El Centro de Ciberseguridad Industrial y las revistas Seguritecnia, Red Seguridad y Formación de Seguridad Laboral organizaron los pasados días 29 y 30 de marzo en Barcelona la I Jornada de Seguridad en la Industria 360º, contando como patrocinador principal con Trablisa, además del patrocinio de Axis Communications, Everis, GMV, CYRITY e Iberext y el copatrocinio de Previnsa, Seat y SOS Alarmas.
ASEPAL, AEPSAL, CEPREVEN, Continuam, ADSI, ACAES, PESI y la Fundación Borredá colaboraron en este evento.
La inauguración corrió a cargo de Ana Borredá, (Borrmart, S.A.); José Valiente (Centro de Ciberseguridad Industrial); Andrés Sanz (Guardia Civil); Maite Casado (Generalitat de Catalunya); Manuel Yanguas (Cuerpo Nacional de Policía); y Carles Castellano (Mossos d’Esquadra).
Los riesgos en la industria, Security, Safety y la seguridad corporativa, contra incendios y ocupacional fueron los temas que protagonizaron las ponencias e intervenciones de los expertos que participaron en este evento.
En concreto, el día 30, Enrique González, redactor jefe de las revistas Seguritecnia y Red Seguridad, moderó una mesa vinculada directamente a la seguridad y la salud laboral.
Previnsa: los planes de autoprotección
Pedro Arias, gerente de Previnsa, abrió el debate explicando que los éxitos y los buenos resultados logrados en torno a la seguridad industrial se deben a que la normativa es cada vez más exigente y a la iniciativa por parte de la empresa privada a la hora de invertir en este sector. Además de la contribución relevante de los medios disponibles para reforzar la seguridad, “el factor humano es lo importante, ya que es un recurso que se puede trabajar, mejorando la eficacia del planteamiento en torno a la seguridad”, subrayó Pedro Arias.
En cuanto a la formación de personal en la industria y en la esfera de la autoprotección, “no hay normativa ni estándar, no se establece el alcance: hay que partir de la buena predisposición del empresario, convencerse de que es preciso gastar recursos en formación y nosotros como consultoría convencemos a las empresas de las bondades de esa formación”, manifestó Pedro Arias. El gerente de Previnsa insistió en que son necesarios unos estándares de referencia, ya que “quedarse en formación teórico-práctica adecuada y suficiente nos genera problemas puesto que cuando surgen sucesos complicados dudamos” ante la ambigüedad e inconcreción planteada por la adecuación y la suficiencia.
Seguidamente, Esmeralda Gutiérrez, directora técnica de Previnsa, explicó la experiencia de un accidente en una industria química asturiana en la cual debido a una buena implantación del plan de autoprotección se evitaron importantes daños materiales y humanos.
Esmeralda Gutiérrez ilustró a los asistentes acerca de las actividades desarrolladas por Previnsa, una consultoría de emergencias asturiana que con sus servicios responde a las necesidades de autoprotección existentes. En un primer momento, tal y como detalló la experta, “realizamos la elaboración del plan, basándonos en la normativa, identificando sus riesgos internos y externos; a continuación, cuantificamos los medios materiales existentes en el establecimiento para hacer frente a las emergencias y formamos y organizamos los equipos de emergencia ante posibles situaciones de riesgo”.
En el caso concreto de la industria química objeto de la ponencia, se establecieron protocolos de emergencia y de evacuación con el objetivo de actuar de una manera coordinada y organizada. Así mismo, como apoyo al plan de autoprotección, se elabora un informe de adecuación que refleja el estado actual del establecimiento a la normativa vigente.
Y es que los tres pilares fundamentales del éxito en la implantación del plan de autoprotección son informar, formar y realizar simulacros. La información destinada a trabajadores y usuarios “debe ser relevante, ofreciendo a cada uno lo que le interesa”, matizó Esmeralda Gutiérrez, añadiendo que en el proceso de formación “se designan equipos de intervención a los que hay que capacitar y habilitar para que puedan actuar en el caso de que produzca una emergencia “. Esta formación debe ser específica, eminentemente práctica y preferiblemente “in situ” –en la propia instalación–. El reciclaje periódico de la formación constituye un factor indiscutible en la adquisición de habilidades para manejar equipos de lucha contra incendios.
En torno a los simulacros, la directora técnica de Previnsa argumentó que “con ellos conseguimos evaluar los planes de autoprotección, los procedimientos de actuación, la intervención de los equipos de emergencia y el funcionamiento de los medios de protección contra incendios”. Para que los simulacros –internos y externos– sean eficaces, deben efectuarse en escenarios reales con la cooperación de bomberos y de la Policía local, para que exista una coordinación en caso de que las situaciones de emergencia se produzcan.
A continuación Esmeralda Gutiérrez describió pormenorizadamente el accidente ocurrido en 2009 en la mencionada industria química asturiana, un incendio en un tanque de naftalina que produjo una nube tóxica. Los pasos que se siguieron fueron la activación tanto del plan de emergencia interior y exterior –este último tras la comunicación al Servicio de Emergencias del Principado de Asturias (Sepa)– como del pacto de ayuda mutua integrada por empresas que tienen la obligación de prestar auxilio con medios materiales y humanos.
Como consecuencia de una buena implantación y de un adecuado mantenimiento del plan de autoprotección, los equipos de intervención interna actuaron eficazmente, de forma coordinada, logrando confinar el incendio en una zona determinada de la factoría, evitando que se propagase a otras adyacentes y minimizando los daños materiales y humanos (siendo el cómputo final 4 heridos leves).
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