El SARS-CoV-2 sigue en expansión y hace necesario el establecimiento de medidas de prevención, higiene y promoción de la salud adicionales a las que las organizaciones ofrecen de modo habitual a sus empleados.
La formación se ha consolidado como el medio más efectivo para que los trabajadores sean conscientes de las prácticas de higiene y de prevención de riesgos laborales necesarias ante esta situación. Más aún cuando la COVID-19 ha supuesto un cambio radical de nuestros comportamientos a nivel tanto personal como profesional.
La realización de cursos, talleres, charlas y seminarios relativos a la COVID-19, correctamente aplicados y apoyados en su mayor parte en metodologías de formación elearning u online, han ayudado a: extender la mejora de la higiene personal, como con el lavado y desinfección de manos; la concienciación en el uso permanente de mascarilla o guantes cuando sea necesario; el uso de ropa y calzado adecuados; el desplazamiento al puesto de trabajo con las mejores garantías de seguridad; y el aprendizaje y puesta en marcha de las estrategias organizacionales para la reducción del contacto físico y manejo básico de herramientas que ayuden al teletrabajo, si nuestro puesto de trabajo y organización nos lo permite.
Sin embargo, la incertidumbre continua que se vive ante el riesgo de sufrir una enfermedad todavía desconocida, situación que se está alargando en el tiempo, genera un desconcierto que afecta a las condiciones psicosociales de toda la población, con situaciones de angustia y ansiedad. Es necesario dar un paso más, haciendo evidente en las organizaciones la necesidad de abordar el cambio de los comportamientos de riesgo mediante métodos especializados en el comportamiento humano, como puede ser a través del coaching preventivo.
Herramienta para superar actitudes y creencias
El coaching preventivo, como herramienta que acompaña a un equipo de trabajo a superar actitudes o creencias que le impiden actuar con seguridad y salud en su trabajo, puede mejorar la calidad de vida de los trabajadores y reducir el estrés derivado de esta crisis sociosanitaria interiorizando comportamientos positivos y seguros. También puede ayudar a propiciar un cambio de conducta preventiva en los trabajadores, para que estén continuamente concienciados sobre la necesidad de cumplir las medidas mínimas de protección ante la COVID-19 (mascarilla, gel antiséptico, etc.), evitando que sientan una “falsa seguridad” propiciada por la confianza debida al tiempo de convivencia con el virus, incluso, en muchos casos, sin sufrir directamente sus consecuencias.
Para lograr el cambio de conducta mencionado, el coaching preventivo debe estar integrado dentro del plan de PRL de la organización, anticipándose a los riesgos mediante un análisis de las situaciones laborales y del grado de conciencia preventiva que tiene cada trabajador. Esta técnica permitirá que todos los trabajadores tomen conciencia sobre las responsabilidades de sus acciones, decisiones y conductas en materia de PRL, a la vez que estén correctamente formados y obtengan los conocimientos necesarios para identificar los riesgos y aplicar las medidas de protección necesarias. Esto es fundamental en esta crisis sanitaria, en la cual la actitud responsable de cada uno de nosotros, siguiendo todas las medidas preventivas definidas frente al SARS-Cov-2, es clave para minimizar la probabilidad de contagios.
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