En el mundo empresarial, la seguridad laboral ha evolucionado a pasos agigantados. Ha pasado de ser un requisito normativo a ser un componente fundamental de la estrategia empresarial. Desde el Servicio de Prevención Propio de Prim nos hemos sumado a esta transformación al enfocarnos en cambiar la percepción tradicional de la prevención y convertirla en una palanca de cambio tanto en los procesos productivos como en la propia estrategia del negocio.
Para lograrlo, se ha tenido que incidir en un cambio de visión de la prevención, que tradicionalmente siempre se ha asociado a una mera obligación legal, un conjunto de normas que debían cumplirse para evitar sanciones. Afortunadamente, este enfoque tan cortoplacista ha ido cambiando a lo largo del tiempo y hoy en día actuar únicamente para evitar una sanción se encuentra obsoleto.
Cultura preventiva
La aplicación práctica de este cambio de mentalidad solo es posible mediante la implicación de todos los agentes que participan a lo largo del proceso productivo. Por esta razón, es imprescindible involucrar en la cultura preventiva a toda la cadena, desde los directivos hasta los trabajadores, para hacerles entender que los avances deben realizarse de forma conjunta. Esta política transversal, que debe ser coordinada desde la prevención, basa su éxito en hacer el cambio atractivo a todos los niveles, alineando los objetivos preventivos con los objetivos estratégicos. Así, logrando la colaboración de la dirección, no solo garantizamos una protección efectiva de las personas, sino que también contribuimos al éxito del negocio a largo plazo.
Esta nueva función de agentes del cambio adoptada por los departamentos de prevención permite expandir la visión transaccional basada en la compatibilidad de la seguridad con la prosperidad. Un entorno seguro en el ámbito laboral puede ayudar al posicionamiento de la organización frente a sus competidores, contribuir a la generación de una imagen positiva de la marca, generar engagement, mejorar procesos productivos y atraer el talento. Porque una empresa que busca cuidar de las personas es una empresa atractiva, tanto para los trabajadores como para los clientes.
El bienestar como palanca de cambio
Uno de los cambios más profundos que ha tenido la prevención es la inclusión del bienestar dentro de su ámbito de acción. Esta tercera disciplina, mucho más amplia y con una visión de la prevención que va más allá de la norma, permite la generación de un entorno más distendido y amable, dotando de mayor protagonismo a la creatividad en las acciones preventivas. El hecho de poder abrir la mente en un tema tradicionalmente encorsetado a la ley como la seguridad, hace posible abordar el cuidado personal desde un ángulo diferente: el bienestar nos permite pasarlo bien mientras mejoramos nuestra seguridad y salud.
Durante mi experiencia en Prim, siempre hemos buscado utilizar el bienestar como una palanca de cambio a través de la realización de acciones con las que concienciar sobre la prevención, dando a conocer el área de una forma cercana y ayudando al fomento de un entorno saludable, tanto a nivel laboral como a nivel personal. Entre las acciones llevadas a cabo encontramos jornadas sobre el cuerpo y las emociones, patrocinio en carrera deportiva, jornadas sobre conducción vial, árbol navideño de EPI´s, jornadas de escuela de espalda, clases de pilates para puestos de producción, yincana navideña sobre seguridad, talleres de alimentación saludable, etc. Todas estas acciones buscan fomentar la prevención a través de sus tres especialidades, entrelazándolas para generar sinergias entre la seguridad, la ergonomía y la psicosociología, y la higiene industrial.
La diversidad existente entre las diferentes especialidades de la prevención hace que los riesgos a los que nos enfrentamos durante nuestra jornada laboral puedan llegar a ser muy diferentes entre sí. No solo cada puesto de trabajo es único, sino que además cuenta con una gran cantidad de variables que pueden afectar de una manera u otra al desarrollo normal de cada actividad. Debido a esto, existe una individualización de la prevención que multiplica las labores, ya que, para extender el bienestar a todos los trabajadores, debemos conocer cada una de sus casuísticas. Por esta razón, la polivalencia, la creatividad y la comunicación efectiva son cualidades necesarias para los técnicos en prevención de riesgos laborales.
Gracias a estas cualidades, desde los departamentos de prevención de las empresas podremos convertirnos en agentes del cambio, de modo que podamos expandir la nueva visión de la prevención. Utilizaremos la polivalencia para garantizar la adecuación de la seguridad, la creatividad para animar a los trabajadores a integrar los valores preventivos dentro de los suyos propios, y la comunicación efectiva para trasladar los beneficios de una empresa saludable, desarrollando el negocio tanto a nivel interno como externo. Mediante estas habilidades, potenciaremos el bienestar como palanca del cambio y conseguiremos que el sector siga evolucionando, mientras continuamos reenfocando la imagen de la prevención.