Pilar Bartolomé Hernández.
Pilar Bartolomé Hernández Secretaria general de Salud Laboral CESM

Profesión médica: riesgos psicosociales

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Los riesgos de salud de quienes trabajan en el ámbito asistencial de la sanidad constituyen un tema que cada vez cobra mayor importancia en los países avanzados.

Estudios y evidencias científicas demuestran la existencia de riesgos físicos, químicos, biológicos, ergonómicos y riesgos psicosociales que, de modo abierto o encubierto, afectan a los profesionales que prestan servicios de salud.

La sociedad exige al médico jornadas laborales, a lo largo de toda su vida profesional, muy superiores a las de cualquier otro trabajador. En la actualidad y desde la entrada en vigor del Estatuto Marco, en nuestro país, al médico se le exigen 48 horas semanales. Anteriormente a dicha normativa no existía límite máximo a la jornada laboral y son muchos los facultativos que han llegado a realizar guardias de 24 horas en días alternos, incluso en áreas de una elevadísima responsabilidad, peligrosidad y estrés.

Este exceso de jornada se realiza fuera de la jornada ordinaria, siendo mayoritariamente en horas nocturnas (63%) y en días festivos, sábados y domingos (36%). Esta jornada, en su mayor parte, está ocupada por funciones casi exclusivamente asistenciales.

Trastornos neuropsicológicos

Mantienen los expertos, y así lo estima la OMS, que los turnos de noche, además de acortar la vida media del trabajador, aumentan en un 40% los riesgos de padecer trastornos neuropsicológicos, apareciendo una fatiga permanente que no mejora debido al insuficiente descanso por la noche y que se manifiesta con dolor de cabeza, vértigos, angustia, depresión, irritabilidad y alteraciones oculares, y hasta un 35% presenta problemas digestivos y cardiovasculares por estrés crónico, una mayor incidencia de diabetes, insomnio, irritabilidad y depresión, que conducen a un mayor consumo de psicofármacos, alcohol y cafeína; también aumenta la prevalencia de distintos tipos de cáncer, además de aumentar tres veces más el número de divorcios respecto de los que tienen una jornada laboral diurna.

Los turnos de noche, además de acortar la vida media del trabajador, aumentan en un 40% los riesgos de padecer trastornos neuropsicológicos

Las personas que trabajan fuera del horario que corresponde con la fase de vigilia natural, normalmente, se sienten menos satisfechas con su trabajo y están más predispuestas a neurosis con comportamientos obsesivos y a alteraciones que van desde trastornos del carácter hasta reacciones histéricas. Además, el trabajo a turnos repercute en la vida privada, por inadaptación al ritmo de vida de la familia, acarreando numerosos conflictos familiares. También dificulta las relaciones sociales por la imposibilidad de coordinar los horarios con las amistades o participar en actividades colectivas (deportivas, culturales, sociales). Todo ello conduce a la imposibilidad de poder conciliar la vida familiar con la laboral.

La depresión es tan prevalente entre los médicos como en la población general. Uno de cada diez profesionales puede sufrir este tipo de trastornos a lo largo de su vida profesional, con la consiguiente incidencia en su ejercicio de la medicina. Como en otros colectivos, también los médicos, por miedo, sentimiento de culpa o estigmatización de la enfermedad, tienden a ocultarla y negarla.

Las tasas de suicidio de los médicos en Estados Unidos, Inglaterra y otros países son más altas que las de la población general y las de otras profesiones. Esta tendencia es más pronunciada entre psiquiatras y anestesistas.

Problemas psíquicos

El rol de médico no proporciona protección contra la enfermedad. En definitiva, los médicos también van a padecer problemas psíquicos y conductas adictivas. Las especialidades médicas más afectadas son las que entrañan mayor estrés y/o actividades de riesgo que el profesional tiene que resolver inmediatamente, como Urgencias, Anestesiología, Cirugía General y de Trasplantes, Medicina de Familia y Pediatría en Atención Primaria.

Las personas que trabajan fuera del horario que corresponde con la fase de vigilia natural se sienten menos satisfechas con su trabajo y están más predispuestas a neurosis

Como revela la Estadística de Accidentes de Trabajo (EAT) 2014 del Ministerio de Empleo y Seguridad Social, las actividades sanitarias ocupan el sexto puesto de siniestralidad (13.819 accidentes). Los accidentes de trabajo representan un 10% de las incapacidades temporales en el sector sanitario. La gran mayoría (cerca de un 90%) de las bajas son debidas a enfermedades comunes y tan solo un 0,1% a enfermedades profesionales.

Tanto en hombres, como en mujeres, las actividades con mayor número de enfermedades profesionales continúan siendo las mismas que en el año 2013. En los hombres la “fabricación de vehículos de motor, remolques y semirremolques” y las “actividades sanitarias” en las mujeres se consolidan como los sectores que concentran mayor número de partes de enfermedad profesional con baja.

Según el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, hay factores determinantes para la aparición de los riesgos laborales del personal sanitario, como los fracasos terapéuticos, la atención especial que necesitan muchos enfermos, los casos urgentes, los turnos y la escasez de recursos. Pero igualmente se puede considerar la sobrecarga de trabajo como detonante de los problemas de salud de los profesionales sanitarios, aderezada con una escasa cultura de la prevención de riesgos laborales en el sector, ya que no hay una homogeneización de estos planes en España.

Cambios en los servicios sanitarios

Tal como se refleja en las conclusiones de las II Jornadas Clínicas PAIME, se están produciendo una serie de cambios en los servicios sanitarios. La eficiencia y el coste-efectividad son las herramientas más valoradas para determinar la financiación de los proyectos y la reestructuración de los servicios e incluso la calidad asistencial y la seguridad de usuarios y sanitarios.

Estos cambios, unidos a un empleo inestable, la carencia de estímulos positivos, condiciones ambientales del lugar de trabajo, etc. (las causas del estrés laboral no se limitan a un único factor, sino que es resultado de la combinación de varios de ellos, lo que agrava el problema), van a reducir la satisfacción laboral y van a condicionar los riesgos psicosociales inherentes al trabajo del médico, como el estrés propio de la actividad clínica, el acoso y el desgaste profesional en el trabajo, dando lugar a problemas de salud mental en los profesionales sanitarios, con mayor riesgo de burnout y depresión.

La sociedad exige al médico jornadas laborales muy superiores a las de cualquier otro trabajador

Recomienda la Estrategia en Salud Mental del Sistema Nacional de Salud que, para prevenir la enfermedad mental, riesgos psicosociales, las adicciones y el suicidio, se deben realizar y evaluar acciones específicas para disminuir las tasas de depresión, adicciones y suicidio en grupos de riesgo, desarrollar programas de prevención e intervención que ayuden a controlar y paliar tales efectos, siguiendo las sugerencias para estos de la UE para la prevención y tratamiento de los riesgos psicosociales, por lo que se debería propiciar la participación de los médicos en la planificación, regulación y control de la organización y la gestión de los centros sanitarios, una mayor atención a los valores profesionales y deontológicos, así como un adecuado clima afectivo y efectivo de trabajo entre todos los profesionales sanitarios.

Para concluir, destacar la importancia de una buena evaluación, planificación y control de los riesgos psicosociales en el ámbito sanitario.

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