A lo largo de mi dilatada carrera dentro del sector de la prevención de riesgos laborales en el ámbito de la construcción. Actuando como técnico de prevención, coordinador de seguridad y salud, director del Departamento de Seguridad Integral en Obras de Construcción (SIOC) en Medycsa y, finalmente como CEO de la empresa MDS High Quality Prevention. Lamentablemente para aquellas personas que ven el accidente como algo remoto, realmente te das cuenta de que es algo muy común.
Pero, ¿por qué? Bajo, mi humilde opinión, y quizás me equivoque, ese “porqué” está muy claro. El 99 % de los accidentes se deben claramente a imprudencias del trabajador. Así lo he vivido yo personalmente a lo largo todos estos años.
Me ha tocado ejecutar investigaciones de estos y actuar como perito. Y cuando visitas una obra y compruebas continuamente la mala praxis por parte de gran parte de los trabajadores, hablas con ellos y les llamas la atención. Y la respuesta es siempre la misma: “Si era sólo un segundo”. Pues en un segundo, señor, perdemos en infinidad de veces la vida.
Creo que todo se debe a la cultura de nuestros trabajadores, ya que uno puede comprobar claramente, cuando visita otros países, que, como se suele decir, “lo llevan en la sangre”. A ningún trabajador tienes que decirle que se ponga su casco, o se amarre cuando ejecuta trabajos en altura, etc.
Mínimo cambio
Es cierto que, desde hace más de 20 años hasta hoy, las cosas han ido cambiando. Pero ese cambio ha sido mínimo. Los trabajadores siguen actuando igual y el camino que nos queda por recorrer es tremendamente largo.
¿La solución? Para mí es muy sencilla. ¿De qué sirve en este país que el empresario les proporcione a sus trabajadores los cursos de formación, EPIs, reconocimientos médicos, etc., si luego, cuando ellos cometen una imprudencia, la sanción recae siempre sobre el empresario? Como siempre digo, si en lugar de sancionar al empresario, esta sanción recayese sobre el trabajador, aunque fuese una cantidad simbólica, como pudiese ser 1 €, estoy convencido de que todo esto cambiaría.
En una ocasión tras vivir muy de cerca un accidente mortal y ver como el hijo del trabajador, también trabajando en la misma obra, lloraba destrozado viendo a su padre fallecido después de haber sido aplastado por una máquina de gran tonelaje, recuerdo que, al volver a mi oficina, le dije a mi antiguo director general, D. Javier S, J., que dejaba la empresa y el sector. Su respuesta fue tajante, me impactó y me animó a seguir intentando luchar. “Nosotros estamos aquí para intentar salvar vidas, ese es nuestro trabajo y nuestra obligación”. Pensé, es cierto, pero la cruda realidad es que todos los trabajadores cuando nos ven llegar a los prevencionistas a la obra, en lugar de vernos como alguien que únicamente quiere asesorarles y ayudarles, en realidad, nos ven como el enemigo público número uno.
Visitas a obras para evitar irregularidades
Creo que en la actualidad siguen y seguirán produciéndose continuamente accidentes de todo tipo en nuestro país. Que los prevencionistas ejecutamos visitas a obra para intentar que no se comentan irregularidades, que pierdes muchas horas poniendo y dejando todo en orden en esta. Pero que, en cuanto te das la vuelta y la abandonas, a los cinco minutos todo vuelven a ser imprudencias y terminas pensando, ¿y para qué sirve mi trabajo? Pienso que la única solución sería poner un vigilante a tiempo completo controlando a cada trabajador, pero eso es algo que no tendría sentido y que económicamente sería insostenible.
Y lo peor de todo, como comento a muchos compañeros del sector y a los propios trabajadores: no es la multa, que para eso están los seguros de RC, ni que termines imputado por lo penal, y puedas terminar en la cárcel, sino cuando tu cabeza comienza a pensar, ¿y podría haber hecho yo algo más para que no hubiese ocurrido esto? Lamentablemente lo he sufrido en mis propias carnes y es una sensación horrorosa, que sólo con el tiempo eres capaz de superar. Aunque siempre queda ahí.
Para finalizar, tan solo puedo pensar en voz alta y decir que creo que la prevención de riesgos laborales, al igual que tratan el tema de los accidentes de tráfico en este país, es que, en los colegios, desde que eres un niño, fuera una asignatura más y concienciar a nuestros pequeños. Inculcarles del riesgo que correrían con estas malas practicas en las obras. Y creo que se enfrentarían a su jornada laboral anteponiendo su seguridad a la producción, tal y como ocurre hoy en día.