seguridad-laboral 149
24 Octubre 2016 PRL EN EL SECTOR sanitario prevención) o por organismos exper tos externos (PAIME), pero bajo la forma de un Programa de Atención a los Em- pleados (PAE) , formado entre otros por psicólogos clíni- cos que dará apoyo en situaciones estresantes ocasiona- das por la siniestralidad laboral de los accidentes de trabajo, las enfermedades profesionales, así como los daños y lesio- nes físicas y psíquicas producidas por efecto del trabajo de- sarrollado por los profesionales y situaciones de acoso, que actúen en la salud de los trabajadores antes, durante y des- pués de la relación laboral. Con todo, a pesar de las evidencias y de las obligaciones le- gales, las políticas y prácticas de prevención se han caracteri- zado por no contemplar los riesgos psicosociales, ni en el plan de prevención, ni en las evaluaciones de riesgo, ni en la plani- ficación de las actividades preventivas. El papel de la Psicosociología es fundamental tanto para el estudio de la relación entre las organizaciones, el trabajo, y la salud física, psíquica, y social de los individuos, como para el di- seño de las estrategias preventivas necesarias para la protec- ción y la promoción de la salud. Debido a la amplitud de las actividades preventivas a realizar por los servicios de preven- ción, dentro de la vigilancia de la salud, para cumplir sus fun- ciones de manera eficaz deberán realmente cumplir la ley y contar con ellos. Parece ser que la Psicología y la seguridad laboral son dos disciplinas que no terminan de encontrarse. El estrés de los profesionales sanitarios no va a “mejorar” porque se modifique únicamente un programa. Su prevención mejorará en el hospital, y en atención primaria, cuando todos los que participan en ella tengan claros los objetivos a conse- guir y, especialmente, cuando la “valoración” hacia la materia la convierta en algo “importante”, evitando que se convierta en una enfermedad profesional más. La gestión del estrés y los riesgos psicosociales en el tra- bajo evidencian, hoy más que nunca, que pueden ser la he- rramienta que modere una situación de crisis sanitaria. Trabajo saludable Investigadores han determinado una serie de criterios para de- finir el “trabajo saludable” (Frankenhaeuser y Johansson 1986; Karasek y Theorell 1990). En ellos se hace hincapié en la ne- cesidad de que se dé a los trabajadores la oportunidad de: a) influir en su trabajo y controlarlo; b) comprender su contri- bución en un contexto más amplio; c) experimentar un senti- miento de comunidad y pertenencia en su lugar de trabajo, y d) desarrollar sus capacidades personales y aptitudes profesio- nales mediante un aprendizaje continuo. Es necesario modificar el concepto de trabajo para incluir en él la idea de carga de trabajo total , que comprende el empleo ordinario y las horas extras en el trabajo y, asimismo, las la- bores domésticas, el cuidado de los hijos, la atención a familia- res de edad avanzada y enfermos y la colaboración con orga- nizaciones de voluntariado o sindicatos. Según esta definición, las mujeres empleadas tienen una carga de trabajo superior a la de los hombres, en todas las edades y en todos los ni- veles profesionales (Frankenhaeuser 1993 y 1996; Kahn 1991). Hasta que se comprendan mejor las implicaciones y las re- laciones causales que existen entre la carga de trabajo, el es- trés y la salud seguirá siendo necesario considerar las respues- tas prolongadas de estrés, en particular las que muestran las mujeres de nivel directivo, como señales de alarma de posi- bles riesgos para la salud a largo plazo (Frankenhaeuser, Lun- dberg y Chesney 1991). El presentismo laboral , es decir, acudir al trabajo aun estan- do enfermo, es una de las características de la profesión mé- dica. Parece que la presión laboral no solamente implica sen- timiento de presión en el trabajo, sino de presión para asistir: se trata de una cuestión de no sobrecargar a los compañe- ros , a causa del sistema burocrático, que dificulta la distribu- ción de las tareas. Mejora de las condiciones laborales Para reducir el estrés ocupacional , y dentro de un aborda- je multifactorial, se debería dar prioridad al cambio organi- zacional para mejorar las condiciones de trabajo. La forma- ción sobre gestión del estrés, las actividades de promoción de la salud y los servicios de asesoramiento resultan útiles para aumentar los recursos físicos y psicológicos de la per- sona y ayudarla a modificar su valoración de la situación es- tresora y a afrontar mejor la angustia . Estos servicios pue- den ser proporcionados por asesores internos (servicios de Desde hace tiempo, el estrés ocupacional ha sido un problema preocupante para el sector de los cuidados de la salud Más información:
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