Aunque todavía no esté tan bien implantado como merece, es de todos conocida la corriente «diseño para todos» que defiende que no hay que hacer un diseño especial para las personas con discapacidad, sin tener en cuenta al resto de la población, sino un diseño para el bienestar y la utilidad de todos, tengan o no tengan discapacidad. Es decir que, cuando nos planteemos un diseño hay que contar con todos y no hacer uno que valga para las mayorías y pensar que luego se le hará una modificación adaptada para las minorías. Está muy ligado a la «accesibilidad universal».
Algo similar necesita el mundo de las protecciones para prevenir riesgos, sobre todo laborales o de tráfico. Nos pasamos la vida diseñando protecciones y desarrollando normativas e incluso, promulgando leyes de obligado cumplimiento, y los accidentes siguen sucediendo.
Por eso, siempre he defendido y defenderé, que hay que incluir la prevención de cualquier tipo de accidentes en cualquier ámbito donde pueda ser empleado nuestro objeto, dispositivo o máquina. Reconozco que es debido a esa deformación profesional que tenemos todos los profesionales de la salud por lo que le doy tanto valor.
Y se puede ir un poco más allá: además de desarrollar su función tiene que no poner en riesgo la integridad ni de la persona que le utiliza, ni de los que están a su alrededor. Pero también hay que prestar especial atención en que su uso continuado no produzca lesiones agudas o enfermedades crónicas, es decir que sea ergonómico.
Además, tiene que dar lo mismo que esa o esas personas tengan alguna discapacidad o no la tengan, que sean niños, adultos o ancianos, que sean diestros o zurdos, que estén trabajando o de vacaciones, que el trabajo se autónomo o por cuenta ajena, en el centro de trabajo o haciendo bricolaje en casa, que sea de sexo femenino, masculino o indeterminado, que sea corpulento o pequeñito.
La corriente “diseño para todos” defiende que hay que hacer un diseño para el bienestar y la utilidad de todos, tengan o no tengan discapacidad
Ni que decir tiene que, además, tiene que ser económico para que esté al alcance de todos los bolsillos, tiene que ser duradero, tiene que ser bonito, tiene que ser fácil de utilizar, tiene que ser cómodo, tiene que ser elegante, …
Y desde el punto de vista sanitario, como ya hemos visto, es imprescindible que respete la integridad de quién lo usa, tanto por accidente como por el uso continuado del mismo, seguridad y ergonomía en el trabajo.
Por eso, queda plenamente demostrado que hay que hacer un “diseño para todo y para todos” y en esta corriente tenemos que militar todos, tanto los creativos sanitarios como los no sanitarios.
Por todo ello, si esta corriente se implanta, es muy probable que no tengamos necesidad de diseñar protecciones oculares aisladas, ni promulgar un sin fin de leyes para obligar a usarlas, ni diseñar un montón de campañas para conciencia al colectivo en cuestión.
A continuación, ponemos unos ejemplos demostrativos de cómo sería un “diseño para todo y para todos” en varios campos, laboral, deportivo y de la vida diaria enfocados todos a la protección ocular con reflexiones y razonamientos incluidos, pero antes vamos a hacer una breve reflexión sobre el uso de protecciones oculares en general y en particular las oculares: primero hay que conocerlas, luego convencerse de que hay que usarlas y que no se nos olvide ponérnoslas. Por desgracia, a veces hay conductas negligentes en las que pensamos que por una vez no pasa nada o que soy un experto y otra, las menos, pero las más difíciles de combatir, en las que se está plenamente convencido de que se puede trabajar sin ellas.
– Una radial profesional diseñada “para todo y para todos” con el fin de que no produzca lesiones oculares durante su uso, se caracteriza por lo siguiente:
- Se podría hacer que tuviera el giro inverso, para que las partículas fueran hacia delante y permita una vez mejor visualización de la línea de corte además de proteger al que la maneja, pero sería más difícil de manejar.
- Que dispusiera de una pantalla de protección mecánica y de radiaciones ultravioleta sin renunciar a una correcta visualización, pero que evite una posible proyección de partículas o salpicaduras, pero el metacrilato no serviría porque se quemaría.
- Que contase con un dispositivo acoplado a las gafas de protección o a las gafas que usen que emita un rayo láser en la zona de corte y si no es detectado por la radial está no gira, o con un dispositivo bluetooth emparejado de tal forma que si no se detectan no si encienda, pero por el elevado precio no se compraría.
- Y lo más fácil es que tenga un LED parpadeando con una alarma sonora que haya que desactivarlo, para evitar los olvidos involuntarios.
- Que las gafas o pantallas protectoras tengan un tratamiento antivaho y unos flujos de aire interiores que las mantenga sin empañarse.
- Que sean cómodas y que permitan colocarse las gafas graduadas debajo.
- Que no permita quitar el protector metálico del disco, porque en la mayoría de los modelos se puede desatornillar fácilmente.
- Incluir campañas para fomentar su uso basadas en las consecuencias, como en el tabaco o en los accidentes de tráfico cuando se ha ingerido alcohol.
Hay que incluir la prevención de cualquier tipo de accidentes en cualquier ámbito donde pueda ser empleado nuestro objeto, dispositivo o máquina
De una forma empírica, podemos asegurar que, si contase con alguna o con todas estas características, se evitarían muchos accidentes oculares.
– Un paraguas para la lluvia “diseñado para todo y para todos” que evite lesiones oculares tanto cuando está abierto como cuando se camina con él cerrado contaría con las siguientes características:
- Evitar las puntas de la circunferencia cuando el paraguas está abierto por medio de bolitas o simplemente que las varillas queden unos milímetros por dentro de la misma.
- Suprimir la punta central en los paraguas no plegables tipo bastón dejándolo a ras del cuerpo del paraguas.
Así, con un paraguas sin objetos punzantes, no habría posibilidad de perforar un globo ocular. Como es un objeto muy usado y por todo tipo de colectivos, no se conseguiría nada con campañas de concienciación ni penalizando el uso no correcto, sería más útil homologar sólo los paraguas sin pinchos y no permitir la venta de los otros.
– Aplicación del “diseño para todo y para todos” en el deporte del squash, con el fin de evitar o reducir lesiones oculares durante la práctica de ese deporte:
- Aumentar el diámetro de la bola, para que, en caso de impactar en la cara, el traumatismo sobre el globo se vea reducido por el reborde orbitario.
- Acompañar las raquetas de unas gafas protectoras de diseño bonito, que no se empañe con el sudor, que no se muevan con los movimientos bruscos y que permita una óptima visualización de la pelota tanto en interiores como en exteriores, con luz artificial o natural y que evite los deslumbramientos del sol y de los focos.
- Si además se le añade que cuente con un dispositivo bluetooth emparejado con la raqueta, que emita una alarma si no ha sido detectado, sería lo ideal, pero encarecería mucho el precio.
- Lo más operativo es que en los botes de pelotas y en la raqueta haya unas pegatinas recordatorias del uso de gafas protectoras, de sus beneficios y del riesgo de no usarlas.
Así la prevención de accidentes oculares se consigue por una doble vía, modificando la pelota y evitando el olvido de ponerse las gafas protectoras cuando vayamos a jugar.
Para concluir con este artículo, queremos concienciar al lector de los beneficios de un “diseño para todo y para todos”, que incluya los valores de la seguridad para evitar accidentes y lesiones crónicas, la comodidad para favorecer su cumplimiento, la utilidad para la que ha sido diseñado y la universalidad plural para que la puedan aprovechar todos sin requerir posteriores adaptaciones. Y esto lo tienen que tener presente todo el mundo, tanto para que lo ponga en práctica el creativo, como para que lo demande el cliente o usuario final.