El calzado de uso profesional protege la zona del cuerpo que deberá soportar todo el peso de la persona en innumerables tipos de trabajo, durante toda su jornada laboral. Además, los datos que ofrece el Ministerio de Trabajo constatan una evolución creciente en el número de accidentes en las lesiones en las extremidades inferiores, especialmente en lesiones que afectan al tobillo.
La selección del calzado de seguridad pasa por identificar los riesgos presentes en el entorno de trabajo, con el fin de poder determinar la presencia de los elementos que deberá incorporar el calzado para proteger a los trabajadores de dichos riesgos. En este sentido, la selección del calzado, suele limitarse a establecer que se incorporen elementos como topes de seguridad, plantillas antiperforación, que el calzado sea antiestático, etc. Sin embargo, nunca debemos subestimar otras características del calzado, y que están presentes en la normativa, que redundará en una mayor comodidad a la hora de utilizar el calzado.
La importancia de considerar la ergonomía en la correcta selección del EPI
Una de las consecuencias de no tener en consideración aspectos relacionados con la comodidad y la ergonomía a la hora de seleccionar en EPI es que, las molestias excesivas a las que sometemos a la persona que va a utilizar el equipo, hagan que acabe por no usarse. En el caso del calzado, la importancia a la hora de cuidar el aspecto de la adaptación a las condiciones de la tarea y del trabajador resulta más patente que en otros tipos de EPI, si cabe. Si una persona que debe llevar calzado de uso profesional durante su jornada laboral, tiene que pasar por un auténtico calvario, por la incomodidad que supone el calzado durante toda su jornada, es posible que acabe por decantarse por otro tipo de calzado que sí que pueda llevar, aunque no le proporcione el nivel de protección que necesita. Es en este momento en el que el trabajador puede sufrir un accidente. Todo el mundo sabe de alguien al que en su lugar de trabajo han entregado el típico calzado barato e incómodo, y que pese a que cumple con la normativa, es tan insufrible que acaba por no usarlo, poniéndose unas cómodas deportivas y quedando expuesto al riesgo.
En las actuales normas armonizadas EN ISO 20345:2011, EN ISO 20346:2014 o EN ISO 20347:2012 disponemos de requisitos claves que, bien utilizados, permitirán mejorar la experiencia de uso del calzado, redundando en la mejora de las condiciones de seguridad de los trabajadores.
Requisitos clave para la mejora de la comodidad
En las actuales normas armonizadas EN ISO 20345:2011, EN ISO 20346:2014 o EN ISO 20347:2012 disponemos de requisitos claves que, bien utilizados, permitirán mejorar la experiencia de uso del calzado, redundando en la mejora de las condiciones de seguridad de los trabajadores y que veremos de forma resumida a continuación.
● Absorción de energía en la zona del tacón. Para todAs aquellas personas que deban realizar gran parte de su jornada laboral andando, de pie, o sometidas a vibraciones, es de interés seleccionar calzado que presente absorción de energía en la zona del tacón. Es un requisito opcional, que se distingue por el código de marcado (E) y que se incluye dentro de las categorías S1-S5; P1-P5 y O1-O5 de calzado de seguridad, protección y trabajo respectivamente.
● Permeabilidad al vapor de agua. Esta propiedad se relaciona con la capacidad del calzado de permitir la transpiración del pie. Es una propiedad que se mide obligatoriamente para todo el calzado de piel y que incorpora material textil. Seleccionaremos calzados con una permeabilidad al paso del vapor de agua tan alta como sea posible, sobre todo en condiciones de trabajo cálidas.
● Resistencia al agua. En condiciones húmedas, para asegurar que el pie permanezca seco, se recomienda llevar calzado que cumpla los requisitos de penetración de agua del corte, con código de marcado (WRU), o resistencia al agua del calzado completo (WR).
La apuesta por la ergonomía y la innovación en materiales que hacen muchos fabricantes de forma cada vez más decidida, hace que muchos de ellos ya ofrezcan soluciones de protección certificadas y personalizadas a personas con necesidades especiales (con amputaciones, patologías del pie, etc.). Las nuevas normas del calzado, aprobadas recientemente, incorporan métodos de ensayo específicos para este tipo de calzado.
La apuesta por la ergonomía es una de las mejores herramientas que tenemos a nuestra disposición para mejorar la protección de los pies y piernas de los trabajadores. No debemos olvidar nunca, que un calzado que sea lo suficientemente ergonómico como para que un trabajador pueda llevarlo durante toda su jornada laboral, ofrecerá la protección prevista por el fabricante durante todo el tiempo que dure la exposición del trabajador al riesgo para frente al que utiliza el EPI.