formación seguridad laboral 139

36 Febrero 2015 Seguridad en catastrofes y emergencias existen estrategias preventivas que van enfocadas a fomentar recursos personales y organizacionales con el objetivo último de conseguir el cuidado emocional del interviniente y mejorar sus experiencias de recuperación. En primer lugar tenemos las estrategias de evaluación y forma- ción , donde el profesional debe conocer cuáles son los riesgos a los que se enfrenta, sea capaz de detectarlos, observe e identi- fique síntomas y sus consecuencias y ponga en marcha las me- didas preventivas necesarias para minimizar efectos negativos. En segundo lugar se deben entrenar estrategias de afronta- miento para poder dar respuesta a situaciones traumáticas den- tro de la imprevisibilidad que las caracteriza, siendo algunas de estas mantener la calma en el caos, manejar situaciones de ele- vada carga emocional y estrés, así como ajustar las expectati- vas profesionales. Las expectativas profesionales están estre- chamente relacionadas con el desgaste profesional que muchos intervinientes experimentan. Podemos distinguir las expectati- vas de refuerzo (el resultado de su trabajo se valora), expecta- tivas de resultado (capacidad de control para llegar al objetivo que se desea) y expectativas de eficacia (sentimiento de com- petencia del profesional). En tercer lugar tenemos la identificación de factores protecto- res y la creación de una personalidad resistente , relacionados prin- cipalmente con el optimismo, la motivación y la competencia emocional, donde se identifican y expresan las propias emocio- nes y las de otros, en contra al agotamiento emocional o la fati- ga. Se trata de fomentar la búsqueda de apoyo social, las prác- ticas de autocuidado (relajación, ejercicio físico, buena alimenta- ción y descanso), ser capaz de flexibilizar los problemas, buscar solución a los problemas de forma colectiva, con capacidad de cohesión y trabajo en equipo. En cuarto lugar, hay que fomentar las experiencias de recupe- ración , aquellas que tienen lugar fuera del trabajo y que favore- cen la desconexión psicológica del trabajo. En última instancia, y como estrategia de prevención secun- daria y terciaria, tenemos el apoyo profesional especializado . Este puede producirse durante o tras una intervención de eleva- da dureza como, por ejemplo, cuando hay niños fallecidos, así como puede ofrecerse una ayuda psicológica tras un periodo de tiempo debido a que las vivencias han dejado una secuela que es preciso diluir para poder seguir desempeñando la labor de ayuda adecuadamente. Es por tanto tarea de todos (nosotros mismos, compañeros y organizaciones) identificar el riesgo y poner en marcha estrate- gias que eviten el daño de “ayudar y cuidar”. Bibliografía ▪ Mitchell, J.T.; Dyregrov, A. (1993). Traumatic stress in disas- ter workers and emergency personnel. Prevention and inter- vention. En: Wilson, J. P. y Raphael, B. International handbook of traumatic stress syndromes. Plenum press, NY. ▪ Pacheco, T. et al. (2012). Atención psicosocial en emergencias. Evaluación e intervención en situaciones críticas. Ed. Síntesis. atención, concentración y memoria, malestar emocional, culpa- bilidad, tristeza, impotencia, inseguridad, reexperimentación o amnesia selectiva), a nivel fisiológico (palpitaciones, sudoración, micción frecuente, temblor, problemas gastrointestinales, des- pertar sobresaltado o desorientado, insomnio y pesadillas) y a nivel conductual (cansancio sin causa justificada, abuso de tóxi- cos, nerviosismo, llanto, evitación de aquello que recuerda a un suceso y quejas continuas). Estrés traumático secundario y “burnout” Existen diferentes términos para denominar a la gran varie- dad de consecuencias que puede presentar quien trabaja con el trauma. A continuación se van a describir dos de las más fre- cuentes: estrés traumático secundario y desgaste profesional o “burnout”. El primero hace referencia a síntomas de aparición súbita como el aumento de emociones negativas, reexperimentación de experiencias críticas, la dificultad para separar trabajo de la vida personal, baja tolerancia a la frustración, mayor hostilidad e irritabilidad, sentimiento de baja realización personal, hipervigi- lancia, desesperanza, pérdida de valores y pérdida de capacidad para ayudar o cuidar, que aparecen en los profesionales por la exposición o el contacto directo a situaciones o personas que sufren directamente un suceso traumático. En segundo lugar, el desgaste profesional o “burnout” se ca- racteriza por una aparición progresiva y por un estado de ago- tamiento físico, emocional y mental como consecuencia de la excesiva implicación laboral y las altas demandas emocionales del trabajo. Minimizar los efectos adversos Ante estos riesgos psicosociales, ¿cómo se pueden minimizar los efectos adversos del trabajo en emergencias? Pues bien, sa- bemos que no existe ningún tipo de entrenamiento que pueda eliminar completamente la posibilidad de que una persona que trabaja con víctimas se vea afectada en el orden psíquico, pero Foto: SAMUR-Protección Civil

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