formacion seguridad laboral 143

111 Octubre 2015 Articulo Tecnico 6º. Es recomendable repensar los colectivos que quedan encua- drados dentro de la calificación de trabajadores vulnerables. 7º. Es ineludible atender los efectos sobre la prevención de ries- gos de la descentralización productiva y las pymes. Resulta necesario, también, analizar el hecho de que los trabajado- res autónomos no suelen alimentar las estadísticas de sinies- tralidad. 8º. Resulta oportuno prestar especial atención a los efectos de la “resurrección” del sector de la construcción y sus efectos sobre los riesgos laborales. La implantación generalizada de un Libro Electrónico de Subcontratación facilitaría el control en este ámbito. 9º. La figura del técnico de prevención debe revitalizarse. Los prevencionistas son la pieza clave del engranaje de la LPRL. 10º. Resulta forzoso fortalecer el compromiso de todas las ins- tituciones públicas con el cumplimiento efectivo de la norma- tiva en materia de prevención de riesgos laborales. Veinte años han pasado y mucho es el camino que queda to- davía por recorrer. Es necesario seguir construyendo una “cul- tura real de la prevención” más proactiva y comprometida. Se hace, por ello, necesario huir de una visión pragmática y pura- mente formal de la tutela de los riesgos laborales, para avan- zar en la consecución de una sociedad consciente de que solo podrá calificarse de decente si consigue una rebaja permanen- te del número de accidentes y enfermedades profesionales. El compromiso es de todos y debe consolidarse día a día. 1995 y aproximadamente 1.000.000 en el año 2000, a 417.377 en el año 2014, y de 1.338 accidentes laborales mortales en el año 1995 a 454 en el año 2014. No obstante, a pesar de estas cifras, la realidad muestra un lado menos positivo. No podemos cerrar los ojos a esta reali- dad social, y ello nos obliga consecuentemente a relativizar esas lecturas positivas y, por ello, a mantener por parte de todos los sujetos comprometidos con la prevención de riesgos laborales una actitud vigilante y activa que, lejos de bajar la guardia, aspi- re a mantener el paradigma de tolerancia cero frente a lo que sigue siendo, lamentablemente, una lacra social para, en primer lugar, los trabajadores, que sufren directamente los accidentes, pero también para las empresas cumplidoras, que tienen que asumir y sufragar colectivamente unos sobrecostes derivados de las malas prácticas de las incumplidoras. Decálogo Se hace, por ello, necesario adoptar medidas en relación con una serie de cuestiones en las que existe notable consenso en su con- sideración como problemas todavía no resueltos en materia de prevención de riesgos laborales. El siguiente decálogo trata de re- sumir los retos pendientes más significados en esta materia: 1º. Eliminar la cultura “cosmética” de la prevención. La burocra- tización del sistema preventivo va en detrimento de una efi- ciente implantación del mismo y la constancia documental no garantiza su eficacia. 2º. Resulta necesaria la racionalización del sector de la preven- ción. 3º. Se hace preciso abordar los riesgos emergentes. La aparición de nuevos materiales, como es el caso de las nanopartículas, supone un reto a la hora de realizar las evaluaciones de ries- gos y aplicar medidas de prevención y control, dadas las lagu- nas de conocimiento aún existentes. 4º. Es necesario analizar tanto desde el campo de los riesgos emergentes, como desde la vigilancia de la salud, la problemá- tica laboral-sanitaria derivada del consumo de drogas y el tra- tamiento que está recibiendo actualmente en dichos ámbitos. 5º. Es preciso seguir desarrollando la cultura de la formación en materia preventiva. La PRL ha pasado de disciplina desconocida y reservada a especialistas, a consolidarse como un aspecto fundamental de las relaciones laborales

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