos- y establecer un procedimiento para detectar, comu- nicar y realizar las medidas preventivas y correctoras necesarias. Este procedimiento debe ser realizable en la práctica, dándo- les los medios y herramientas necesarias y ágiles para poder de- sarrollar una adecuada prevención de riesgos laborales en to- dos los ámbitos. Integración de la prevención en la empresa En definitiva, una buena cultura de prevención, no de seguri- dad, es la que tiene integrada la prevención en la empresa en la que cada trabajador sepa la responsabilidad que tiene a ni- vel de prevención y sea formado debidamente para poder de- sarrollar esta parte de su trabajo: que cada uno de los trabaja- dores y de todos los responsables a todos los niveles jerárqui- cos, tenga claro cómo detectar todos los tipos de riesgos, cua- les son los procedimientos de la empresa a nivel de prevención, qué herramientas tiene para poder eliminar, disminuir o contro- lar estos riesgos y cuándo escalar ese riesgo si no puede dar- le solución.