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84 Agosto 2018 mujer y seguridd laboral Más información: [email protected] Cuando en ASEPAL pensamos en un EPI visualizamos en nuestra mente una imagen parecida a una especie de ar- madura que se interpone entre el usuario y el riesgo o ries- gos frente a los cuales se enfrenta en su día a día. Cualquier hombre de armas de la Edad Media sabía a qué podía expo- nerse en caso de entrar en combate con una armadura de- masiado grande, demasiado pequeña, o que por algún mo- tivo no se le ajustaba bien al cuerpo, lo cual le expondría a que determinadas partes del cuerpo quedasen descubier- tas, que las protecciones no se mantuviesen en su sitio du- rante el uso, o que determinados movimientos fuesen mu- cho más difíciles de realizar, o directamente fuesen imposi- bles. En estas condiciones, estarían mucho más expuestos a una mala puñalada o mazazo que les mandase directa- mente a rendir cuentas con el creador. Hace algún tiem- po, asistimos a una analogía casi exacta cuando los sindica- tos de policía reclamaban que los chalecos antibalas que de- bían utilizar las agentes se adaptasen a las particularidades morfológicas de las usuarias, poniendo de manifiesto la impe- riosa necesidad de que estas modernas armaduras se adapta- sen a las características anatómicas evitando así las complicacio- nes y consecuencias que tan evidentes serían para cualquier ciu- dadano del medievo. Aunque tanto el Reglamento (UE) 2016/425 sobre condicio- nes de salud y seguridad que deben cumplir los EPI, como el RD 773/1997 sobre utilización de EPI por parte de los trabajadores excluyen los equipos de protección destinados a ser usados por la policía en las labores inherentes a sus funciones de manteni- miento del orden, el ejemplo anterior es una muestra inmejo- rable acerca de cómo una selección de EPI que no se ajuste a las particularidades del trabajador puede comprometer seria- mente las prestaciones y capacidades protectoras del equipo. Visualizando la concepción de EPI como un escudo protector, es cuando el término “individual” adquiere mayor sentido. En efecto, un equipo que no se ajuste a la fisionomía de los traba- jadores no sólo dificultará la capacidad de realizar las tareas que el usuario debe desarrollar, sino que no proporcionará la pro- tección adecuada, poniendo en riesgo la propia salud del usua- rio o incluso la de la gente que lo rodea. Consideraciones críticas En el ámbito laboral, el Real Decreto 773/1997 de 30 de mayo, sobre disposiciones mínimas de seguridad y salud relativas a la utilización por los trabajadores de equipos de protección indivi- dual, establece en su artículo 5 que “los EPI proporcionarán una protección eficaz frente a los riesgos que motivan su uso, sin su- poner por sí mismos u ocasionar riesgos adicionales ni molestias innecesarias. A tal fin deberán: […] tener en cuenta las condicio- nes anatómicas y fisiológicas y el estado de salud de los trabaja- dores”. En el caso de los EPI que estén destinados a ser usados por trabajadoras, durante el proceso de selección, deberemos tener muy presente aspectos como las diferencias de tallas, las características morfológicas de las mujeres, etc. Estas conside- raciones son particularmente críticas en la selección de deter- minados tipos de EPI. Algunos de los ejemplos más representa- tivos de este tipo de equipos son: 1. Los equipos de protección respiratoria. Este tipo de equipos basan gran parte de su eficacia en un correcto ajuste entre el rostro del usuario y el adaptador facial del equipo. Debemos tener en cuenta que las dimensiones de la cara de las mujeres pueden ser sensiblemente más reducidas que las de los hom- bres. En este sentido, muchos fabricantes ofrecen distintas ta- llas de máscaras y mascarillas en su gama de producto con el fin de facilitar que las dimensiones del equipo se ajusten lo más posible a las dimensiones de la cara del usuario. Si por una selección errónea de tallas este ajuste no es el adecuado, una parte importante del aire contaminado del que quere- mos protegernos entrará dentro del protector facial, menos- cabando así la protección prevista por el fabricante. EPI adaptados para todas Javier Díaz Alonso Responsable técnico de ASEPAL

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