Con la declaración del estado de alarma el pasado 14 de marzo y las medidas de contención, quedó suspendida toda actividad educativa y formativa de carácter presencial a todos los niveles de la enseñanza, incluidas las acciones formativas dirigidas a trabajadores en el ámbito laboral. Esta situación ha motivado un cambio en el modelo, llevando al uso de entornos digitales de formación.
Ante esta situación de excepcionalidad hubo que reinventarse para poder seguir formando al colectivo de trabajadores en el ejercicio de sus funciones, potenciando significativamente la formación a distancia, pero sobre todo la formación online, lo que ha obligado a virtualizar en tiempo record gran contenido de la formación presencial que se estaba impartiendo hasta el momento, para poderla poner a disposición en las plataformas e-learning.
Asimismo, la formación online ha sido de gran ayuda en estos difíciles momentos para poder canalizar toda la formación específica derivada del COVID-19, de cara a sensibilizar y concienciar a los trabajadores ante el nuevo virus, así como para difundir actualmente los diferentes planes y protocolos de reincorporación a la actividad laboral.
Por otro lado, se han empezado a utilizar otros modelos formativos que hasta ahora no estaban todavía plenamente implantados y que han conseguido ganar gran protagonismo en estos momentos, como las Aulas Virtuales.
Las Aulas Virtuales incorporan las tecnologías de información y comunicación (TIC) en los procesos de enseñanza-aprendizaje, constituyendo un modelo educativo colaborativo que permite la impartición de actividades formativas en línea, lo que facilita el contacto directo y comunicación entre formadores y alumnos en tiempo real.
Pero las Aulas Virtuales son mucho más que una simple herramienta de comunicación, sus dimensiones pedagógicas hacen que constituyan un entorno completo de aprendizaje donde encontrar e intercambiar materiales didácticos, generar foros y chats para solucionar dudas y compartir con otros alumnos, planificar el día a día de la actividad formativa con el planteamiento de ejercicios y resolución de casos prácticos. Disponen asimismo de recursos evaluadores y de registros de y actividad realizada por parte de los alumnos en el desarrollo de los cursos.
Las Aulas Virtuales además de haber sido una herramienta básica y de gran ayuda en todas las etapas, ciclos y grados del sistema educativo durante la crisis sanitaria generada por la COVID-19, que ha facilitado a nuestros niños y jóvenes el seguimiento del curso escolar, se están posicionando cada vez más también en el entorno laboral, sobre todo a raíz de que el propio SEPE, en resolución del 15 de abril, autorizara su utilización como formación presencial. Reivindicación que, por otro lado, ya se venía reclamando insistentemente con anterioridad a la crisis sanitaria.
¿Y ahora qué?
La recuperación paulatina de la actividad formativa presencial con las restricciones derivadas de las medidas para prevenir el riesgo de coincidencia masiva de personas en el ámbito laboral, distanciamiento interpersonal, protección colectiva e individual y medidas de higiene y limpieza, establecidas en el Real Decreto-Ley 21/2020, de 9 de junio, hacen que la formación online y las Aulas Virtuales se posicionen como una gran ayuda y complemento a dicha formación presencial, cuando el cumplimiento de las medidas no se pueda garantizar para la modalidad presencial.
Por otro lado, debemos aprovecharnos del gran esfuerzo realizado estos meses para la adaptación y utilización de los diferentes entornos digitales de formación, que unidos al continuo desarrollo tecnológico y aparición de nuevas plataformas de intercambio de conocimientos, deben servirnos como experiencia en el ámbito educativo, a la hora de crear nuevas metodologías, recursos y técnicas que hagan más sencillo a los alumnos la adquisición de conocimientos y habilidades que le sean de utilidad en su vida profesional y personal.
Asimismo, existen otros entornos y herramientas digitales, además de las plataformas e-learning y las aulas virtuales, como son los simuladores de formación, que generalmente se realizan desde un ordenador o dispositivo tecnológico, y que brindan una experiencia realista de aprendizaje a los alumnos, imitando procesos productivos, de gestión y de la vida real sobre los que los alumnos deben decidir, con la ventaja de no exponerse a los riesgos derivados de la actividad en la situación real y que ayudan a poner en práctica los contenidos teóricos de la formación.
Muchos de estos simuladores de formación incorporan elementos de gamificación y sistemas de competición entre los propios alumnos, haciéndolos más atractivos y consiguiendo reforzar el compromiso e implicación de los participantes en los procesos formativos.
Los simuladores, además, se pueden diseñar y adecuar a las necesidades corporativas, incorporando los procedimientos y procesos de la compañía de manera que las empresas dispongan finalmente de un modelo formativo totalmente a medida y ajustado a su propia realidad.
Se ha comprobado que el uso de entornos digitales de formación y la diversificación de actividades de aprendizaje, estimulan el interés y la participación de los alumnos en el proceso formativo e incrementan su motivación, ayudando a que el aprendizaje sea mucho más duradero
Por todo ello, estamos ante un momento idóneo en el que aprovecharnos de los diferentes entornos digitales de formación disponibles y posicionarlos de manera definitiva como un elemento fundamental y de gran ayuda en los procesos formativos de las compañías.
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