Formación de Seguridad Laboral 167

84 Septiembre-Octubre 2019 PRL EN EL SECTOR sanitario Más información: [email protected] tura y la fuerza ejercida, tenga en cuenta el nivel de colabora- ción del paciente, así como el tipo de asistencia que se le pro- porciona; la organización de la carga de trabajo; la presencia, ausencia y uso real de los productos de apoyo; las característi- cas arquitectónicas de los espacios de trabajo; y las caracterís- ticas individuales del personal asistencial, como por ejemplo el sexo, la edad, nivel de formación específica y el estado de salud. De entre los métodos de evaluación propuestos en esta ISO, destaca el método MAPO (“Movilización asistencial para pa- cientes hospitalizados”), cuya determinación del nivel de expo- sición se calcula a partir de: - Cuantificación y organización de la carga asistencial. - Dotación y uso efectivo de productos de apoyo. - Características del lugar de movilización. - Formación del personal. Así, podemos resumir que el índice MAPO considera óptimo el uso extensivo de productos de apoyo (en al menos el 90% de las movilizaciones totales o parciales) en unas instalaciones que lo posibiliten sin plantear barreras o restricciones de espa- cio, y por un personal con formación teórico-práctica en técni- cas de movilización que incluya el uso de productos de apoyo. Abordaje de los TME en el sector sanitario y residencial Tradicionalmente, en el sector sanitario y asistencial-residen- cial, desde prevención de riesgos laborales se ha insistido en la postura como principal factor de riesgo y, en consecuencia, en la formación de los trabajadores en técnicas de movilización manual de pacientes como medida preventiva. Como ya he- mos comentado, la aplicación de técnicas correctas de mecá- nica corporal no previenen los TME durante las movilizaciones manuales de pacientes (Darragh et al., 2014; Hignett et al, 2003; Marras, 1999). Así mismo, la evidencia demuestra que el éxito en la imple- mentación de un programa de intervención para la prevención de los TME requiere una estrategia multifactorial, tal y como ya recogen las metodologías de evaluación de riesgos ergonómicos, según: - Clasificación de la capacidad y fun- cionalidad de los usuarios: el nivel de movilidad del usuario está directa- mente relacionado con la carga físi- ca del cuidador y, por tanto, del nivel de exposición. A destacar los méto- dos Mobility Gallery y Bedside Mobi- lity Assessment Tool (BMAT). - Organización del trabajo: determi- nación del ratio cuidadores–usuarios y análisis del reparto de la carga asis- tencial en cada turno. - Análisis de las necesidades asisten- ciales y del espacio físico para la selección de los productos de apoyo. En este sentido, la política debe aplicar la filosofía “Mi- nimal Lifting”, que fomenta el uso de estos equipos para evitar, siempre que sea posible, la movilización manual de pacientes. - Formación de los trabajadores: entrenamiento práctico y efec- tivo estrechamente vinculado al uso de productos de apo- yo, técnicas de ergomotricidad específicas para la movilización de pacientes (p.e. método Dotte), y conciencia corporal y del movimiento (p.e. técnica Alexander o método Feldenkrais). - Adecuación y mantenimiento periódico de los espacios de tra- bajo y los productos de apoyo. El diseño de estos programas requiere un abordaje multidisci- plinar que incluya la implicación y la participación de los diversos perfiles profesionales de las organizaciones: técnico en PRL, de- legados de prevención, fisioterapeuta y/o terapeuta ocupacio- nal, representante de medicina, representante de enfermería, representante de auxiliares, representante de mantenimiento, representante de gestión económica/RR. HH. y representante de dirección/gerencia. Con la implementación de estas medidas también existe evi- dencia de que no solo se consigue rebajar el número total de trastornos musculoesqueléticos entre los trabajadores, sino que una correcta selección, prescripción y utilización de los produc- tos de apoyo supone un potencial adicional en la facilitación de los objetivos de rehabilitación de los pacientes (Nelson, Motac- ki y Menzel, 2009; Rockefeller, 2008). Conclusión Para muchas organizaciones el planteamiento expuesto supon- drá un giro significativo en la manera de funcionar y de hacer, si bien los beneficios obtenidos serán de alto valor añadido, ya que repercutirán en una reducción de los daños y los costos y en una mejora de las condiciones de trabajo, lo cual contribui- rá a mejorar el rendimiento, la eficacia y la competitividad de la empresa en todos los ámbitos.

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