formacion de seguridad laboral 137
32 Octubre 2014 PRL EN EL SECTOR sanitario Según la Comisión Europea la violencia en el trabajo se define como aquellos “incidentes en los que el personal sufre abusos, amenazas o ataques en circunstancias relacionadas con su tra- bajo, incluidos los viajes de ida y vuelta al trabajo, que pongan en peligro, explícita o implícitamente, su seguridad, su bienes- tar o su salud”, así como también incluye el lenguaje ofensivo en las amenazas y desde las agresiones físicas hasta el homicidio. La violencia en el lugar de trabajo, sea física o psicológica, es un riesgo laboral que se ha convertido en un problema grave que afecta a los profesionales sanitarios, constituyendo un conflicto la- boral que afecta a la seguridad y a la dignidad de los trabajadores, además de a la eficiencia y eficacia del propio hospital. La violencia sufrida por el trabajador sanitario no sólo aten- ta contra sus derechos, sino que sus efectos pueden ir desde la desmotivación e insatisfacción profesional hasta el estrés o los daños físicos y psíquicos. En un hospital, la incidencia de estas situaciones de violencia es mayor en unos sectores que en otros y en unos servicios. En este sentido, se ven más afectados los trabajadores sanitarios y de atención directa al público frente a los no sanitarios. De acuerdo con los recientes registros de incidentes y accidentes laborales, cuyo origen está en las situaciones de violencia ocu- rridas en centros sanitarios, se produce una especial frecuencia en la unidad psiquiátrica y en los servicios de urgencias y aten- ción a pacientes. No obstante, se pueden desatar situaciones de violencia en cualquier otra dependencia o servicio de los cen- tros como son en las consultas, los servicios centrales y en las conserjerías, entre otros. De acuerdo con el Instituto Nacional de Seguridad e Higie- ne en el Trabajo (INSHT), la violencia laboral se divide en tres tipos (NTP 489), en función de las personas implicadas y de la relación entre ellas. Según esta clasificación, el personal de un hospital se hallaría afectado por la violencia de tipo II. Es decir, aquella que se produce existiendo relación entre el autor y la víctima mientras ésta ofrece un servicio sanitario. Todo hospital debería disponer de un protocolo de actua- ción ante las agresiones y ser éste conocido por todos los tra- bajadores informando de los pasos a seguir una vez producida una agresión. Desencadenantes de una agresión Las principales causas que desencadenan una agresión dentro del hospital se pueden producir por: ▪ Situaciones de angustia ante una falta de información sobre la situación de un familiar en urgencias. ▪ Situaciones en las que el usuario o familiar ve frustradas sus expectativas de alcanzar un beneficio directo o indirecto, al que cree tener derecho. ▪ Demoras en la atención percibida, por el paciente o familiar, como urgente. ▪ Retrasos en los plazos para las pruebas com- plementarias. ▪ Desconfianza ante la actuación de los profe- sionales sanitarios. ▪ En los momentos en que usuarios o familia- res solicitan explicaciones o se realiza una re- clamación. ▪ Las agresiones producidas por pacientes psi- quiátricos o pacientes bajo los efectos de sus- tancias psicoactivas. Son situaciones especiales para las que el servicio de psiquiatría dispone de un protocolo especial. Factores que influyen en el comportamiento agresivo ▪ Factores del medio como el calor o frío ex- tremo, hacinamiento, ruido elevado, olores des- agradables. Información y adopción de medidas preventivas ante situaciones de agresión a los profesionales sanitarios Francisco Javier Zamora Camacho Técnico de Prevención de Riesgos Laborales en la Fundación Jiménez Díaz
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