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98 Agosto 2018 mujer y seguridd laboral Más información:
[email protected] educación, en la información y comunicación y en actividades fi- nancieras y de seguros el índice de incidencia de accidentes de trabajo es mayor en las mujeres que en los hombres. Otra diferencia de calado es la referente a los accidentes in iti- nere , los que se producen en los desplazamientos de casa al tra- bajo y del trabajo a casa. Así, los accidentes de trabajo in itine- re afectan más a las mujeres que a los hombres. Esta diferencia está directamente ligada a la mayor precarización del trabajo fe- menino, ya que a las mujeres les afecta en mayor medida los tra- bajos parciales no deseados y la necesidad de simultanear varios empleos, lo que les lleva a la necesidad de aumentar el número de desplazamientos y, además, habitualmente con tiempos muy marcados también por la doble presencia y las necesidades en torno a la conciliación de la vida laboral, familiar y social. Respecto a las enfermedades profesionales, aunque las más frecuentes son las enfermedades musculoesqueléticas (tendi- nitis, tenosinovitis, sindrome del túnel carpiano…) que afectan fundamentalmente a las mujeres, el elevado subregistro y la po- bre atención que se presta por parte de la Administración lo convierten en un indicador muy pobre, pero que también pre- senta aspectos de género relevantes. Si estudiamos la distribución de estas enfermedades, se ob- serva que las mujeres tienen un índice de incidencia superior que los hombres para la mayoría de los grupos de enfermeda- des profesionales. Algo similar ocurre si observamos la distribución de las enfer- medades profesionales según la ocupación. Podemos concluir que es necesario actuar y avanzar tanto en el conocimiento de la relación salud-trabajo en las mujeres, como en el alcance que esta realidad está teniendo en la salud y el bien- estar de las mujeres y su entorno familiar y social, la actividad pre- ventiva y la detección de daños deben contemplar y ser sensibles a las diferencias (sexo) y a las desigualdades (género), pues de lo contrario si continuamos ignorando la perspectiva de género se- guiremos ocultando las diferencias, subestimando la magnitud de los riesgos que afectan a las mujeres y, por tanto, obviando las so- luciones preventivas más adecuadas. sibilidades de desarrollo. Dicho de otra forma, las mujeres tra- bajadoras tienen menos control sobre los tiempos de trabajo, menor posibilidad de desarrollo y encuentran menos sentido al trabajo que realizan. La segregación horizontal y vertical explica estas diferencias. En los puestos de trabajo ocupados por las mujeres son más frecuentes las demandas de mantener una apariencia neutral independientemente del comportamiento de otros, de involu- crarse en la situación emocional derivada de las relaciones in- terpersonales que implica el trabajo. Es más prevalente la falta de oportunidades de manejar conocimientos, tomar la iniciativa o aplicar las habilidades y conocimientos. Además de riesgos diferentes, las mujeres tienen riesgos espe- cíficos que están íntimamente ligados al género: acoso sexual, do- ble presencia y otras situaciones de discriminación como menor salario con trabajos de igual valor, menor acceso a la formación y a la promoción y menor participación en la toma de decisiones. Si esta realidad se limitase a una distribución diferente de ries- gos no debería plantear ninguna dificultad para la prevención, pero sin embargo, el análisis del impacto de las condiciones la- borales sobre la salud demuestra que no se trata de un simple reparto aleatorio entre hombres y mujeres. En otras palabras, la propia construcción de la división sexual del trabajo incorpo- ra como uno de sus determinantes la banalización de los riesgos vinculados a los estereotipos femeninos: así, en las evaluacio- nes de riesgo se invisibilizan los factores de riesgo que afectan de manera mayoritaria a las mujeres, los riesgos ligados a facto- res psicosociales, organizacionales y ergonómicos son omitidos o en el mejor de los casos valorados como “tolerables”, no ge- nerando por tanto ninguna actuación preventiva. Los indicadores del impacto en la salud tampoco ayudan, sino que por el contrario tienen importantes limitaciones, que afec- tan en mayor medida a las mujeres. Accidentes de trabajo Los accidentes de trabajo se producen fundamentalmente en la población masculina, en clara relación con las ocupaciones y las tareas, pero sin embargo sin examinamos los datos con pers- pectiva de género observamos diferentes patrones: mientras que en los hombres los accidentes son más numerosos, dismi- nuyen con la edad, mientras que en las mujeres se mantienen estables en las diferentes cohortes de edad. Si desagregamos los datos por ramas de actividad vemos como en las actividades sanitarias y de servicios sociales, en la La exposición a factores psicosociales en el trabajo es un problema de gran magnitud, que se comportan con una marcada desigualdad de género
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