Los trabajos en altura han sido reconocidos desde siempre como un riesgo importante por las posibles caídas de los trabajadores. Pero no se ha considerado de igual manera el riesgo por la caída de objetos o herramientas cuando nos encontramos trabajando en altura.
A pesar de que es un peligro muy importante y las consecuencias pueden ser críticas, históricamente los usuarios no han dispuesto de soluciones ni formación adecuados. Por parte de la mayor parte de los servicios de prevención no se ha interiorizado este riesgo, ni se ha tenido conciencia de sus consecuencias. Pero la caída de una herramienta provoca un impacto muy superior al que podría suponerse por su peso.
No son muchas las estadísticas disponibles específicas de este tipo de accidentes laborales, pero sin alcanzar un nivel tan elevado como las caídas a distinto nivel, alcanzan niveles importantes. Según la oficina de estadísticas laborales de Estados Unidos, cada año se producen 50.000 incidentes relacionados con impactos por caídas de objetos y, aproximadamente, 250 personas murieron en 2016 a consecuencia ello.
Mucho más cerca, datos obtenidos de los accidentes laborales reportados en Navarra entre 2008-2013 indican que un 3,7% fueron debidos a caídas de objetos y todos ellos fueron considerados como accidentes graves.
La falta de normativa a nivel europeo para este tipo de dispositivos no ayuda a la concienciación y puesta en marcha de soluciones. La asunción de estos riesgos es muy superior en países como EEUU, Canadá o Australia, donde sí se llevan registros específicos de este tipo de accidentes.
Propuesta de soluciones
Al igual que los EPIS, todos los dispositivos anticaídas de herramientas deben cumplir con la normativa que les aplica. Al no disponer de europea, nos basamos en la americana: ANSI/ISEA 121-2018.
Conapro ha desarrollado una línea de soluciones de alto nivel, junto con el fabricante australiano Gripps Global. El sistema de trabajo se basa en el protocolo conexión, anclaje y transporte. “Ninguna herramienta sin su sujeción”.
Para cada una de las herramientas, es necesario conseguir un punto de conexión. No todas disponen de él ni son fácilmente “mosquetoneables”. Es necesario el empleo de dispositivos de agarre estables y duraderos como anillas o cables con cierre. En segundo lugar, necesitamos puntos de anclaje homologados donde asir las herramientas con seguridad. Hablamos de muñequeras, cinturones, bolsas de herramientas o incluso guantes.
El dispositivo de sujeción nos aporta el nexo de unión entre la herramienta y el punto donde se ancla. Es recomendable que no sea demasiado largo para que el objeto no “recorra” mucho espacio si cae y, si es posible, que se recoja o incluso sea totalmente retráctil dentro de una carcasa, cuando no se use. Siempre, con la certificación correspondiente.
Y por último, un dispositivo adecuado de almacenamiento y transporte de las herramientas “cierra el círculo”. Además de la comodidad de tener el material ordenado y localizado, siempre junto al trabajador, otorga la seguridad de evitar la caída de las herramientas ya que, además de almacenar los dispositivos, estas bolsas permiten sujetar las cintas de amarre con las herramientas porque cuentan con puntos de anclaje homologados y actúan como tal.
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