La electricidad estática es un fenómeno que vive permanentemente con nosotros: pasa totalmente inadvertido o únicamente supone una simple molestia. Sin embargo, esta puede dar lugar a una situación peligrosa dependiendo del ambiente laboral en que nos encontremos.
De hecho, una descarga electroestática en un ambiente laboral especifico puede ocasionar un riesgo de explosión en presencia de atmosferas explosivas.
Por ese mismo motivo según el Real Decreto 681/2003 sobre la protección de la salud y seguridad de los trabajadores expuestos a los riesgos derivados de la formación de atmósferas explosivas, se debe adecuar las zonas de trabajo para evitar la formación de descargas electroestáticas que puedan causar ignición de atmosferas explosivas. También existen requisitos adicionales como el uso de equipos de protección individual (EPI) destinados a ser utilizados en dichas atmósferas potencialmente explosivas, estos deberán estar fabricados de tal manera que no puedan dar origen a chispas o arcos eléctricos, electrostáticos o inducidos por impacto que pudieran encender una mezcla explosiva.
Las zonas ATEX pueden clasificarse de la siguiente forma:
- Zona 0 –Zonas donde el riesgo por aire o sustancias inflamables en forma de gas, vapor o niebla es permanente.
- Zona 1 – Zona donde el riesgo por aire o sustancias inflamables en forma de gas, vapor o niebla es ocasional.
- Zona 2 – Zona donde el riesgo por aire o sustancias inflamables en forma de gas, vapor o niebla es poco probable.
- Zona 20 – Zona donde el riesgo por aire o nube de polvo combustible es permanente.
- Zona 21 – Zona donde el riesgo por aire o nube de polvo combustible es ocasional.
- Zona 22 – Zona donde el riesgo por aire o nube de polvo combustible es poco probable.
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