Los participantes en las jornadas técnicas FORO SICUR afirmaron que la coordinación entre salud pública y laboral es vital en el control de pandemias. Y desvelaron que la nueva estrategia de salud en el trabajo que se está preparando actualmente tendrá muy en cuenta algunos aspectos y puntos de mejora surgidos de la experiencia obtenida en la lucha contra el covid-19 en los dos últimos años. El Salón Internacional de la Seguridad, organizado por IFEMA MADRID, se desarrolla del 22 al 25 de febrero en el Recinto ferial.
La coordinación de salud pública y salud laboral en el control de pandemias fue analizada por distintos expertos. Se trata de una sesión organizada por la Asociación Nacional de Entidades Preventivas Acreditadas (ANEPA), la Asociación Nacional de Servicios de Prevención Ajenos (ASPREN), y la Asociación Española de Servicios de Prevención Laboral (AESPLA). José Comino Pérez, Vicepresidente de ANEPA, actuó como moderador y destacó la importancia de la coordinación público-privada, el aprendizaje de los errores cometidos. También dio importancia a la identificación de puntos débiles y potencialidades de mejora para afrontar futuras pandemias.
Un problema inesperado
Marta Zimmermann, directora del Departamento de Investigación e Información del Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo, destacó lo inesperado de la pandemia. Recordó como “hace dos años empresas, ciudadanos, trabajadores y administraciones públicas nos encontramos de repente con un escenario que no podíamos imaginar ni en la peor de las pesadillas”. Añadió que “no hubo tiempo para anticiparnos en la compra de material y elaboración de protocolos”. Como consecuencia, en el segundo trimestre de 2020 el escenario era de una inactividad por paro técnico del 9%. Además había un 10% por expedientes de regulación, de un 4,3% por IT (incapacidad temporal) y de una situación de teletrabajo del 16%.
En esta situación, explicó que el INSST empezó a actuar conjuntamente con el Ministerio de Sanidad. Apoyó “la elaboración de los diferentes borradores de los procedimientos de actuación para los servicios de prevención de riesgos laborales a la exposición al covid”. Además, en el instituto “cooperamos todos al unísono en varias líneas de trabajo. Tenemos como ejemplo la elaboración de un repertorio bibliográfico con información actualizada, y publicamos una serie de directrices de buenas prácticas y documentos trasversales sobre diferentes aspectos y sobre equipos de protección para combatir y protegerse contra el virus”. Zimmermann afirmó también que “en la nueva estrategia de salud en el trabajo que estamos preparando ahora se va a tener muy en cuenta aspectos y puntos de mejora relacionados con la pandemia”.
Lecciones aprendidas
Montserrat García Gómez, jefa de Salud Laboral del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, explicó que lo primero que se plantearon cuando surgió la pandemia fue acometer su actuación en colaboración con todos los agentes que debían intervenir en combatir el problema. “Iniciamos la coordinación con el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo, las comunidades autónomas, todas las autoridades laborales y de salud, los representantes de trabajadores y empresarios, y los servicios de prevención. Y sus actuaciones se centraron en las relaciones entre salud pública y salud laboral”. Una de las lecciones aprendidas fue que “en los riesgos de transmisión del virus, hay que tener en cuenta no solo las condiciones de trabajo. También son claves las condiciones de vida de los trabajadores”.
Como principales retos de futuro, apuntó los siguientes: “integrar en la respuesta a todos los sectores porque todos hacemos salud pública; convertir los sistemas sanitarios en el sistema sanitario; analizar las fortalezas y debilidades del sistema de prevención; mejorar las condiciones de trabajo con el objetivo de alcanzar una vejez saludable; reforzar los mecanismos de coordinación alcanzados durante la pandemia por SARS Cov-2; alcanzar una reserva estratégica y producción autónoma de medios de protección; y entender la sociedad del siglo XXI”.
Procedimientos
José Ignacio Revuelta, de Novotec y representante de los Servicios de Prevención Ajenos ANEPA-ASPA, coincidió también en la importancia de la coordinación público-privada durante la pandemia, en el marco de los procedimientos que elaboraba el Ministerio de Sanidad, en colaboración con otras instituciones. “Nuestra obligación era aplicar todas las medidas de forma directa en la realidad de nuestras empresas, evaluando riesgos y diseñando estrategias preventivas. Y cuando entraba el covid, los servicios de prevención colaborábamos con el sistema público de salud y con los departamentos de recursos humanos de las empresas”.
José Manuel Gómez, miembro de la Comisión de Sanidad de ASPREN y Responsable del Área de Promoción Sanitaria de Quirón Prevención, afirmó que durante los dos últimos años “muchas autoridades sanitarias de las comunidades autónomas han descubierto la capacidad y potencialidad que tienen los servicios de prevención; han comprobado que cuentan con una gran red de centros y profesionales sanitarios, muy cualificados y con mucha información sobre las empresas, trabajadores y condiciones de trabajo, y que han permitido poner a disposición de los servicios de atención primaria y del INSST una información muy importante para valorar a las personas más sensibles al virus”.
Servicios de prevención
Juan José Muñoz, gerente de Salud de Caixabank y representante de AESPLA, afirmó que la crisis del coronavirus “nos ha hecho aprender que el trabajo en equipo es fundamental y que es importante tener información veraz”. Además, reconoció que en 2020, durante el periodo de ‘nueva normalidad’, “nos confiamos demasiado pronto”. Posteriormente, ya en 2021, se acentuó la colaboración con las organizaciones empresariales; y en la actualidad se hace más palpable “la delegación de competencias hacia los servicios de prevención y mitigación”.
Finalmente, Mauricio Ocaña, del Departamento Jurídico de la Asociación de Mutuas de Accidente de Trabajo (AMAT), puso el valor el papel de las mutuas colaboradoras con la Seguridad Social para proteger la salud de los trabajadores frente al Covid-19. “Las mutuas consideraron que lo más adecuado era establecer un mando y una respuesta únicos. Se elaboró un plan sectorial y pusieron a disposición de las consejerías de sanidad todos los medios. Entre ellos 20 hospitales, 39 quirófanos, 717 camas y 2.555 profesionales.
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