Luis Coll Vera.
Luis Coll Vera Director de Operaciones Kennedgroup, S.L.

ATEX en zonas con polvo, el gran desconocido

ATEX en zonas con polvo.

Bajo mi experiencia profesional dilatada en zonas ATEX, tanto con gases, vapores y aerosoles en la industria de la fabricación de pinturas como con polvos orgánicos volátiles en la industria de la alimentación y envasado de productos químicos en polvo orgánico, he llegado a la conclusión que existe un desconocimiento sobre estos últimos.

En muchas ocasiones las industrias manufactureras que trabajan con polvo no adoptan las medidas necesarias para prevenir riesgos de explosión/deflagración, sobre todo en aquellas pequeñas y creo que es debido al desconocimiento de los riesgos.

Empezaré por la clasificación de zonas:

  • Zona 20: es aquella en la que hay o puede haber polvo combustible durante las operaciones normales de funcionamiento, puesta en marcha o limpieza, en cantidad suficiente para producir una atmósfera explosiva. Ejemplo: en molinos pulverizadores.
  • Zona 21: es aquella en la que la nube o capa de polvo es susceptible de formarse en condiciones normales de trabajo.
  • Zona 22: presencia poco probable y por cortos periodos.

A diferencia de las medidas a adoptar en ambientes con vapores/gases/aerosoles, una de las más importantes es evitar la ventilación para no levantar el polvo, situación en la que se puede producir una deflagración/explosión en contacto con una energía calorífica.

En muchas ocasiones las industrias manufactureras que trabajan con polvo no adoptan las medidas necesarias para prevenir riesgos de explosión y deflagración

La limpieza de las zonas con acumulación de polvo deberá ser constante y evitar fugas, siempre con aspirador ATEX.

Los equipos eléctricos estarán protegidos de la entrada de polvo en el grado requerido.

IP5x. Protección contra la entrada perjudicial de polvo.

IP6x. Protección total contra la entrada de polvo.

Las temperaturas superficiales máximas de trabajo de los equipos se limitará a 2/3 de la TIN o a 745 ºC menos de la TIC (es la temperatura mínima de una superficie caliente a la que el polvo depositado sobre ella puede inflamarse. Depende, entre otros factores, del espesor de la capa; una disminución de éste favorece la evacuación de calor, necesitando mayor temperatura de ignición NTP 369) para capas de 3 mm. Si son superiores se deberá disminuir dicha temperatura.

ATEX en zonas con polvo.

Determinación de la posibilidad de formación de una ATEX peligrosa

El punto fundamental para determinar la posibilidad de formación de una ATEX es el conocimiento de los pará­metros de inflamabilidad y explosividad de las sustancias y productos implicados en las diferentes etapas del proceso productivo (materia prima, productos intermedios, finales, subproductos, etc.). Las características del producto, incluyendo su explosividad, son parámetros fundamentales para el análisis de riesgo. En la tabla A se presentan los principales parámetros para la caracterización y/o categorización de la inflamabilidad/explosividad de una sustancia o producto, en función de su estado de presentación: a) gas, vapor o niebla, y b) nube de polvo en aire.

Algunos productos de uso cotidiano presentan peculiaridades importantes que deben ser conocidas, como es el caso del azúcar, que presenta en determinadas condiciones una energía de inflamación muy baja. Existen laboratorios de ensayo que están capacitados para determinar estos parámetros según la norma que proceda. A destacar, por su importancia, la interpretación de dichos resultados en las condiciones reales del proceso. Por ejemplo, los límites de explosividad definen el intervalo teórico de explosividad, pero este puede aumentar con la presión y la temperatura. La energía mínima de ignición puede reducirse considerablemente en caso de aumentar los contenidos de oxígeno o trabajar a temperaturas elevadas. La presión y aceleración máximas de explosión aumentan si hay una mayor presión inicial.

Adicionalmente, en el caso de mezclas de diferentes líquidos, la temperatura de inflamación de la mezcla puede ser inferior a la temperatura de inflamación de los diferentes componentes.

En el caso de no poder valorar la probabilidad de existencia de la ATEX, se debe suponer que está siempre presente

En el caso particular de aerosoles o nieblas de líquidos combustibles/inflamables, estos pueden formar una ATEX a temperaturas inferiores al punto de ignición. Las mezclas híbridas de nieblas o polvos con gases y/o vapores pueden formar una atmósfera explosiva incluso cuando la concentración de las distintas materias inflamables esté por debajo de su límite inferior de explosividad. En este caso, adicionalmente, debe evaluarse el riesgo de que los equipos de detección se vean afectados de manera adversa por alguna de las fases (p. ej. “intoxicación” de los catalizadores por nieblas).

Un gas puro confinado o un sólido pulverulento depositado en forma de capa no representan el mismo riesgo que cuando están dispersos en la atmósfera. Para el caso de nieblas y polvos, se considera que se puede formar un grado suficiente de dispersión para formar un ATEX si el tamaño de las gotas o partículas es inferior a 1 mm. En el caso de los polvos, los límites de explosión no tienen el mismo significado que los de los gases y vapores. Las nubes de polvos no suelen ser homogéneas, por lo que la concentración de polvo puede variar de forma importante de un punto a otro de la nube.

En general, siempre que se puedan producir capas, depósitos o acumulaciones de polvo inflamable se debe considerar que existe posibilidad de que se forme una ATEX. En adición, se debe tener también en consideración las propiedades de los subproductos de reacción, así como de los agentes químicos resultantes de reacciones de descomposición, reacciones indeseadas, etc. Por consiguiente, la probabilidad de que se forme un atmósfera explosiva no debe considerarse en una sola ocasión y adoptando un punto de vista estático, sino que también es preciso tener en cuenta todas las condiciones de funcionamiento que puedan derivarse del proceso de transformación.

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