Desde hace unos años acá, el torniquete arterial es la comidilla de todas las personas que nos dedicamos a la emergencia en cualquiera de sus variedades. Denostado, alabado, temido, y sin embargo siempre presente, ha pasado de ser “la bestia negra” dentro de los botiquines profesionales a figurar como un elemento imprescindible dentro del mundo de las emergencias y la seguridad. Pero, ¿qué ha sucedido para este cambio tan radical?
Cuando hablamos del torniquete arterial nos estamos refiriendo a un útil tipo torno que al realizar un par de fuerzas sobre sus extremos comprime de forma circular la zona de una extremidad cuando esta presenta una herida con un sangrado abundantemente y potencialmente exanguinante de manera que todo el paquete muscular cierra la luz de las arterias y venas contra el hueso o huesos del miembro, consiguiendo cerrar el aporte de sangre a dicha lesión y, aquí está otro de los problemas, también el retorno venoso. Gracias a esta técnica podemos evitar que dicho sangrado acabe con la vida de una persona por exanguinación aunque podrían presentarse otros problemas posteriores en el miembro si dicho torniquete no se aplica correctamente.
Bajo el principio universal de “primum no nocere[1]”, se consideró el torniquete arterial como “una herramienta peligrosa[2]” incluso en manos de los técnicos de la asistencia pre-hospitalaria, siendo siempre el último recurso a utilizar ante la ya indicada hemorragia exsanguinante: “solo utilice el torniquete en caso de una amputación del miembro con gran sangrado o hemorragia realmente incontrolable (…) y siempre que tras haber aplicado infructuosamente todas las medidas anteriores de hemostasia[3]”. Quizás por el uso inadecuado o bien por el excesivo tiempo que podía pasar entre que éste era colocado y retirado o no retirado correctamente en un entorno sanitario, podrían ser las causas de los problemas colaterales que surgían, tales como “lesiones musculares, nerviosas y vasculares, con un síndrome denominado parálisis del torniquete. Además, también es conocida la lesión isquémica irreversible del miembro en los casos en los que el torniquete se mantiene colocado durante más de 6 horas (…) [4]”.
Los diferentes estudios realizados sobre el terreno, generalmente en zonas de combate como Irak (Operation Iraqi Freedom) donde se estima que se podían haber evitado “hasta el 50% de las muertes debidas a una hemorragia aislada en extremidades[5]”, la disminución de los tiempos de respuesta y traslado de los servicios de emergencias pre-hospitalarias (el tiempo de respuesta global en 2020[6] del SAMUR-PC de Madrid estaba en 9 minutos con 23 segundos), la fácil disponibilidad de material de auto aplicación y las conclusiones a las que han llegado los expertos[7] en cuanto a la primera asistencia a los heridos en escenarios urbanos, a resulta de atentados terroristas, tiroteos u otro tipo de incidente de múltiples víctimas indiscriminado (IMVI) permiten indicar que la enseñanza y utilización del torniquete arterial es hoy día una obligación, no sólo dentro del ámbito profesional para el personal de emergencias y seguridad sino también para el público en general y así evitar que una hemorragia acabe con la vida de una persona.
Se ha popularizado en todos los ámbitos de las emergencias y la seguridad los torniquetes militares de uso individual y personal que permiten una ejecución muy rápida y la autocolocación: son los tipo CAT (Combat application tourniquet). Como indica Castellanos[8], “el torniquete es un elemento que no puede faltar en ninguno de los botiquines individuales de combate (…)”.
Precisamente, junto con el torniquete, se ha adoptado también el botiquín individual como un elemento más de la equipación de estos profesionales. Son los llamados botiquines IFAK (‘Individual firs aid kit’) que contienen en un reducido espacio todos los elementos necesarios para aplicar, o aplicarse, los primeros cuidados en caso sufrir o una hemorragia potencialmente exanguinante, un trauma torácico abierto, e incluso una cánula nasofaríngea en caso de trauma facial o una complicación respiratoria.
Conclusiones
Tras los estudios realizados, “la relación clásica de técnicas de compresión del punto sangrante, la elevación del miembro afectado, el vendaje compresivo, la compresión de la raíz arterial y el torniquete, en último lugar, están desfasados debido a la nueva evidencia científica al respecto[9]”.
Las guías y manuales más representativos de la asistencia prehospitalaria, tanto militar como civil (ERC, PHTLS, TCCC, Protocolo Ibero, etc.), se hacen eco de la utilización del torniquete como medida adecuada para evitar la muerte por sangrado en extremidades y “en escenarios complejos para la evacuación o con riesgo (…)[10]” así como “en atención a víctimas con hemorragias externas en IMV en los primeros momentos de la asistencia[11]”.
Otro punto a su favor es la facilidad para la colocación (ver al final del texto la imagen de la publicación “Stop the bleed. Sava a live” del Colegio Americanos de cirujanos), aunque no debemos olvidar la enseñanza con medios de fortuna, ya que no es una técnica complicada de realizar.
Y, en mi humilde opinión, todos los profesionales de las emergencias y servicios de seguridad deberíamos llevar un torniquete en un bolsillo, al menos, por si lo necesitamos nosotros mismos.
Bibliografia.
– Castellano Fajardo, E.F; “Desarrollo del botiquín individual de combate en las FF. AA. españolas”; Sanid. Mil. vol.75 no.3 Madrid jul./sep. 2019 Epub 20-Ene-2020
– SAMUR – Protección Civil · Manual de Procedimientos. 1ª Edición.
– SAMUR – Protección Civil · Manual de Procedimientos. Edición electrónica 4.0
– Doyle, G.S.; P. Taillac, P; “Los torniquetes: una revisión de sus indicaciones actuales con propuestas para la ampliación de su uso en el contexto pre-hospitalario.” Peter PREHOSPITAL EMERGENCY CARE (ed. esp.), VOL 1, NÚM. 4, 2008
– Gonzalez Alonso, V.; “Un nuevo escenario. El consenso Hartford y la Emergencia civil.” https://www.researchgate.net/publication/326658576
– Colegio Americano de Cirujanos; “Stop the bleed. Salve una vida: lo que debe saber para el control de una hemorragia”. 2017
– Sánchez Silva, J; Empaquetado de heridas. Zona TES. 2017. Vol 6, número 4
– VV.AA; “Traumatismos. Fisiopatología, diagnóstico y tratamiento”. Fundación MM de investigación médica. Madrid 2005
Referencias.
[1] Locución latina atribuida a Hipócrates: Primero no hacer daño.
[2] Los torniquetes: una revisión de sus indicaciones actuales con propuestas para la ampliación de su uso en el contexto pre-hospitalario. Gerard S. Doyle, MD, MPH, Peter P. Taillac, MD. PREHOSPITAL EMERGENCY CARE (ed. esp.), VOL 1, NÚM. 4, 2008.
[3] Manual de procedimientos SAMUR-PROTECCIÓN CIVIL. 1ª Edición. Madrid.
[4] Idem 2.
[5] Sánchez Silva (2017).
[6] https://www.madrid.es
[7] Gonzalez Alonso, V.; “Un nuevo escenario. El consenso Hartford y la Emergencia civil.
[8] Desarrollo del botiquín individual de combate en las Fuerzas Armadas españolas; E.F. Castellano Fajardo. Sanid. Mil. vol.75 no.3 Madrid jul./sep. 2019 Epub 20-Ene-2020
[9] Idem 5.
[10] SAMUR-PROTECCIÓN CIVIL. Manual de procedimientos 4.0.
[11] Idem 9.