En muchas actividades laborales, las manos son la herramienta principal de trabajo, lo que las convierte en una de las principales zonas del cuerpo afectada por accidentes laborales. Tanto es así que casi un 21% accidentes laborales afecta a las manos de los trabajadores.
Según los últimos datos anuales completos publicados por el Ministerio, en el año 2018, las manos y los dedos fueron las partes del cuerpo afectadas en mayor medida por los accidentes laborales con baja.
Como podemos observar el gráfico 1, los accidentes en jornada de trabajo con bajas producidas por lesiones en las extremidades superiores ascienden a 197.198 de los 532.977 accidentes totales en 2018, lo que supone el 37% de los accidentes totales en jornada de trabajo con baja, porcentaje que se ha mantenido más o menos estable en los últimos años.
Analizando los datos más al detalle, nos encontramos la siguiente distribución de los accidentes con baja dentro de las extremidades superiores: en primer lugar, los dedos y manos aglutinan el 54% de los accidentes con un 36% y 18% respectivamente; en tercer lugar, el hombro, que acumula un 15%, seguido del brazo con un 15% y la muñeca con un 12% de los accidentes.
Ahora bien, ¿cómo han evolucionado este tipo de accidentes en la última década?
El número de accidentes con baja en jornada en manos y dedos desde 2008 a 2013 se redujo un 50,6%, pasando de 159.959 a 77.275 accidentes. Sin embargo, vemos, en la tabla 1, cómo en los últimos seis años se ha roto esta tendencia y se ha producido un incremento continuado del número de accidentes, en el periodo de 2013 a 2018, del 38,4%, pasando de 77.275 a 106.964 accidentes. Esta tendencia alcista la podemos observar visualmente en el gráfico 3.
Es preciso identificar los riesgos existentes en los puestos de trabajo que puedan afectar a las manos (incluyendo los dedos)
La importancia de los accidentes en las manos y los dedos respecto al conjunto de accidentes de trabajo con baja en jornada en términos porcentuales también la podemos ver reflejada en los datos incluidos en la tabla 1, donde observamos que, al igual que pasa con el número de accidentes, se ha producido un incremento del año 2014 al 2018 del 7,4%. Esto supone que este tipo de accidentes suponían un 18,68% del total en 2014 y han pasado a representar el 20,7% del total de accidentes con baja en jornada que se producen en España, alcanzando así su máximo histórico en cuanto a importancia de este tipo de accidentes en la última década.
Por otro lado, si analizamos cómo ha evolucionado en el periodo 2008-2018 la duración media de las bajas por accidente de trabajo en jornada en dedos y manos, como podemos ver en el gráfico 5, en el caso de las manos los accidentes han pasado de tener una duración media de 20,1 días en 2008 a 26,2 días en 2018. En el caso de los dedos la duración media de las bajas ha pasado de 21,4 días en 2008 a 26,9 en 2018. Esto supone un incremento de la duración media de las bajas de un 30,3% en el caso de las manos y de un 25,7% en el caso de los dedos.
En resumen, como hemos visto, en los últimos años, el número de accidentes en términos absolutos en las manos y los dedos se ha incrementado un 38,4%, la duración media de las bajas se ha incrementado de forma paulatina y la importancia de este tipo de accidentes en el conjunto de los accidentes de trabajo con baja en jornada ha alcanzado su máximo histórico llegando a suponer el 20,7% del total de accidentes. Es decir, que en los últimos años cada vez hemos tenido más accidentes de este tipo y con bajas más largas, por lo que podemos suponer que este tipo de accidentes cada vez son más graves.
A la luz de estos datos, y con el objetivo de afrontar la reducción de este tipo de accidentes laborales, desde Umivale queremos proponer la siguiente batería de medidas preventivas a adoptar por empresas y trabajadores:
- Identificar los riesgos existentes en los puestos de trabajo que puedan afectar a las manos (incluyendo los dedos), evaluarlos y establecer las oportunas medidas preventivas, conforme a lo establecido en la Ley 31/95 de PRL.
- Formar e informar periódicamente a los trabajadores sobre los riesgos existentes en el puesto de trabajo.
- Si las manos por las tareas desarrolladas están expuestas a sufrir un accidente (debido a impactos, cortes, atrapamientos, etc..), antes de iniciar el trabajo deben quitarse todos los accesorios que se lleven en las mismas: anillos, pulseras, relojes, etc.
- Se deben usar herramientas de mano, y no usar las manos como herramientas, por lo que deben seleccionarse las herramientas manuales apropiadas a la tarea desarrollada para evitar accidentes y problemas por exceso de uso/movimientos repetitivos. Las herramientas que se empleen deben estar en buen estado y usarse solo para lo que fueron fabricadas.
- Anteponer la protección colectiva a la individual. Cuando el resto de medidas no resulten suficientes, el EPI constituye la última barrera que tiene el trabajador para protegerse de los riesgos asociados a la tarea que esté llevando a cabo. Emplear el tipo de guante apropiado para las tareas desarrolladas (hay guantes específicos para proteger del contacto con productos químicos, altas o bajas temperaturas, manejo de objetos cortantes, etc.). Hay que revisar que los equipos de protección personal estén buenas condiciones y renovarlos en caso de deterioro.
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