El mercado laboral es cada día más exigente para los profesionales de todas las especialidades. Estas exigencias, que buscan cada vez alcanzar objetivos más elevados, pasan por suponer grandes esfuerzos a los trabajadores.
El reto al que éstos se enfrentan a diario, en jornadas laborales variables en torno a las 40 horas semanales, puede ser mayor en la realidad cuando no cuentan con un adecuado equipo de trabajo. En esos casos, estas exigencias además de suponer un reto, son desafío para su salud.
Nuestro calzado y nuestro pie: una herramienta de precisión
El calzado laboral es un calzado diseñado para trabajar y tiene los objetivos de proteger el pie y el miembro inferior, así como prevenir accidentes y minimizar el impacto que las largas jornadas y las diversas actividades laborales, tienen sobre nuestra salud. Por esto, su correcta elección es el mejor compañero de trabajo.
Son el aliado en las situaciones hostiles que encontramos en nuestro trabajo. Protegen de compresiones, cortes, conducciones eléctricas, derrames, deslizamientos y otros factores adversos. Además, nos ayudan en la bipedestación prolongada, la deambulación continua o la estabilidad en cualquier superficie.
Todos estos riesgos y exposiciones del trabajador de forma sistemática conllevan patrones patológicos muy frecuentes en las consultas de podología. Muchas dolencias se originan por una deambulación prolongada y la bipedestación mantenida con un calzado inadecuado. Algunos ejemplos de esto son las fascitis plantares (inflamación de la fascia plantar), metatarsalgias (dolor en la zona de apoyo de los metatarsianos), halluxvalgus (juanete) , dedos en garra o martillo, onicocriptosis (enclavamiento de las uñas), onicodistrofia (degeneración de la uña), retroniquia (infección matriz ungueal), onicomadesis (despegamiento de la uña de su lecho) y patologías dermatológicas, osteoarticulares y musculotendinosas .
Características del calzado laboral, nuestro mejor compañero de trabajo
Las características que se le solicita al calzado laboral son las especificas para los riesgos de el puesto de trabajo, pero, en términos generales, también la amplitud suficiente en el ancho y largo para acomodación de los dedos, ligereza, flexibilidad, suelas semirrígidas antideslizantes, que sea transpirable, amortiguación del impacto, sujeción de tobillo adaptable, contrafuerte estable y protegido, altura de pala adecuada, puntera redondeada, horma recta, tacón de menos de 3 centímetros, plantilla extraíble, protección de todo el pie y tobillo, que nunca sean abiertos o sin sujeción.
Estos requisitos, además de proteger nuestra salud de accidentes en la jornada laboral, evitan lesiones a largo plazo en pies, tobillos, rodillas, piernas, caderas y espalda.
Asesórate con un profesional: visita a tu podólogo
Es por ello, que su elección es un tema trascendental tanto en trabajadores con pies sanos como con patología podológica presente. Los responsables de prevención de riesgos buscan la mejor elección al modelo concreto específico para cada puesto laboral y los podólogos colaboran en la mejor adaptación de los pies, sanos y enfermos, al mismo. Así, aúnan criterios y trabajan en virtud de la salud de los trabajadores.
Debemos concienciarnos del cuidado periódico de nuestros pies como herramienta imprescindible de trabajo visitando con regularidad al podólogo (como mínimo dos veces al año) y vigilando el buen estado de nuestro calzado. Si presentamos patologías (diabetes, insuficiencia venosa, artritis, artrosis, psoriasis, obesidad…) esta frecuencia debe aumentar, en función del tratamiento, y la vigilancia ha de extremarse para evitar complicaciones derivadas de las mismas.
Un calzado laboral adecuado y un buen cuidado podológico nos permitirán cumplir con nuestros objetivos laborales y también cuidará de nuestra salud y la de nuestros pies durante toda la vida laboral.