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96 Agosto 2018 mujer y seguridd laboral Más información: [email protected] Que las condiciones de trabajo determinan la vida y la salud de las personas es evidente, pero también es evidente que estas condiciones se distribuyen de manera muy desigual: así el gé- nero de las personas determina la relación del binomio traba- jo y salud. Sin embargo, esta realidad ha sido continuamente ignorada por la sociedad, dando lugar a políticas erróneas basadas en una falsa homogeneidad de la población trabajadora, donde la prác- tica preventiva se construye en base a un modelo de neutrali- dad en cuanto al género, de tal forma que las cuestiones de sa- lud laboral se abordan desde el punto de vista de un trabaja- dor abstracto cuyo referente implícito es la normalidad del tra- bajo masculino. La división sexual del trabajo genera una polarización del em- pleo femenino que compone un panorama de riesgos y enfer- medades diferenciadas como consecuencia de desempeñar dis- tintos trabajos y papeles sociales. Existen, pues, diferencias en cuanto a los riesgos a que se exponen unos y otras, no solo de- bidas a diferentes ocupaciones y actividades que desarrollan en su trabajo, sino también a otros factores que están relaciona- dos con las propias condiciones laborales (condicionadas mu- chas veces por aspectos de género). Identificación de los riesgos En cuanto a la identificación de los riesgos (para su posterior va- loración, eliminación, reducción, etc.), se puede concluir que se comenten dos errores básicos omnipresentes en todos los ám- bitos de la salud, y, por supuesto, en el de la salud laboral: se considera a hombres y mujeres iguales cuando no lo son (fac- tores fisiológicos, antropométricos, hormonales, sociales) y se considera que son diferentes en aspectos en los que en reali- dad son iguales (posibilidad de enfermar de patologías tradicio- nalmente “masculinas” –como las cardiovasculares–, exposición a riesgos, capacidad de trabajo, aptitudes técnicas, dotes de or- ganización…). Las lesiones osteomusculares son las lesiones relacionadas con el trabajo más frecuente en la población trabajadora, y se repiten dos aspectos específicos de género: son más prevalen- tes entre las mujeres y las zonas del cuerpo lesionadas son di- ferentes (las mujeres presentan más lesiones en cuello, colum- na dorsal y extremidades superiores y los hombres en columna lumbar y rodillas), fruto, sin duda de desarrollar tareas diferen- tes que generan en las mujeres mayor exposición a movimien- tos repetitivos, posturas estáticas y agudeza visual para percibir detalles, a lo que se une la falta de reposo que genera la combi- nación del trabajo asalariado y el trabajo doméstico. Contaminantes químicos La exposición a contaminantes químicos también muestra di- ferencias: muchos de los trabajos que más intensamente utili- zan sustancias químicas están altamente feminizados (tintes en el textil, n-hexano en el calzado, formaldehído en la sanidad, di- solventes en la limpieza, microelectrónica o industria farmacéu- tica, etc.), Además, estas sustancias afectan de forma diferente y específica a las mujeres: ciertos compuestos órganoclorados están íntimamente ligados a cáncer de mama u ovarios, el cad- mio está relacionado con la osteoporosis, etc., pero nadie ha- bla de esto. La exposición a factores psicosociales en el trabajo es un pro- blema de gran magnitud, que se comportan con una marcada desigualdad de género, situando a las mujeres trabajadoras es- pañolas en situación de mayor exposición a riesgos psicosociales que los hombres. Las diferencias más significativas, además de la doble presencia, las encontramos en exigencias de esconder emociones, exigencias cognitivas, exigencias emocionales y po- Mujeres: discriminadas e invisibles, también en la prevención de riesgos laborales Carmen Mancheño Potenciano Secretaria de Salud Laboral de CCOO de Madrid

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