Seguridad Laboral 163
100 Enero-Febrero 2019 Articulo Tecnico Más información:
[email protected] Al finalizar mis estudios de Grado en Seguridad y Control de Riesgos jamás pensé que me adentraría en el mundo de la se- guridad laboral y menos, para investigar un grave suceso ocurri- do hacía cuarenta años en mi ciudad, Las Palmas de Gran Cana- ria. Pero en abril de 2017 una noticia en la prensa me recordaba nuevamente el accidente laboral ocurrido en la factoría de pes- cados de “El Rincón” y, fruto de mi insaciable curiosidad, deci- dí investigar a fondo qué había ocurrido realmente. Aquel 4 de enero de 1979 perdieron la vida once trabajadores por la negli- gencia, la irresponsabilidad de los responsables y las inexisten- tes medidas de prevención de riesgos laborales en la empresa. Tras una larga investigación, en octubre de 2018 publiqué mi libro “Hombres valientes. Relato de la tragedia de El Rincón”. Un relato donde cuento los hechos con rigor, pero sobre todo con sentimiento. La conservera La empresa familiar “Hijos de Ángel Ojeda S.A.” se dedicaba, entre otros, a la fabricación y compra-venta de conservas, hari- nas de pescados, arrendamiento de buques, etc., todo ello rela- cionado con la industria pesquera. En 1979 la sociedad tenía en la zona conocida como “El Rin- cón” una factoría de conservas donde contaba con 233 emplea- dos. Por aquel entonces la normativa permitía que los desechos y subproductos del pescado que no se aprovechaban en el pro- ceso productivo se arrojaran al mar y en esta factoría; esto se hacía mediante unos canales que vertían tales desechos desde la nave principal a un colector subterráneo que trascurría junto a otra estancia o sótano propiedad de la factoría y que en años anteriores se había utilizado como fábrica y almacenamiento de hielo. Y fue en esta estancia donde encontraron la muerte los trabajadores. El accidente La génesis de la tragedia vendría originada por la orientación de la “boca” de salida del emisario submarino por donde se eva- cuaban los desechos al mar, la cual se obstruía con sedimen- tos que la marea arrastraba con cada marejada que había en la costa. Cada vez que este emisario se obstruía la red general de vertidos de la factoría quedaba inutilizada, puesto que se pro- ducía el llenado involuntario del colector principal con las aguas residuales que provenían de la factoría y según parece, también del colector municipal. Esta anomalía provocaba a su vez el re- bosamiento de los sumideros de las cámaras frigoríficas y los pasillos del sótano de la fábrica de hielo dando como resulta- do la inundación de la misma con agua y desperdicios orgánicos arrastrados por esta. Contraviniendo las medidas más elemen- tales de seguridad, cada vez que esto ocurría trabajadores de la empresa debían bajas al sótano y desatascar estos sumideros carentes de medios o protecciones adecuadas para esta tarea como se demostraría en los juicios. Con estas condiciones, aproximadamente en el verano de 1978 y tras varios episodios de inundaciones, la empresa decidió realizar obras de acondicionamiento en el sótano para disponer de dos espacios separados y en caso de inundación poder uti- lizar al menos uno de ellos. Para ello construyó un muro de un metro de altura en el interior de la estancia. Pero en los últimos días de ese año se produjo una nueva inundación del sótano de más de un metro de altura lo que provocó que se inundaran los dos espacios. En esta ocasión dado que eran días de fiestas na- Enero de 1979: muerte en la conservera Aarón Martín Marrero Gestor de Seguridad y Emergencias en la Unidad Técnica de Seguridad y Emergencias del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria
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