Los guantes de trabajo son un elemento fundamental en muchas profesiones. Es uno de los equipos de protección individual (EPI) más utilizados por los operarios, ya que para trabajar utilizamos principalmente las manos y por ello suele ser la parte del cuerpo que más accidentes laborales sufre, por lo que debemos asegurarnos de garantizar su protección. Sus usos son diversos, pero su función principal es proteger todas las partes de la mano frente a los diferentes peligros a los que se pueda exponer el trabajador. A la hora de elegir un tipo concreto, lo más relevante es conocer los riesgos laborales de la profesión, puesto que cada material se adapta a unas determinadas circunstancias.
Qué tener en cuenta al elegir guantes de trabajo
Aspectos como la duración de exposición al riesgo, la frecuencia con la que puede ocurrir un accidente, así como su gravedad, son factores que determinan el guante que se debe elegir para que llevemos a cabo una operación segura. Del mismo modo, el tamaño y el tacto también son determinantes para que tomemos una decisión.
Elección de la talla
Los guantes deben entrar fácilmente en la mano, pero no tienen que quedar sueltos, sino ajustados a la forma de los dedos. De esta manera, evitaremos que bailen continuamente, o incluso que puedan escurrirse y dejar la mano al descubierto.
Homologación adecuada
Una vez que tenemos claro qué tamaño necesitamos, el siguiente paso es seleccionar los materiales correctos. Cada guante de trabajo debe contar con una homologación que se adapte a los riesgos de la profesión, como ya hemos mencionado. A continuación, vamos a comentar las más importantes:
- Certificación CE. Deben tenerla todos los productos comercializados dentro de las fronteras de la Unión Europea. Con ello se aprueba su uso.
- EN 420. Se trata de una norma europea básica que deben cumplir. En este caso, solo afecta a los guantes de trabajo y garantiza que el producto tiene un pH neutro, que la talla se ha diseñado con los estándares de la UE y que no contienen sustancias alérgenas.
- EN 388 de riesgos mecánicos. Su pictograma es un martillo y se trata de una norma que marca los requisitos mínimos que debe cumplir el guante para proteger contra cortes, rasgaduras, golpes o perforaciones.
- EN 374 de riesgos biológicos. Si trabajamos con material biológico peligroso, como los virus y las bacterias, esta certificación es obligatoria.
- EN 374-1 de riesgos químicos. En esta gama existen tres divisiones. La primera es la A, que protege frente a un mínimo de seis productos. La serie B protege, como mínimo, frente a tres productos y la serie C solo es apta para la protección de un producto químico.
- EN 511 para resguardarse del frío. Las bajas temperaturas pueden causar quemaduras en los dedos. Con esta medida de seguridad evitaremos sustos y accidentes de trabajo.
- EN 407 como protección contra el En este caso, las altas temperaturas son las que deben vigilarse. Para ello, esta norma contempla los requisitos mínimos con los que deben contar los guantes para proteger de forma efectiva al trabajador frente a esta circunstancia.
Guantes para trabajos con peligro de electrocución
En esta clase de tareas, los guantes dieléctricos son los adecuados que tienen que utilizarse. Deben cumplir con otro certificado establecido por la Unión Europea. En este caso, es la norma EN 60903 para trabajos en tensión. En función del voltaje que deban soportar, se les asigna una categoría diferente.
La categoría más baja es la 00 y ofrece seguridad hasta un nivel máximo de 500 V. Es adecuada para cualquier entorno doméstico o cables de baja tensión. En el caso de los modelos de clase 4, su zona segura alcanza los 36 000 V. Por tanto, se pueden emplear en cables de alta tensión.
Al trabajar en unas condiciones tan delicadas, es crucial que hagamos un mantenimiento preventivo de estos guantes. Como máximo, cada seis meses deben ser comprobados para garantizar que siguen ofreciendo la protección necesaria frente a la corriente eléctrica.
De qué material están fabricados
Para su manufactura se emplean compuestos aislantes que impiden el paso de la electricidad. Por norma general, el composite y el látex son los más utilizados, como otros derivados del caucho. No obstante, suelen utilizarse sobre guantes de cuero para ofrecer una mayor durabilidad y resistencia de los propios guantes dieléctricos. Si trabajamos en entornos con bajas o altas temperaturas, su interior también se puede hacer con un material que aísle del frío, con es un guante de algodón o compuestos que den propiedades ignífugas para termorregular o absorber el posible sudor. De esta manera, siempre trabajaremos con comodidad.
Ya hemos visto cómo elegir unos buenos guantes de trabajo y con qué materiales se fabrican los guantes dieléctricos. Son complementos que resultan de gran ayuda a la hora de trabajar y que ofrecen una mayor seguridad. Con su uso, disminuiremos en gran medida el riesgo de sufrir accidentes de trabajo.
Fuentes:
https://www.rajapack.es/blog-es/productos/la-guia-definitiva-escoger-tus-guantes-trabajo/
https://globalproteccion.es/blog/como-escoger-tus-guantes-de-seguridad-para-el-trabajo
https://www.epibalear.es/noticia.aspx?Noticia=3290
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