Grandes cambios están dandose en el sector del transporte, tanto de personas como de mercancías. La necesidad de convertirlo en sostenible ha causado una serie de fulgurantes cambios, como aquellos consecuencia de el crecimiento de los vehículos eléctricos, de los que nacen unos riesgos hasta ahora desconocidos. Esa es la conclusión que se desprende del estudio “Análisis de los riesgos emergentes en el empleo verde: una guía práctica” publicado por ANEPA, enmarcado en el el VI Plan Director de Prevención de Riesgos Laborales de la Comunidad de Madrid que a través del Instituto Regional de Seguridad y Salud en el Trabajo.
Según El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, del Ministerio para la Transición Ercológica y el Reto Demográfico, España quiere disponer de cinco millones de vehículos eléctricos en 2030 y marca como cifra intermedia los 250.000 vehículos eléctricos para 2023. 4,5 millones en tan solo 7 años.
Un reto que no solo afecta a las infraestructuras, ni a la mentalidad de la sociedad, sino también a la forma de entender el transporte. Un sector vital para la economía, abocado a un cambio radical que, según el estudio, obligará a replantearse la forma de garantizar la seguridad y la salud laboral de una actividad cuya ecologización, según la Organización Internacional del Trabajo, puede propiciar la creación de 15 millones de empleos en todo el mundo.
El estudio publicado por Asociación Nacional de Entidades Preventivas Acreditadas (ANEPA) advierte de los nuevos riesgos emergentes a los que se enfrenta un sector que actualmente afronta la búsqueda de la eficiencia y sostenibilidad tanto en la producción, como en el empleo de los nuevos vehículos en los nuevos corredores de mercancías. Retos que pueden generar riesgos psicosociales tales como el de la fatiga mental, por ejemplo, con la búsqueda de rutas de reparto más cortas y eficientes.
Aunque en 2020 en España se matricularon solo 8 camiones eléctricos, el director general de una multinacional de fabricación de estos vehículos aventuró que “en 2030 el 50% de nuestras ventas en Europa se corresponderán con camiones eléctricos”. Esta electrificación supone un nuevo riesgo derivado del empleo de nuevas fórmulas energéticas ya que manejar voltajes superiores a los 110v puede tener un desenlace fatal y los vehículos electricos superan los 650 v.
El estudio, advierte de los riesgos que conlleva, entre otros procesos, la fabricación de las nuevas baterías e incide en la necesidad de un análisis exhaustivos de los nuevos y desconocidos peligros derivados el empleo de nuevos agentes químicos y nanomateriales implicados en la fabricación de, por ejemplo, camiones más ligeros y eficientes.
Eficiencia vs. seguridad
En 2014 la ONU reconoció la importancia de crear “corredores de transporte ambientalmente racionales, seguros, eficientes, fiables y asequibles”. El informe publicado por ANEPA revela que en la persecución de esa eficiencia se puede comprometer la salud y seguridad laboral.
Por ejemplo, advierte que en el diseño de los nuevos vehículos se persigue la reducción de la fricción con la configuración de puestos de conducción que podrían ver comprometida su visibilidad o comodidad o también el empleo de nuevos neumáticos que reduzcan el rozamiento con el asfalto y por tanto una menor adherencia.
El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima recoge la intención de aumentar el tamaño de los vehículos de transporte hasta en un 10%, que podrán alcanzar los 4,5 metros de altura y las 44 toneladas de Masa Máxima Autorizada con lo que también se puede ver afectada la carga de trabajo del transportista.
Sin olvidar, como recuerda el estudio publicado por ANEPA, los peligros que la incorporación de las TIC en el sector puede acrecentar riesgos, como el tecnoestrés o la sobrecarga mental en la formación recibida sobre el manejo y control de los nuevos medios de transporte sostenible.
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