Los accidentes laborales son una preocupación creciente y todos los que nos dedicamos a la protección conocemos su coste humano y económico. Una proporción importante de estos accidentes se producen en los ojos, representando una pérdida temporal o permanente de la visión. Son, por lo tanto, molestias que, además de poner en peligro los ojos del operario, impiden un rendimiento total por parte de este.
Origen del riesgo
Podemos clasificar los riesgos oculares en el trabajo en 4 grupos:
- Riesgos mecánicos (impactos, astillas, perforaciones…).
- Riesgos térmicos (calor, proyecciones de metal en fusión…).
- Riesgos derivados de radiaciones (soldadura, hornos, láser…).
- Riesgos químicos (polvos, sustancias corrosivas…).
Los accidentes no son fortuitos. En la mayoría de los casos son fruto de una inexistente o inadecuada protección.
Protección ocular graduada
Para usuarios con defectos en la visión, la prevención de riesgos implica también una visión correcta. Y es que resulta impensable un trabajo cómodo y seguro sin la corrección visual adecuada. Es más, sin unas gafas perfectamente adaptadas a la corrección del usuario, el número de lesiones oculares puede ascender a un 30%.
Según la Organización Mundial de la Salud (World Health Organization) un total de 285 millones de personas necesita algún tipo de corrección visual. Según aumenta la edad de la población, se incrementa el porcentaje de personas con necesidad de graduación, siendo los mayores de 45 años el grupo más afectado. Si trasladamos esta estadística al mundo de la seguridad laboral, vemos que la protección ocular graduada es una necesidad real para una gran mayoría de la población activa.
Dentro de las ventajas del uso de gafas de protección graduadas, que van desde la comodidad del usuario hasta la propia rentabilidad para el empresario, destacamos:
- Prevención. Llevar una sobregafa/gafa de visita sobre gafas graduadas comunes no elimina el riesgo de impactos e impide que el trabajador trabaje cómodamente y, lo que es peor, que tenga una visión real y definida del entorno de trabajo.
- Precisión. Las gafas graduadas de protección permiten que el trabajador vea con mayor nitidez, ya que tienen la corrección visual adecuada a sus necesidades.
- Motivación. Con la corrección adecuada, el trabajador gana tanto en seguridad como en motivación para con su trabajo y, en consecuencia, será más productivo para la empresa.
En definitiva, la sobregafa no es una solución segura. Por otro lado, el uso de monturas de calle es altamente arriesgado ya que no protegen ni garantizan resistencia. La única solución con garantía 100% de seguridad contra los riesgos y que proporciona una visión nítida es el uso de gafa graduada de protección.
La única solución con garantía 100% de seguridad contra los riesgos y que proporciona una visión nítida es el uso de gafa graduada de protección
Posibilidades de las gafas de protección graduadas. Una gafa graduada de protección es capaz de adaptarse tanto al usuario como a las características específicas de su puesto de trabajo.
- Corrección: monofocales, bifocales y progresivos.
- Materiales: orgánico, policarbonato o mineral.
- Tratamientos: securizado, antirrayado y autolimpieza (antirrayado, antiempañamiento y repelente para polvo y suciedad).
- Lentes especiales: lentes solares, fotocromáticas, espejadas, polarizadas, de alta visibilidad, etc.
Normativa
Por último, remarcar la importancia de adquirir gafas certificadas según la normativa vigente. Estas certificaciones están hechas por los organismos específicos que ponen a prueba diferentes aspectos de la gafa: calidad óptica, resistencia a impactos, al empañamiento, etc. El resultado se puede comprobar en los certificados emitidos por los organismos y en el propio marcado de la montura y la lente.