seguridad-laboral 148
116 Agosto 2016 Articulo Tecnico Más información:
[email protected] La Ley de Prevención de Riesgos Laborales, y el posterior Real Decreto 171 de 2004, inició un camino que pretendía contribuir a redu- cir los accidentes laborales producidos como consecuencia de la concurrencia de traba- jadores de diferentes empresas en un mis- mo centro de trabajo. Este Real Decreto se veía complementado por el Real Decreto 1627/97, en el caso específico de las obras de construcción. Así se empezó a implantar la gestión de la coordinación de actividades empresariales en las empresas, fundamentalmente en aquellas que contaban con más medios, tanto mate- riales como humanos. A su vez, las pequeñas empresas veían con preocupación las exigen- cias de las primeras, que les solicitaban requi- sitos que no entendían o de forma general no podían cumplir. Esta situación provocó actuaciones por parte de las pequeñas empresas para alcanzar un mayor nivel de cumplimiento con la legislación en materia de prevención de riesgos laborales: con- certaron la actividad preventiva, formaron a sus trabajadores y controlaron sus riesgos, todo ello, a partir de los requerimien- tos de las corporaciones de mayor dimensión. Doce años después de la publicación del Real Decreto, la coordinación de actividades empresariales ha evolucionado ha- cia un modelo de gestión casi exclusivamente documental, en- focado al cumplimento de los requisitos del cliente. Se hace ne- cesario, por tanto, atender a la realidad de las empresas, a las actividades que realizan sus trabajadores y los de sus contratas. Confusión En cierta medida, se ha generado confusión entre las empresas, sobre todo en aquellas cuyos trabajos se realizan en las instalaciones del cliente. Su percepción es que deben cum- plir con requisitos no necesariamente ligados al cumplimiento legal y que suponen un incre- mento de los costes. Por ejemplo, se ha dado casos en los que para impartir un curso de pri- meros auxilios en un edificio de oficina ha sido necesario enviar un registro de entrega de equipos de protección individual y un certifi- cado de aptitud del formador. Las grandes empresas, que reciben en sus centros cientos de trabajadores de contratas, Coordinación de actividades empresariales y cultura preventiva Esther Villa Martínez Gerente de proyectos de consultoría y prevención de riesgos laborales de Applus+ La implantación de la coordinación de actividades empresariales debe iniciarse con un diagnóstico de la situación
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