Según esta orden, desde el día 18 de marzo el Ministerio de Sanidad solicitaba informes a los fabricantes y distribuidores sobre cantidad de ciertos productos en stock (EPI, aparatos médicos, desinfectantes, soluciones hidroalcohólicas, geles antisépticos…) y capacidad de fabricación diaria de los mismos.
Hemos consultado con la mayoría de los fabricantes y distribuidores afectados por esta orden y denuncian descoordinación.
Los fabricantes y distribuidores han informado puntualmente y en la mayoría de los casos no han recibido ni información ni comunicación posterior por parte de las autoridades.
No saben esos stocks de los que han informado los tienen que reservar para su uso por la administración o no. En algunos casos las empresas, los han bloqueado sin que, como decíamos, ni les hayan dado instrucciones ni nadie se haya personado a por el material, por lo que unos productos tan necesarios en esta crisis están sin usarse en almacenes.
Otras empresas han optado por seguir con la operativa que venían aplicando y dando salida a esos productos, por lo que la información facilitada en su momento queda obsoleta rápidamente.
Por otra parte, no hay instrucciones en cuanto a la prioridad en el suministro. Esto es especialmente importante por la situación de desabastecimiento generalizada a la que se enfrentan estas empresas. Ante la falta de stock o en esta situación en que la capacidad productiva limitada e inferior a la demanda, es importante cómo se reparte esos pocos productos. Ante esta falta de instrucciones, son los fabricantes y distribuidores los que están aplicando su propio criterio.
En este caso cabe destacar la profesionalidad de la mayoría de fabricantes y distribuidores que están haciendo con mucho criterio ese orden de prioridad. Están dando relevancia al sector sanitario, a otros importantes en estos momentos y, en la medida de sus posibilidades, también a sus clientes habituales de otros ámbitos para poder suministrarles un mínimo que evite el cierre.
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