Jorge Ortíz Malfey
Jorge Ortíz Malfey Divisional SHEQ Manager. Power and Flow division Atlas Copco

Atlas Copco Zaragoza: juntos lo hacemos posible

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El pasado año 2022 tuve el gran honor de ser invitado por el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo para el evento que tuvo lugar el 27 de abril con motivo del Día Mundial de la Seguridad y la Salud en Trabajo siendo el lema de la jornada “Actuar juntos para construir una cultura positiva de seguridad y salud en el trabajo”.

Realmente el Instituto de Seguridad y Salud en el Trabajo apuntó a la perfección todas las palabras de esta jornada ya que son la base para tener una empresa con una siniestralidad nula, baja o, por lo menos, bajo control.

La palabra más importante de ese lema, desde mi modesta opinión, es la cultura. ¿Y qué es la cultura de la organización? Podemos ir a buscar la definición al diccionario de la Real Academia de la Lengua o a Wikipedia pero la mejor definición es que, en esencia, la cultura es lo que hace la gente cuando sus compañeros o mandos no están, o no les miran.

Llegar a implementar una cultura respetuosa, o incluso promotora de la seguridad, no es sencillo y es la clave para mejorar los resultados y las condiciones de seguridad. Para llegar a ella primero tienen que cumplirse una serie de condiciones. Lo primero debemos tener un compromiso claro por parte de la dirección. No solo el formal que aparece en la política sino el real. Se predica mediante el ejemplo. De nada sirve obligar a llevar calzado de seguridad en planta si el director de producción es el primero que no lo usa.

Seguidamente tiene que haber un clima de colaboración y participación. Esto debe hacerse involucrando a los trabajadores en las actividades diarias, así como en proyectos de mejora y adecuación. También ayuda a reforzar el clima la dotación de premios e incentivos. En este punto puede ayudar la creación de algún grupo de voluntarios que promueva la seguridad entre sus compañeros. Por supuesto, los delegados de prevención deben estar integrados: este punto puede ser el más difícil de conseguir

En paralelo, hay que trabajar el eslabón más importante, el segundo nivel jerárquico que habitualmente es el más estresado y sobre el que recae el día a día de nuestras organizaciones. Ellos son el principal ejemplo para sus compañeros, son la referencia y son los mayores colaboradores o detractores de que la cultura se implante o no. Por tanto, deben ser un aliado y colaborador necesario en la implantación.

Finalmente, no hay que olvidar que esta es una labor a largo plazo… Los resultados no llegan de un mes para otro. Pueden pasar años, pero no hay que desfallecer. Es una carrera de fondo a la que con esfuerzo y con ayuda de todos se llega.

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