“Para construir una cultura de seguridad y salud positiva, actuemos juntos”. Este es el lema elegido en 2022 para el Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, que cada 28 de abril se conmemora a nivel internacional. Sin duda alguna, la clave se encuentra en la interacción, no solamente entre los agentes sociales, organismos, entidades y Gobiernos europeos en el ámbito de la prevención de riesgos laborales, sino del conjunto de la sociedad.
Los trabajadores se constituyen en la pieza fundamental para el éxito de las medidas de carácter preventivo, ya que de su concienciación -y de la interiorización de la relevancia de la seguridad y la salud en el trabajo como algo esencial- depende el éxito o no de esa cultura a la que aludió este pasado ‘28 de abril’.
Un equipo de trabajo comprometido permite hacer frente a las adversidades, tal y como hemos comprobado desde el comienzo de la pandemia originada por el COVID-19. Las normativas y leyes establecen unas disposiciones teóricas que deben encontrar su aplicación práctica en el día a día de los trabajadores. El bienestar laboral debe ser un añadido más, partiendo de la base de que la empresa proporciona a los trabajadores los EPIS que necesita y la formación que requiere, en un clima laboral exento de compañeros y jefes tóxicos. Todo ello pasa por una cultura de la seguridad que empape a todos, en la que sea posible un diálogo y una actitud participativa sin trabas, sin penalizar a quien quiera mejorar, con una comunicación directa.
Competitividad
Resulta del todo incuestionable que estas premisas deben llegar a todo el tejido empresarial, ya que de ellas dependen la productividad y la competitividad en el mercado. Máxime cuando aún nos vemos inmersos en una pandemia que ha trastocado la estabilidad conocida hasta el momento, poniendo en riesgo la seguridad y la salud de muchos trabajadores.
Por ello es necesario el compromiso de todos a favor de unos valores y expectativas que redunden en un beneficio colectivo, fruto de una actuación conjunta que fomente la cultura de seguridad y salud positiva que incentivó este ‘28 de abril’. No se trata de una tarea sencilla: su abordaje requiere de la colaboración estrecha entre los diferentes actores implicados, pero la recompensa merece la pena sin lugar a dudas.
La construcción de una sociedad que favorezca la seguridad y la salud laboral obliga a escuchar a una pluralidad de voces, siendo esto algo incuestionable e irrefutable. La cultura sustenta sus estratos más profundos y arraigados en un diálogo inclusivo e integrador: sin ello, alcanzar los objetivos propuestos resulta del todo imposible. Sin la implicación de la sociedad, los esfuerzos resultarán vanos.
Dos eventos
Nuestra revista se sumó a la celebración del Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo con dos eventos celebrados en el mes de abril, los cuales recogeremos en el próximo número de la revista. Por un lado, nuestro tradicional ‘Encuentros con FSL’ adoptó nuevamente el formato de jornada extendida para conocer en profundidad buenas prácticas en materia de prevención de riesgos laborales en la industria energética en una jornada que fue todo un éxito. Por otra parte, nuestra cabecera realizó una nueva edición de su Open Safety Day -en colaboración con las revistas ‘Facility Management & Services’ y ‘Limpiezas’- que en esta ocasión centró su temática en las tecnologías disruptivas, abordando cuestiones tales como la higiene, los lugares de trabajo seguros y saludables, la calidad del aire interior, la tecnología al servicio de la salud y el análisis masivo de datos para el diseño de calzado centrado en la experiencia del usuario.
De este modo, ‘Formación de Seguridad Laboral’ construye una cultura preventiva dando voz a expertos en sus respectivas áreas para sumarse al eslogan de este 28 de abril: nuestro compromiso con la PRL continúa.
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