El sector de los profesionales de la voz incluye a los locutores, cantantes y actores, pero también a los docentes, monitores, guías culturales, camareros o cualquier otro trabajo que implique el uso continuado de la voz a lo largo de varias horas. Este grupo incluye al teleoperador, expuesto a una serie de riesgos laborales que te explicamos a continuación.
Teleoperador: qué es y qué hace
En nuestra era de la información, los servicios digitales de atención automatizada, las redes sociales y las aplicaciones móviles ofrecen la posibilidad de hacer gestiones simples sin necesidad de mantener contacto con un empleado humano. Ante la circunstancia de tener que acudir a organismo o empresa, el 80% de las personas elige hacer el trámite por teléfono, priorizando la inmediatez frente a las perspectivas de aguardar una contestación por correo electrónico o pasar un buen rato tecleando en un chat. Por este motivo, un número creciente de entidades tiene un centro de atención telefónica o centro de llamadas a disposición del público.
Un teleoperador es un profesional especializado en atender a usuarios o clientes a través de un canal telefónico. El teleoperador es una pieza básica del canal de atención al público. El objetivo de dicho perfil es encauzar las preguntas o dudas con la mayor prontitud y amabilidad. Adicionalmente, también puede encargarse de tramitar y solucionar las reclamaciones.
Principales riesgos de la profesión de teleoperador
- Lesiones musculoesqueléticas debidas a la repetitividad de movimientos y a las posturas estáticas.
- Complicaciones auditivas por el volumen excesivo de los cascos.
- Daños en cuerdas vocales por las largas horas de uso de la voz.
- Estrés por la exigencia de coordinación de tareas mentales y excesos de información.
- Riesgos psicosociales por la interacción constante con un público a menudo agresivo.
Medidas preventivas en centros de atención telefónica
En este sentido, conviene adoptar estrategias de prevención de patologías y complicaciones de origen laboral que puedan resultar de las prácticas oficinescas poco saludables.
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- Aplicar la normativa de adjudicar un espacio de 2 metros cuadrados a cada teleoperador, invariablemente, sin pretender reduciendo en base al número de trabajadores de la empresa.
- Configurar el lugar de trabajo en base a la ergonomía: objetos físicos (mesas, sillas, auriculares, ordenadores) adaptados a las características cada empleado, minimizando los riesgos musculoesqueléticos
- Atención a la posición corporal sobre el asiento, priorizando la columna vertebral recta y paralela al respaldo.
- Habilitar el espacio de trabajo para que el nivel de ruido no supere los 55 decibelios, el estándar máximo para no interferir las conversaciones próximas.
- Mantener el volumen de los auriculares a la mitad del máximo nivel de potencia, impidiendo una exposición continuada al ruido que pueda dejar secuelas físicas.
- Garantizar una iluminación adecuada que reduzca al mínimo la fatiga visual y postural de los teleoperadores
- Utilizar tecnologías de amplificación de la voz, herramienta básica de los teleoperadores, evitando la sobreutilización e impartiendo técnicas para una correcta utilización.
- Organizar pausas laborales a intervalos regulares para aligerar la carga de trabajo, siendo lo idóneo un descanso de diez minutos cada hora
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